Sociedad Femenil Lidia – 22 abril, 2020

Hermanas, esta es la lección que corresponde al día de hoy 22 abril de 2020, en la Soc. Femenil Lidia: este mes nuestra expositora es la hermana Margarita Angulo, así que incluimos una pequeña reflexión en audio acerca del texto de la lección de hoy y que ella estudió y comparte con nosotros. Les invitamos a escucharla.

Reflexión - Margarita Angulo

La cruz es necesaria para nuestra sumisión

1. Estas cosas deben mencionarse para que, las mentes devotas sean guardadas de la desesperación y no renuncien a sus deseos de paciencia porque no pueden dejar de lado su inclinación natural hacia la pena. El fin de aquellos que dejan que su paciencia se deslice hasta caer en la indiferencia de la desesperación. Estas mismas personas dicen que un hombre es fuerte y Valente cuando hace de sí mismo un bloque de granito incapaz de sentir nada. Por el contrario, la Escritura alaba a los santos por su paciencia cuando son severamente afligidos a causa de sus adversidades, pero no quebrantados y aplastados por ellas; cuando las adversidades los tiene acongojados, pero sin embargo su razón está llena de gozo espiritual; cuando están bajo el peso de la ansiedad y acaban exhaustos, y aun saltan de gozo al experimentar la consolación divina.

2. Al mismo tiempo existe un verdadero conflicto en sus corazones, porque sus sentimientos naturales les hacen temer y tratan de evitar lo que resulta hostil par su experiencia. A pesar de ello, nuestro celo por la devoción lucha a través de nuestras dificultades, de manera que nos volvamos obedientes a la divina voluntad. El Señor hablo sobre este conflicto cuando se dirigió a Pedro de la siguiente manera: “De cierto, de cierto te digo: Cuando eras joven, te ceñías tú mismo, e ibas a donde querías; más cuando ya seas viejo, extenderás tus, y te ceñirá otro, y te llevaras a donde no quieras”. No es probable que Pedro, cuando fue llamado a glorificar a Dios por medio de su muerte, fuese llevado al martirio con desgana y aversión. De ser así su martirio había sido de muy poca alabanza y gloria para el Señor. En cambio, debemos reconocer que, por más que Pedro se hubiera sometido a la divina voluntad con todo el fervor de su corazón, no se había despojado de sus sentimientos humanos, motivo por el cual fue perturbado por un conflicto interno. Seguramente cuando pensaba en la sangrienta muerte que le esperaba, se estremecía a causa del temor, y, de ser posible, gustosamente hubiese escapado de ella. Sin embargo, cuando consideraba que Dios le había llamado a morir de esa manera, su temor se anulaba y se sometía a la voluntad el Señor con sumisión, y aun con alegría.

3. Por tanto, si deseamos ser discípulos de Cristo, debemos reverenciar a Dios de tal manera que podamos triunfar sobre todas las circunstancias, e inclinaciones contrarias y someternos con gozo a su plan providencial. De esta forma podremos permanecer constantes en nuestra paciencia, cualquiera que sea la clase de aflicción que tengamos, o aun la más grande agonía mental. La adversidad nunca dejará de herirnos con su aguijón. Cuando somos afligidos por la enfermedad, debemos gemir, orar por nuestra recuperación. Cuando somos agobiados por la parte económica, nos sentiremos. Cando somos oprimidos, despreciados y ofendidos, solos y apenados, nos sentiremos entristecidos y deprimidos. Cuando tengamos que asistir al funeral de nuestros amigos, derramaremos muchas lágrimas.

4. Sin embargo, no olvidemos este pensamiento consolador: El Señor planeó nuestras penas, de manera que hemos de someternos a Él. Aun en los peores momentos de la agonía, los gemidos y las lágrimas, animémonos con esta reflexión de modo que nuestros corazones puedan soportar gozosamente las tormentas que azotan nuestro ser.


Preguntas – 1
Preguntas – 2

Participación de la Hna. Susy Prado de Sandoval

El que habita al abrigo de Dios (Sal. 91)
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