Las Bienaventuranzas
Serie de Estudios Devocionales
Basados en la serie “The Hope for Happiness” de Randy Pope,
Perimeter Church, Atlanta, Georgia y
“El Sermón del Monte” D. Martyn Lloyd Jones.
Estudio 1. Introducción a la primera trilogía
1 Viendo la multitud, subió al monte y sentándose vinieron a él sus discípulos
2 y abriendo su boca, les enseñaba diciendo:
3 Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
4 Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación.
5 Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad.
6 Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.
7 Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
8 Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.
9 Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
10 Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.
11 Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo.
12 Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros.
Evangelio según San Mateo, capítulo 5.
ESTUDIO 1. INTRODUCCIÓN Y PRIMERA TRILOGÍA
1 Viendo la multitud, subió al monte y sentándose vinieron a él sus discípulos
2 y abriendo su boca, les enseñaba diciendo:
3 Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
4 Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación.
5 Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad.
EL PROPÓSITO DE ESTA SERIE es que al profundizar en lo que el Señor Jesús enseñó sobre la felicidad de los ciudadanos del Reino, seamos personas más felices y satisfechas. Pensar los pensamientos de Jesús para vernos como él nos ve, redunda en una vida mejor fundamentada, más libre y fructífera para Su gloria.
- Jesús enseña que la verdadera felicidad no depende de las circunstancias sino de nuestra condición espiritual, tiene que ver con la condición del corazón.
- Se basa en un entendimiento diferente y aún opuesto al enfoque del mundo.
- Esta enseñanza de Jesús sobre la felicidad del
cristiano tiene un planteamiento paradójico:
- Para lograrlo, oímos diariamente, “tienes que creer en ti mismo”. Muchos libros de auto-ayuda (cómo tener éxito, cómo hacer buenos negocios, hacerte rico, ganar amigos, conquistar a la pareja, etc.)
- Jesús dice: “Sé pobre en espíritu, llora, está triste, se humilde (aprende a ser el último, el menos importante”. No he visto en las tiendas un solo libro de auto-ayuda que diga cómo ser pobre, cómo pasar la noche llorando o ponerse al final de la fila.
- ¿Cómo es esto? Tenemos que estudiar estas cosas para aclarar muestras ideas y renovar nuestra mente con Su Palabra.
- Antes de entrar en detalles, necesitamos tener un entendimiento general del tema para notar el hilo de pensamiento y contextualizar el discurso.
VISIÓN GENERAL
Las primeras tres bienaventuranzas (leerlas) forma una trilogía. Necesitamos considerarlas juntas para entender la lógica de la enseñanza y la relación entre ellas: Ser pobre en espíritu (darnos cuenta intelectualmente de nuestra verdadera condición) desemboca en estar tristes o llorar, como una respuesta emocional ante esa realidad y finalmente, ser manso o ser humilde, es un reflejo de la actitud que tal experiencia nos deja, modelando nuestras acciones en lo sucesivo.
La respuesta a esta condición se encuentra en algo llamado “justicia” o hambre y sed de ser justificados. Ser justificado, perdonado por Dios y saberse en paz con Él es la única opción verdadera que tenemos para ser realmente felices.
Después viene una segunda trilogía formada por las siguientes tres bienaventuranzas (leerlas). Estas tienen que ver con los resultados o efectos que produce la justificación en el creyente: Ser misericordioso, puro de corazón y pacificador.
Finalmente las últimas dos bienaventuranzas, reflejan la reacción del mundo ante el avance del Reino de Cristo y aún la persecución y vituperios que sufren los creyentes forman parte de su felicidad. ¿Es posible?
Será necesario revisar muchos conceptos y aplicar el entendimiento para sacar provecho de este estudio. Recomendamos el libro “El Sermón del Monte” de D. Martyn Lloyd-Jones de la editorial El Estandarte de la Verdad, uno de los mejores que se han escrito al respecto.
1. BIENAVENTURADOS LOS POBRES EN ESPÍRITU, PORQUE DE ELLOS ES EL REINO DE LOS CIELOS
- Ser pobre en espíritu NO significa estar nervioso, ser débil, tímido o flojo, ni tener poco ánimo. Pobreza en espíritu tampoco significa simplemente ser pobre, “La Biblia nunca enseña que la pobreza sea algo bueno. El pobre no está más cerca del Reino de los cielos que el rico, si se piensa en ambos en el terreno natural. No hay mérito ni ventaja alguna en ser pobre. La pobreza no garantiza la espiritualidad.” (Lloyd-Jones, pág. 55) “Confiar en las riquezas” (Lucas 6) es una tentación tanto de pobres como de ricos. Si alguien envidia las riquezas de otro, no hay bienaventuranza en ello.
