Yo soy el Alfa y la Omega

Audio del Sermón
Texto íntegro:

Texto: Apocalipsis 1:1-8

Introducción

¿A quién se dirige Juan su libro? Y ¿cuál fue la razón de componerlo? Estas dos preguntas son importantes, porque tienen que ver con todos los lectores de Apocalipsis. Los primeros tres capítulos de apocalipsis informan al lector que Jesús se dirige a los miembros de las siete iglesias en la provincia de Asia: Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea.

El propósito de Apocalipsis es alentar y consolar a los creyentes en sus luchas contra Satanás y sus huestes. El libro nos da a conocer que, en este conflicto entre Cristo y Satanás, Cristo es quien triunfa y Satanás quien queda derrotado.

Las palabras introductorias de Juan en su evangelio describen a Jesús como la Palabra de Dios (Jn.1:1 “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era con Dios”), y en el versículo inicial de su primera carta de primera de Juan 1:1-3 presenta a Jesús como aquel de quien los discípulos oyeron “la palabra de vida”. En Apocalipsis afirma que Dios dio a Jesús su revelación para que se diera a conocer a Juan, Juan la escribió y se la hizo llegar a la iglesia. Es importante que distinguimos el título del último libro de la Biblia se suele llamar La revelación de Juan, en realidad es La revelación de Jesucristo. Además, habiendo recibido la revelación de Dios, Jesús se revela a si mismo a Juan en la isla de Patmos. Le dice que escriba siete cartas a las siete iglesias en la providencia de Asia. Jesús en realidad es la Palabra viva de Dios, y Juan está en la isla a causa de la Palabra de Dios y del testimonio que ha dado acerca de Jesús. Juan ha sido fiel en proclamar la revelación, la revelación de Dios en Jesucristo.

Juan comienza el primer capítulo de Apocalipsis con un prólogo doble en el que afirma primero el origen y destinatarios del Apocalipsis y luego formula una de las siete bienaventuranzas en este libro. Se identifica así mismo como Juan, y se dirige a las siete iglesias en la provincia de Asia y las saluda en el nombre de Dios, del Espíritu Santo y de Jesucristo (1:4-5). A propósito, Juan, coloca a Jesús en último lugar en este saludo trinitario, porque Juan da a conocer a Jesús como el redentor que va a volver sobre las nubes.   

Apocalipsis se compone de dos partes: 1-11 describe a la iglesia a la que el mundo persigue; los capítulos 12-22 describen el ataque de Satanás contra Cristo y la iglesia.

El Contexto

Este libro comienza con las palabras griegas, Apokalypsis (la revelación de Jesucristo).

El termino Apocalipsis viene del griego apokalypsis, que significa descubrir o revelar.  Técnicamente, la palabra apocalipsis, para los primeros lectores estaban familiarizados con la palabra griega apokalypsis, que se encuentra dieciocho veces en el Antiguo Testamento, trece veces en las cartas del apóstol Pablo. De vez en cuando, Dios revela mensajes a su pueblo, pero en Apocalipsis presenta una amplia manifestación de su revelación bíblica a Jesús.

Cuando Jesucristo comunica la revelación que ha recibido, en ese momento se convierte en su propia revelación. En realidad, el título de este libro significa que Jesucristo presenta una revelación acerca de sí mismo.

Es importante distinguir que no es un ángel quien se la transmitió a Juan, sino que a Jesús se revela a sí mismo y acerca de sí mismo. La revelación de Jesús es tanto subjetiva y objetiva.  

En versículos 1 y 4 podemos observar en este texto bíblico que fue Juan el que recibió esta revelación y escribió este libro.

Como ya hemos comentado o explicado que no es “La revelación de Juan,” como a veces encontramos en nuestra Biblia. Es “La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar á sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y la declaró, enviándola por su ángel a Juan su siervo” (v. 1). Dios es la fuente de la revelación. Dios se la dio a Jesucristo y Jesús se la reveló a Juan a través de su ángel.

Otra cosa que nos comunica este libro es que pronuncia una bendición sobre aquéllos que lo leen y “Bienaventurado el que lee…y guarda las cosas en ella escritas” (v. 3). El libro de apocalipsis nos ofrece una bendición a aquel que lee y guarda el mensaje de este libro.

Versículos 4-5a: Juan a las siete iglesias en Asia

4 Juan a las siete iglesias que están en Asia: Gracia y paz a vosotros, del que es y que era y que ha de venir, y de los siete Espíritus que están delante de su trono; 5 Y de Jesucristo, el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y príncipe de los reyes de la tierra.

“Juan a las siete iglesias que están en Asia” (v. 4a). En el versículo 11, Jesús identifica a estas siete iglesias por su nombre – son las iglesias en las ciudades de Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia, y Laodicea. Estas siete ciudades se encuentran en Asia menor (hoy día seria Turquía). En los capítulos 2 y 3, Jesús envió cartas a esas iglesias.

