
Palabras de Consuelo
Texto: Juan 14:1-6
En el capítulo 13 del evangelio de Juan, Jesús se reunió con sus discípulos para celebrar la pascua. Los discípulos sabían del conflicto de Jesús con las autoridades judías y el peligro que presentaba. Jesús comenzó a lavarles los pies a sus discípulos, modelando el ministerio de uno que sirve (13:1-20). Después Jesús, predijo la traición de Judas, habló de su glorificación, que significaba su muerte (13:31-33), Jesús les mandó a sus discípulos que se amaran uno al otro (13:34-35), y predijo la negación de Pedro (13:36-38). Ahora, para contrarrestar la oscuridad de la situación, Jesús se dirige a sus discípulos. En una noche que carece de esperanza, Jesús revela un futuro emocionante.
JUAN 14:1. NO SE TURBE VUESTRO CORAZÓN
1No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí.
“No se turbe vuestro corazón” (v. 1). Los discípulos estaban muy preocupados:
Jesús les habia hablado de traición y de muerte (13:21-30), y él mismo se ha sentido “conmovido en el espíritu” (13:21). Judas está, aún ahora, en medio de la traición (13:30). Los discípulos podemos imaginar el peligro que se esconde en las sombras – no solo para Jesús, sino también para los discípulos.
“Creéis en Dios, creed también en mí” (v. 1). Aunque nuestro Señor Jesucristo está confrontando, Jesús no se enfoca en sus propios problemas, sino que consuela a sus discípulos. Su consejo en un momento de desastre inminente es la fe – “Creéis en Dios, creed también en mí.”
Jesús reconoce el temor que tenía los discípulos, pero no los apoya. En vez de enfocarse en su temor, les llama a la fe.
Jesús llama a sus discípulos a creer, no solo en Dios, sino también en él. Jesús pide a sus discípulos que deben tener fe En Dios, y en Cristo, a pesar de la situación que estaban viviendo sus discípulos.
JUAN 14:2a. EN LA CASA DE MI PADRE
2aEn la casa de mi Padre muchas moradas hay. El hogar de Jesús está en la casa del Padre, y promete que también será nuestro hogar. “La casa de mi Padre” se refiere al Cielo. Moradas significa residencias permanentes. Pero también dice muchas moradas, nos llama la atención la palabra muchas esta frase quiere decir que en los cielos hay lugar para todos los redimidos.
JUAN 14:2b-3. VENDRÉ OTRA VEZ Y OS TOMARÉ Á MÍ
2b si así no fuera, yo los hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. 3Y si me fuere, y os aparejare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo: para que donde yo estoy, vosotros también estéis.
Jesús no abandona a sus discípulos. Su muerte inminente es parte del plan de Dios, pero no es el acto final. Jesús volverá a reunirse con sus discípulos pero, primero, preparará un lugar para nosotros.
¡Qué privilegio que el Hijo de Dios prepare nuestro lugar en la casa del Padre! Poe ejemplo: Cuando viene un invitado a nuestra casa, intentamos poner nuestras cosas bonitas. Limpiamos la casa. Sacamos nuestra mejor vajilla y preparamos las mejores comidas. Imaginemos que Jesús prepare un lugar para nosotros en la casa del Padre.
Si Jesús se va con ese propósito, volverá. No deberíamos perder de vista la segunda venida.
JUAN 14:4-7. YO SOY EL CAMINO, Y LA VERDAD, Y LA VIDA
4 Y sabéis a dónde yo voy; y sabéis el camino. 5 Le dijo Tomás: Señor, no sabemos a dónde vas: ¿cómo, pues, podemos saber el camino? 6 Jesús le dice: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida: nadie viene al Padre, sino por mí.
“Y sabéis a dónde yo voy; y sabéis el camino” (v. 4). Jesús está afirmando que ellos saben cómo seguirle. Cada vez que Jesús les enseñaba, les estaba mostrando, enseñando el camino. Si siguen ese camino, llegarán a donde Él esté.
“Señor, no sabemos a dónde vas: ¿cómo, pues, podemos saber el camino?” (v. 5). Tomas lanza una pregunta. Quiere que las cosas queden claras, que no ha acabado de entender las palabras de Jesús. Tomás está siendo sincero, no hay duda alguna. Dice que ni él no el resto de los discípulos sabe a dónde va Jesús. Debemos admirar la pregunta de Tomás. Después de la resurrección, él todavía no creía el testimonio de aquéllos que habían visto al Cristo resucitado, y demuestra valor al decir que no cree (20:24-31). Aquí, él no entiende el camino, y tiene el valor de pedir una clarificación. Jesús ama a sus alumnos, le da una respuesta muy acertada.
Responde: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida.”
Jesús es “el camino”. Si pedimos direcciones y alguien nos dice que doblemos a la izquierda aquí y a la derecha allí, es posible que nos perdamos. Sin embargo, si la persona nos guía a nuestro destino, asegura que llegaremos. Esa persona se convierte, para nosotros, el camino. Jesús no solo nos señala la dirección al Padre, sino que él mismo es el camino.
Él es “la verdad”. La verdad nos libera (Juan 8:32 “Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”). Jesús es la verdad personificada, y nos dejará en manos del Espíritu de la verdad (14:17). Jesús es la verdad y Satanás dice la Biblia, “no hay verdad en él” (8:44).
Él es “la vida”. Para el pueblo judío, el Tora era el libro de vida. Instruía a la gente en su fe y práctica que dan la vida. Ahora, Jesús se convierte en el que da vida. Dice, “He venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (10:11).
Muchos cristianos han ha afirmado las manifestaciones de Jesús en sus vidas. Cuando hemos seguido a Cristo, ha demostrado ser verdadero. Nos salvó de nuestras adicciones, de nuestras falsas esperanzas, y de nuestros terribles pecados. Nos amaba cuando aún éramos pecadores (Rom 5:8), y nos proporciona un camino por el que regresar al Padre.
“Nadie viene al Padre, sino por mí” (v. 6b). Nos afirma que la única manera de llegar al Padre es solamente a través de Jesús, sin Jesús no hay la manera de llegar a Dios. Todos aquellos que han ido ya de este mundo los que han confiaron en Nuestro Dios, ahora disfrutando las bendiciones de Nuestro Dios.
Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza
1 Tesalonicenses 4:13
Estoy muy agradecida con el Señor por darnos la oportunidad de escuchar las meditaciones diarias muchas gracias Pastor Pedro, Saulo y a los hermanos que participan compartiendo la Palabra Bendiciones.