- “Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es El Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados.” Isaías 57:15. (Pág. 62)
- El mundo dice “confía en ti mismo, la respuesta está en ti”; Jesús enseña lo opuesto. Darnos cuenta de nuestra condición espiritual nos deja sin esperanza de encontrar mérito, argumento o recurso alguno en nosotros mismos, a partir de que: a) Dios es Santo y ha establecido una medida de perfección, b) ¿qué podemos contestar a Dios? y c) tengo que reconocer mi bancarrota espiritual ante Él.
- Los pobres en espíritu son aquellos que reconocen su absoluta necesidad de Dios al mismo tiempo que su incapacidad e indignidad para alcanzarlo. Vgr. Gedeón, Moisés, Isaías, David. Pág.63.
2. BIENAVENTURADOS LOS QUE LLORAN, PORQUE ELLOS RECIBIRÁN CONSOLACIÓN.
- Se refiere a quienes realmente lamentan y lloran su condición espiritual.
- Hay relaciones verdaderamente amorosas o afectivas en las que ofendemos a quien amamos y nos aman. Esto no significa que no sean auténticas tales relaciones.
- Hacemos cosas que ofenden a quienes amamos; somos capaces de lastimar a nuestros más cercanos: Nuestra esposa o esposo, los padres, los hijos.
- ¿Cuál es el indicador de que el afecto es auténtico y significativo? El nivel de nuestra reacción o respuesta al darnos cuenta de la ofensa que hemos cometido, evidencia la calidad de nuestro amor y respeto por aquél a quien hemos ofendido. Cuando el ofensor no se duele ni lamenta lo que hizo, significa que su amor no es verdadero ni significativo.
- Es bienaventurado quien se duele y odia haber ofendido a su Señor, porque este hecho revela que verdaderamente le ama. Entonces llora y pide perdón, con la garantía de parte de Dios que “si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad.”
- El nivel y autenticidad de mi amor por el Señor se evidencian por la calidad de mi respuesta al darme cuenta de la ofensa.
- Para ser felices y volver a una relación restaurada y bendita, necesitamos darnos cuenta de nuestro pecado.
- Bienaventurados son los que lloran, pues es evidente que tienen una nueva vida interior.
- ¿Dónde estás tú? No hay nada que argüir, simplemente es tiempo para llorar. ¿Tienes el sentimiento de decir a Dios cuánto te duele y lamentas haberle ofendido? Entonces eres bienaventurado.
3. BIENAVENTURADOS LOS MANSOS, PORQUE ELLOS RECIBIRÁN LA TIERRA POR HEREDAD
- Ante la realización intelectual de nuestra lamentable condición, la respuesta emocional se expresa en la tristeza y el llanto pero ¿qué viene después?
- Jesús dice que los mansos (humildes) son bienaventurados al experimentar el quebrantamiento de su corazón y lejos de disculparse o defenderse, cambian su actitud en sumisión a Dios.
- Se sorprenden de que Dios y las personas puedan confiar nuevamente en él. Aprende de sus errores y fragilidad. Ahora entiende sus fallas y se vuelve más comprensivo y humilde, más tolerante. Deja de mirar a sí mismo para poner su confianza en Dios.
- Una persona así, está dispuesta a reparar su relación sin importarle los costos. No se defiende ni escatima. Hay arrepentimiento y cambio en su forma de ser.
- Una persona feliz, es una persona humilde que acepta sus errores y lucha contra ellos pues sabe cuán pobre es en espíritu. Cambia su forma de relacionarse con los demás.
Si hay algo que podemos hacer ante Dios es simplemente reconocer nuestra pobreza de espíritu, nuestra insuficiencia personal, nuestra necesidad de que Él cambie nuestros corazones.
Humildemente aceptemos su gracia y misericordia como el único camino para ser bienaventurados, realmente felices.
Lo único que puede realmente dejarnos satisfechos, dice Jesús, es algo llamado JUSTICIA, tener “hambre y sed de justicia” ¿Qué es eso?
Traducción al español Víctor Manuel Sandoval García (2020)