Había otras iglesias en Asia menor, en Troas, Colosas, e Hierapolis, pero no se nombran en el libro de Apocalipsis. No sabemos porque Jesús solo escoge a estas siete iglesias para recibir cartas. Solo podemos imaginar que las iglesias a las que envió Juan son representativas de la iglesia universal de Jesucristo. El numero 7 simboliza lo que es completo y sugiere que Jesús se dirige a todos los creyentes cristianos de todos los lugares y épocas. Aunque también puede suceder que en estas siete iglesias hay problemas particulares a los que Jesús se quiere comunicar.

“Gracia y paz a vosotros, del que es y que era y que ha venir” (v. 4b). Notamos la forma extraordinaria y hermosísima de la salutación: “Gracia y paz a vosotros, del que es y que era y que ha de venir”. Gracia es el favor de Dios que da sobre los que no lo merecen, es decir, el perdón de nuestros pecados y la dádiva de la vida eterna. Paz, es la reflexión de la sonrisa de Dios en el corazón del creyente que ha sido reconciliado con Dios por medio de Jesucristo, es el resultado de la gracia. Esta gracia y esta paz las provee el Padre, las reparte el Espíritu Santo, y las merece el Hijo por nosotros. Por tanto, la trinidad es mencionado en la salutación. Leemos literalmente: <<Gracia sea con vosotros y paz del que es y que era y que esta por venir”.

“y de los siete Espíritus que están delante de su trono” (v. 4d). La segunda fuente de gracia y paz son “los siete Espíritus que están delante de su trono.” Podemos decir que es el Espíritu Santo.

“Y de Jesucristo, el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y príncipe de los reyes de la tierra” (v. 5a). Jesucristo es la tercera fuente de gracia y paz. Este versículo vemos que incluye tres características de Jesucristo.

• Jesucristo es “el testigo fiel” – el que conoce a Dios porque “era en el principio con Dios” (Juan 1:2) – y que, por consecuencia, es capaz de testificar fielmente de Dios. Jesús les dijo a sus discípulos, “El que me ha visto, ha visto al Padre” (Juan 14:9).

• Jesucristo es “el primogénito de los muertos.” Esto no significa que Jesús fue el primero que resucitado de la muerte. Tenemos algunos ejemplos: Elías resucitó al hijo de la viuda de Sarepta (1 Reyes 17:17-24). Eliseo resucitó al hijo de la mujer sunamita (2 Reyes 4:18-37). Un hombre que fue enterrado con Eliseo, al tocar los huesos de Eliseo, resucitó (2 Reyes 13:20-21). Jesús resucitó de la muerte a la hija de Jairo (Mateo 9:18-26) – y al hijo de la viuda de Naín (Lucas 7:11-15) – y su amigo Lázaro (Juan 11:32-44). Sin embargo, la resurrección de Jesús fue diferente, porque marcó el comienzo de una nueva era con la promesa de la resurrección de los creyentes. Jesús es el primogénito de esta nueva era.

• Jesucristo es el “y el Soberano de los reyes de la tierra.” Los Reyes terrenales reinan por un tiempo, pero Jesucristo reina eternamente. Los Reyes terrenales son mortales, pero Jesucristo es eterno. Los Reyes terrenales son humanos, pero Jesucristo es divino. No todos los reyes terrenales se inclinan ante el trono de Jesús, pero llegará el día en que reconocerán su supremacía.

Versículos 5b-8: Al que nos amó

5b Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre, 6Y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios su Padre; a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén.

7 He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él. Si Amén.

8 Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso.

“Al que nos amó, y nos ha lavado (tiempo aoristo) de nuestros pecados con su sangre” (v. 5b). El uso del tiempo aoristo enfatiza que la acción de Jesús – lavarnos de nuestros pecados – está completa. Jesús lo ha hecho una vez y para siempre. Sin embargo, este versículo también enfatiza que el amor que Jesús tiene por nosotros es constante – nunca cesa.

Jesús les dijo a sus discípulos, “Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado: permaneced en mi amor” (Juan 15:9). También dijo, “Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos” (Juan 15:13).

Y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre” (v. 6a) Este es el estatus que Jesús le da a aquellos que él amo en la cruz y que son lavados…con su sangre. Hubiera sido suficiente en amarnos y limpiarlos únicamente. Pero Él fue más allá, y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre. Esto era más de lo que fue Adán. Aún en la inocencia del Edén, nunca leemos de Adán entre reyes y sacerdotes de Dios. Esto es digno de alabar a nuestro señor Jesús.

Somos reyes, así somos la realeza de Dios. Esto nos habla de privilegio, de estatus, de autoridad. Somos sacerdotes, así que somos los siervos especiales de Dios. Representamos a Dios para los hombres, y los hombres para Dios. Le ofrecemos sacrificio a Él. Tenemos acceso privilegiado a la presencia de Dios.

En el libro de Éxodo 19:6 nos ayuda a entender que todo creyente comparte la responsabilidad sacerdotal. Otros versículos del Nuevo Testamento también refuerzan la misma idea:

“Vosotros también, como piedras vivas, sed edificados una casa espiritual, y un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales, agradables á Dios por Jesucristo” (1 Pedro 2:5).

“Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, gente santa” (1 Pedro 2:9).

“Y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes (Apocalipsis 5:9b-10).

“a él sea gloria é imperio por los de los siglos. Amén” (v. 6c). A la luz de todo lo que Jesús ha hecho por nosotros ¿no deberíamos de alabarle? ¿No deberíamos de darle a Él el honor con gloria imperio por los siglos de los siglos?

Jesús ha hecho todo esto, y aún más, por nosotros. Tenemos mucho que alabarle- ¡así que alabemos! ¿Cuánto de no desearíamos estar en el cielo cuando termina nuestra vida en la tierra?

a. “He aquí” (v. 7a). Este es un mandamiento que indica mirar- echar un vistazo. Juan se mueve de alabar a Jesús a describir su regreso. Él quiere que veamos la venida de Jesús. Jesús dijo que observáramos y esperáramos por su venida (Mat. 24:42). Es algo para mantener delante del ojo de nuestra mente: he aquí.

Esta no era una visión sobrenatural del regreso de Jesús. Esa visión sobrenatural vendrá después. Esta es una descripción basada del entendimiento de Juan de las promesas del Antiguo Testamento del retorno del Mesías y de las propias palabras de Jesús sobre su venida. Por ejemplo, Juan sabía que Jesús va a regresar por que Jesús dijo que Él viene. Jesús dijo, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo.

Cristo no se ha ido al cielo para quedarse allá. Él se fue para el beneficio de la iglesia; y para beneficio de la iglesia, el volverá otra vez”.

b. “que vienen con las nubes” cuando Jesús vuelva, Él estará rodeado por nubes. Esto será literal, porque cuando Jesús dejo está tierra, él fue tomado en una nube, y Dios dijo que Él regresaría de la misma manera.

c. “Y todo ojo lo verá” Cuando Jesús regrese, no será una venida “secreta”. Todos sabrán. En su primera venida, Jesús era parte oscuro (no visto). Durante su primer ministerio, Él nunca apareció en las primeras noticias de Roma. Pero cuando Jesús regrese otra vez, todo ojo lo verá. Todo el mundo lo sabrá.

Juan no necesitó una visión especial para saber que todo ojo lo verá. Juan escucho al mismo Jesús decir: “Así que, si os dijeren: Mirad, está en el desierto, no salgáis; o mirad, está en los aposentos, no lo creáis. Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijo del Hombre”.

d. “Todos los linajes de la tierra harán lamentación por él”.  Cuando Jesús regrese, no solamente será el pueblo judío el que hará lamentación debido a su rechazo previó de Jesús. Ya que habrá gente salva de todos los linajes de la tierra, todos tendrán parte de esta lamentación. Vamos a ver las cicatrices de Jesús y diremos: “Nosotros le hicimos esto”.  

“Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor” (v. 8a). “Yo soy el Alfa y la Omega” en nuestras Biblia estas palabras están en “letra roja” esto muestra que los traductores de la Biblia creían que estás eran las palabras de Jesús. Juan ha terminado con su introducción, y ahora Jesús se introduce a si mismo. Después de todo, es su revelación, así que no nos sorprende que Él se introduzca.

Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin: la idea detrás de estos títulos para Jesús es que Él es antes de todas las cosas y que permanecerá más allá de todas las cosas. Alfa era la primera letra del antiguo alfabeto griego, y omega era la última letra. Jesús dice “Yo soy de la “A” a la “Z”, principio y fin.

Si Jesús es ambos, principio y fin, entonces Él también tiene autoridad sobre las cosas que están en medio. Esto significa que Jesús si tiene un plan para la historia, y que Él dirige el camino de los eventos humanos hacia el cumplimiento de Su diseño. Nuestras vidas no son dadas a un destino ciego, a un sentido al azar, o a ciclos sin fin resolución. En vez, Jesucristo, quién es el Alfa y la Omega, principio y fin, dirige a toda la historia de la humanidad, y aún nuestras vidas individuales.

Yo soy desde el principio hasta el fin, es decir, el ser Eterno. Tenemos que recordar que el propósito del libro de apocalipsis es alentar, consolar a la iglesia diciendo a cada creyente que debe ser valiente; tu enemigo no puede destruir a tu Cristo, a tu Rey, a tu Salvador, debido que es Eterno. También nos dice que es completamente igual al Padre, la segunda característica <<dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir>>.

 “el Todopoderoso” (v. 8c). Esta es la tercera de las tres características de Dios que Juan menciona. Enfatiza el poder y la fuerza de Dios – esto anima y apoya a una iglesia que está siendo perseguida – una iglesia que necesita la ayuda de Dios.

Podemos decir también aquel que tiene su mano en todo. Esto habla del gran control soberano de Jesús, sobre todo-pasado, presente, y futuro.

Pbro. Pedro Arcos Sánchez. 5 de enero de 2019

Comparte con tus amigos