Sociedad Femenil Lidia – 6 mayo, 2020
Hermanas, esta es la lección que corresponde al día de hoy 6 de mayo de 2020, en la Soc. Femenil Lidia: el expositor es el A.I. Héctor González, así que incluimos su comentario en texo acerca de la lección de hoy. Les animamos a leerlo.
Tema general del mes: La desesperanza en el mundo venidero
Los subtemas:
– No hay corona sin cruz
– Nos inclinamos a sobre-estimar la vida presente
Versículos para memorizar: Filipenses 2: 2 y 3
2 completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa.
3 Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo;
Hoy, además tenemos la participación de la hermana Rosy Prado. Cantando el Salmo 40, para la gloria de Dios.
CAPITULO 4: LA DESESPERANZA EN EL MUNDO VENIDERO
**No hay corona sin cruz**
Ante cualquier clase de pruebas que nos aflija, debemos mantener siempre nuestra vista en la siguiente meta: La de menospreciar las vanidades de la vida presente, y así poder meditar en la vida futura. El Señor sabe que por naturaleza estamos inclinados a amar este mundo de forma ciega y carnal, pero Dios sabe atraernos y levantarnos de nuestra negligencia, de modo que nuestro corazón no se apegue demasiado a las cosas mundanas.
Calvino continúa diciendo, que no hay uno de nosotros que no luche de manera apasionada por conseguir la inmortalidad celestial, ni nadie que no trate de alcanzarla. En eso nos distinguimos de la especia animal, en que tenemos la esperanza de la eternidad.
Desgraciadamente los planes y acciones de las personas solo alcanzan el nivel terrenal, por eso hay que reconsiderar que nuestra mente no se ciegue con el esplendor de las riquezas, el poder y el honor.
Resume el reformador Calvino que cuando el alma se encuentra en los deseos carnales busca su felicidad en las cosas de esta tierra. Para contrarrestar esa mala inclinación del hombre, el Señor nos enseña lo que es la vanidad de la vida presente, nos puede aleccionar y hacer reflexionar por medio de la aflicción, y hacernos sentir incomodos con ese tipo de vida, en ocasiones surgirán calamidades como guerras, epidemias, disgustos y alteraciones de tipo familiar, que nos harán retomar el camino marcado por Dios.
El señor es tan misericordioso con los suyos que en medio de los peligros, inestabilidad y enfermedades siempre nos mantiene a resguardo.
Debemos entender que en esta vida hay muchos sinsabores y adversidades, que nos parecería una vida infeliz, en donde nuestro corazón no está dispuesto a desear la bendición de una vida futura. Pero en esos momentos de penuria debemos alzar nuestros ojos al cielo para ver allí nuestra corona.
**Nos inclinamos a sobreestimar la vida presente.**
Calvino opina que no hay un punto intermedio entre subestimar lo atractivo de las cosas terrenales o que ellas acaparen nuestro amor desproporcionado.
Si en algún modo tenemos deseos por lo que pertenece a la eternidad, hagamos el mejor esfuerzo por liberarnos de las cadenas temporales, la vida presente tiene muchas atracciones para nuestro deleite, por lo que es necesario que de manera continua nos apartemos de ellas y no desviemos nuestro camino.
Se hace una comparación de la vida humana con un vapor o una sombra, incluso existen refranes que nos hablan de lo efímero de la vida…..Ejemplo: “la vida es efímera como el arco iris”. “la vida es como la flor de un solo día”.
Por lo que el hombre hace enormes esfuerzos por ir tras las cosas que la vida ofrece, y ocasionalmente reflexionamos sobre la brevedad de la vida, porque nos ganan nuestros pensamientos mundanos y carnales, pensar en la vida perpetua no está en nuestra memoria.
Necesitamos ser advertidos con palabras y toda evidencia posible de que la vida presente es un sendero lleno de penurias, y aun así nos cuesta mucho dejar de encariñarnos totalmente de este mundo. Ahora bien nos dice Calvino: Es necesario entender que Dios da enseñanzas en este sentido de dejar las cosas del mundo y poner más atención a los asuntos de la vida celestial.
COMENTARIOS SOBRE LA MUNDANALIDAD.
El amor del mundo y las cosas que este ofrece, es uno de los enemigos más peligrosos del creyente…..porque las cosas que el mundo ofrece son atractivas y resultan placenteras a nuestros sentidos, estas cosas apelan a nuestra naturaleza pecaminosa, la cual anhela ser satisfecha.
