Sociedad Femenil Lidia (18 marzo 2020)
Esta es nuestra lección del día de hoy en la Sociedad femenil Lidia. Esta basada en el Libro de oro de la verdadera vida cristiana, de Juan Calvino. El tema es: El Señor es justo en todos sus actos.
Empieza en la página,40, 41 y un pequeño párrafo de la 42
Para mayor comodidad lo hemos transcrito a continuación:
X. El Señor es justo en todos sus actos
Éste no es el único caso en que los creyentes deberían ser pacientes y temerosos de Dios, pues es menester vivir de esta forma en todas las circunstancias de la vida.
No hay nadie que se haya negado a sí mismo correctamente a menos que esté totalmente rendido al Señor y quiera dejar cada detalle de su existencia en Sus manos.
Si tenemos esa predisposición mental, las cosas que nos sucedan jamás nos harán sentir desdichados, ni tampoco acusaremos falsamente a Dios por nuestra suerte.
Si consideramos la enorme cantidad de accidentes a la que estamos expuestos, veremos cuán necesario es ejercitar nuestra mente de esta forma.
Enfermedades de todo tipo tocan nuestros débiles cuerpos, una detrás de otra: o la pestilencia nos encierra, o bien os desastres de la guerra nos atormentan.
En otra ocasión, las heladas o el granizo devoran nuestras cosechas, y además somos amenazados por la escasez y la pobreza.
Otras veces nuestros seres queridos -esposo, esposa, padres, hijos y otros familiares- son arrebatados por la muerte; o nuestro hogar es abrasado por las llamas ardientes del fuego devorador.
En vista de estos acontecimientos la gente maldice su vida, y hasta el día en que nacieron; culpan al sol y las estrellas, e incluso reprochan y blasfeman a Dios, somo si Él fuera cruel o injusto.
Pero el fiel creyente, aun en medio de todas estas circunstancias meditará en las misericordias e en las bondades paternales de Dios.
Si ve que sus seres amados le son arrebatados y su hogar queda solitario, no cesará de bendecir a Dios, y considerará que la gracia de Su Padre celestial no le dejará desolado.
Si ve sus tierras de cultivo y sus viñedos destrozados por la escarcha o el granizo, y él y su familia amenazados por el hambre, no se desanimará ni estará insatisfecho, sino que persistirá en su firme confianza: -Estamos bajo el cuidado protector de nuestro Dios, somos «las ovejas de su prado», por lo que Él nos suplirá todo aquello que necesitamos.
Si alguien es afligido con la enfermedad, no se deprimirá con la amargura, ni se impacientará y se quejará contra Dios, sino que considerará la justicia y bondad de su Padre Eterno y crecerá en la paciencia mientras es castigado y corregido.
Resumiendo, si sabemos que cualquier cosa que nos ocurra es ordenada por Dios, la recibiremos con un corazón pacífico y agradecido, no siendo culpables de resistir orgullosamente los designios del Señor, a quien una vez nos hemos encomendado junto con todo lo que poseemos.
Lejos estará del corazón de cristiano aceptar el consuelo necio y retorcido de los filósofos paganos, quienes intentan endurecerse contra las adversidades culpando de ellos a la suerte o al destino.
Los tales consideran que estar disgustados con la porción que nos toca es na locura, porque existe un poder ciego y cruel en el mundo que afecta a todos, dignos e indignos.
Sin embargo, el principio de la verdadera devoción es que sólo Dios es el Guía y Gobernador supremo, tanto en la prosperidad como la adversidad, y que nunca se precipita, sino que distribuye todo bien y todo mal con la máxima justicia y equidad.
Salmo 79:13
Y nosotros, pueblo tuyo, y ovejas de tu prado,
Te alabaremos para siempre;
De generación en generación cantaremos tus alabanzas.