Escudriñad las Escrituras… ellas son las que dan testimonio de mí
Editorial
Domingo 29 de marzo 2020
Este es un mandato expreso de Jesús para todos sus seguidores. Si queremos conocer a nuestro Salvador, es menester que escudriñemos las escrituras. No hay ninguna otra fuente de información acerca del carácter, de la obra, de la vida y de la redención de Cristo, más que las Escrituras.
Escudriñad no significa simplemente leer y pasar adelante. Escudriñar quiere decir: “inquirir minuciosamente, rebuscar”. Cuando el Señor Jesús nos manda que escudriñemos las Escrituras, nos está ordenando que investiguemos acuciosamente en las Escrituras, todo lo referente a ÉL, puesto que esas Escrituras son las que nos revelan todo lo referente a su Reino.

Generalmente se piensa que “la Historia de Jesús” está contenida exclusivamente en los cuatro Evangelios, y que leyendo esos cuatro libros bíblicos se tiene toda la información sobre el Salvador. ¡“Ojalá que siquiera esto hicieran muchos cristianos”! Sería de grande beneficio conocer y saber, en forma comparativa, la abundantísima información que nos ofrecen los Evangelios.
Pero al mencionar a “las Escrituras” Jesús no se está refiriendo en ninguna manera a los Evangelios, ni siquiera al Nuevo Testamento, puesto que en su tiempo tales materiales no existían todavía.
Al apelar al testimonio de las Escrituras en su favor, el Señor manifiesta que Él es la razón de la existencia de la ley y los profetas y que Él es el cumplimiento de la revelación de Dios. Si queremos entender y conocer verdaderamente la obra mesiánica de Jesús, tenemos que “escudriñar las Escrituras”
Debemos darle gracias al Señor porque en la predicación y la enseñanza que se da en nuestra Iglesia se pone grande énfasis en el conocimiento general de las Escrituras. Reconocemos y nos damos cuenta de que muchas veces son difíciles y poco atractivos algunos pasajes que tenemos que considerar; pero también esos pasajes son parte de las Escrituras que dan testimonio de nuestro Salvador y de nuestra salvación.
Gerald Nyenhuis H. | 12 de junio de 1988 | Boletín Buen Óleo
Las escrituras dan testimonio de que Él es quien dice ser, que Él es el pan de vida, que es el agua de vida, que es la plenitud de aquel que todo lo llena en todo, que Él es el todo y en todos.
Pero las escrituras no pueden revelarme a Cristo Jesús, no pueden, solo dan testimonio de Él. El único que puede revelarnos a Cristo es el Espíritu Santo de Dios.
Dios proveyó un solo maestro. Los apóstoles no tenían la Biblia, pero tenían la palabra, y la vieron y se les reveló. Pero la palabra no está escrita en tinta y en una piedra, está escrita en Tablas de carne en el corazón, en el corazón de la persona de Cristo.
Gracias por su comentario. Le animamos a seguir creciendo en el conocimiento de la Escritura y compartir con otros. Reciba un afectuoso saludo!