El apóstol Pablo aconsejo a Tito diciéndole: PORQUE LA GRACIA DE DIOS SE HA MANIFESTADO PARA SALVACION A TODOS LOS HOMBRES, ENSEÑANDONOS QUE RENUNCIANDO A LA IMPIEDAD Y A LOS DESEOS MUNDANOS, VIVANOS EN ESTE SIGLO SOBRIA, JUSTA Y PIADOSAMENTE. (Tito 2:11-12).
Ciertamente la mundanalidad prospera en la cultura de la mentira y el engaño. El mundo promete hacer feliz a la gente con los placeres, el materialismo y el placer instantáneo.
Santiago 3:15 Nos dice: QUE LA SABIDURIA QUE VIENE DEL MUNDO ES TERRENAL, ANIMAL Y DIABÓLICA.
La invitación de la Palabra de Dios es: QUE LO QUE HAGAMOS NO LO HAGAMOS CONFIANDO EN LA SABIDURÍA DEL MUNDO. Y LO QUE HAGAMOS SEA CONFIANDO EN LA GRACIA DE DIOS. (2ª. Corintios 1:12).
ACERCA DE LAS POSESIONES TERRENALES:
Dios no condena a su pueblo por tener posesiones terrenales, pero si condena a su pueblo cuando las posesiones terrenales lo acaparan.
Como creyentes en el Señor Jesucristo necesitamos resistirnos a la tentación de tener posesiones ilegitimas y hacer de ellas nuestro tesoro.
Colosenses 3:2 dice: QUE PONGAMOS LA MIRA EN LAS COSAS DE ARRIBA, NO EN LAS TERRENALES.
Recordemos que los tesoros más caros y grandes de la Tierra al final de nuestra vida no valdrán nada, por lo tanto no vale la pena aferrarse a ellos.
Mateo 16:26 nos enseña que: ¿QUE APROVECHARA EL HOMBRE SI GANARE TODO EL MUNDO Y PERDIERE SU ALMA?…..o ¿QUE RECOMPENSA DARÁ EL HOMBRE POR SU ALMA.
EL LIBRO DE ORO DE LA VERDADERA VIDA CRISTIANA
NO HAY CORONA SIN CRUZ
2. No hay ni uno de nosotros que no luche apasionadamente durante todo el curso de la vida por conseguir la inmortalidad celestial, ni nadie que no trate de alcanzarla. Realmente estamos avergonzados de no ser mejores que los animales, cuya condición no seria en absoluto inferior a la nuestra si no fuera por la esperanza de la eternidad después del muerte. Pero si examinamos de cerca los planes y empresas ambiciosas, las acciones de cada individuo, hallaremos que sus ambiciones solo alcanzan el nivel de esta tierra. Por eso podemos considerarnos realmente tontos cuando permitimos que nuestra mente se ciegue con el esplendor de las riquezas, el poder y el honor y no pueda ver más allá de estas cosas. También el corazón angustiado, y lleno de avaricia, ambición desenfrenada y otros malos deseos, no puedan elevarse por encima del nivel terrenal. En resumen cuando el alma se encuentra envuelta en los deseos carnales, busca su felicidad en las cosas de esta tierra. Por eso podemos considerarnos realmente tontos cuando permitimos que nuestras mentes se cieguen por esplendor de este mundo malvado y perverso que solo perecerá por su propia condición decaída. El creyente tiene que ver más allá de lo que Cristo ha preparado para los suyos. La condición de un corazón, ambicioso y lleno de avaricia y malos deseos terrenales, no pueden elevarse por encima del nivel terrenal. En resumen, cuando el alma se encuentra envuelta en los deseos carnales, busca su felicidad en las cosas de esta tierra.
