El amor sea sin fingimiento
La semana pasada hablamos acerca de Romanos 12 versos 3 al 8
Hoy me gustaría que meditemos en el versículo 9, que dice: “El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo, seguid lo bueno.»
Podríamos pensar en este versículo como un título para los versículos de Romanos 12:10 – 15:13.
Veámoslo de esta forma
El cristiano, habiendo descubierto cómo es el amor de Dios por él, debe poder amar a las personas como Cristo las ama. Todo lo que hacemos como seguidores de Cristo debe venir de un corazón de amor. No puede ser falso. Debe ser genuino.
Si queremos ser sinceros en nuestro amor, entonces es importante que entendamos lo que Pablo quiere decir cuando dice «amor».
Pablo usa la palabra ágape que significa buena voluntad, benevolencia y deleite voluntario en el objeto del amor.
Se distingue de los otros tipos de amor por su elevada naturaleza moral y su fuerte carácter.
El amor ágape se describe bellamente en 1 Corintios 13.
Ágape se usa para describir el amor que es de y de Dios, cuya naturaleza misma es el amor mismo: «Dios es amor (1 Juan 4: 8)». Dios no solo ama; Él es amor.
El amor ágape siempre se muestra por lo que hace.
Por ejemplo, la cruz nos muestra más claramente cómo es el amor de Dios. “Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos)» Efesios 2:4–5.
El amor ágape, modelado por Cristo, no se basa en un sentimiento; más bien, es un acto determinado de la voluntad, una resolución alegre de poner el bienestar de los demás por encima del nuestro.
Aquí hay algo más que debemos entender: el amor ágape no es algo natural para nosotros.
Desearía que así fuera, pero no es así. Debido a nuestra naturaleza caída, somos incapaces de producir tal amor.
Si queremos amar como Dios ama, ese amor, ese ágape, solo puede venir de su fuente.
El tipo de amor que Pablo nos llama a tener debe ser la marca distintiva de los discípulos de Jesús.
Por eso también Pablo nos dice que el amor debe ser sincero. El amor no es algo que hacemos como un acto externo, como si estuviera desconectado de nuestro ser interior. Actuar de una manera por fuera y sentirse diferente por dentro es falso; es hipócrita.
Pablo nos dice que si nos vamos a comportar como verdaderos cristianos, entonces no debemos tener una imitación del amor cristiano.
¡Tengamos un amor verdadero y genuino como el de Cristo!.
Esto significa que debemos dejar a un lado la falta de sinceridad.
¿Cómo podemos hacer esto? Una cosa que muchas personas hacen es hablar de una manera frente a una persona, pero hablar mal en cuanto se alejan. Pueden tratarlos de una manera amorosa externamente, pero tan pronto como la persona se va, los tratan sin amor.
Sé que has visto o esto hecho antes … ¡está mal!
Definitivamente no es el tipo de amor ágape del que habla Pablo; Es hipócrita.
Cuando Pablo dice «odia lo que es malo» (aborreced lo malo), probablemente se refiere a todas las actitudes y actos de indiferencia, malicia y odio. Debemos alejarnos de ese tipo de cosas y «seguir» lo que es bueno.
Seguir aquí equivale a la palabra «aferrarse», que significa adherirse, unir. Pablo nos dice que debemos pegarnos a lo que es bueno, a cada manifestación de amor que está mas allá de nuestra comprensión.
Amén.