3. Para contrarrestar esta inclinación del hombre terrenal, el Señor nos enseña lo que es en verdad la vanidad de la vida presente, por medio de varias lecciones en las que interviene la aflicción. Para que los cristianos no se sientan cómodos con una viada llena de felicidades y confort, Dios permite que sean frecuentemente perturbados por medio de guerras, revoluciones, robos, gobiernos tiranos, y muchas calamidades. Para que no se apeguen co avidez a las riquezas pasajeras de este mundo, o que no dependan solamente de aquello que poseen. El les reduce a las limitaciones económicas, y reduce a la austeridad de vida, muchas veces desérticas, cautiverios, esterilidad de las tierras, a veces por el fuego, los largos veranos, o inviernos arrasadores, o cualquier medio de pestes, y mortandad. Para que no sean demasiados complacientes o sus deleites en exceso con la vida acomodada, también pone disgustos matrimoniales, y tratos con sus hijos para humillar y afligir, a otros por no poder tener descendencia. Pero siendo Dios tan bueno y misericordioso con los suyos, por medios de los tratos de enfermedades y peligros nos enseña lo inestables y pasajeras que son las aparentes bendiciones terrenales, de manera que no nos llenemos de vanagloria.
4. Por lo tanto, entendemos que solamente podemos cosechar favores de la cruz cuando aprendemos que esta vida en si misma esta llena de sinsabores, perturbaciones, dificultades y miserias, que no es vida feliz desde ningún punto de vista, que sus llamadas bendiciones son inciertas, pasajeras y están mezcladas con un sinfín de adversidades. Tengamos, pues, presente que lo único que podemos esperar de este mundo es una lucha continua y atroz; elevemos entonces, nuestros ojos al cielo para ver allí nuestra corona. Sin embargo, debemos admitir que nuestro corazón nunca está dispuesto a meditar y desear las bendiciones de la vida futura, amenos que haya aprendido concienzudamente a dejar de lado las vanidades del mundo presente, aunque cueste pero el galardón celestial es grande en comparación a lo que se recibe terrenal.
NOS INCLINAMOS A SOBRESTIMAR LA VIDA PRESENTE.
1. No hay un punto intermedio entre estos dos extremos; o subestimamos esta tierra, o bien terminará acaparando nuestro amor desproporcionado. En consecuencia, si en algún modo tenemos deseos por todo lo que pertenece a la eternidad, pongamos nuestros más diligentes esfuerzos para librarnos de estas cadenas temporales. La vida presente tiene numerosas atracciones, mucho placer, belleza y encanto para nuestro deleite, por lo que es necesario que a menudo seamos apartados de ella, de modo que no nos desviemos a causa de su fascinación. ¿Cuál seria el resultado de estar envueltos de forma constante en la felicidad que ofrece esta vida? Aun con todas las maldades que nos rodea, nos cuesta reconocer que este mundo es un valle de miserias y que es del todo despegar nuestro corazón de las cosas terrenales.
2. La vida humana no es sino un vapor o una sombra. Aun la gente del mundo tiene refranes y dichos que lo confirman, y consideran este conocimiento de tanto provecho, que han hecho muchas frases y proverbios sobre la vida y su vanidad. A pesar de ello, no hay que consideremos menos, y que desvanezca de nuestra memoria tan rápidamente, con la brevedad de la vida, hacemos enormes esfuerzos por ir tras todas que ella nos ofrece, como si en verdad fuésemos inmortales. Si estamos presenciando un funeral, o andamos el comentario entre las tumbas, viendo claramente la imagen de la muerte ante nuestros ojos, entonces filosofamos sobre la brevedad de la vida. Pero aun esto no sucede cada día, por lo cual volvemos con toda felicidad a nuestros pensamientos carnales y mundanos.
3. Luego, al alejarnos de estos lugares, nuestra filosofía se desvanece y continuamos viviendo el tonto sueño de que estaremos para siempre en esta tierra. Si alguien nos recuerda el proverbio que dice que el hombre es criatura de un día nos interesamos en conocer esta verdad, pero con una falta de atención tal, que la idea de la vida perpetua en este mudo continua distrayendo nuestra memoria.
4. ¿Quién, entonces, puede negar que necesitamos ser advertidos no solo por palabras, sino que debemos convencernos, por medio de toda evidencia posible, de que la vida presente es un sendero lleno de miseria? Aun después de que nos hayamos persuadido de esta verdad, nos cuesta mucho dejar de encariñarnos tontamente con este mundo, como si la vida fuera solamente una gran acumulación de bendiciones. Ahora bien, si es necesario que Dios nos de más enseñanzas sobre este asunto, nuestro deber es prestar atención a su voz y levantarnos de nuestra pereza, para volver así a nuestras espaldas a este mundo y meditar con todo nuestro corazón sobre la vida celestial.
NO DEBIERAMOS DESDEÑAR LAS BENDICIONES DE ESTA VIDA PRESENTE.
1. Sin embargo constantes esfuerzos para disminuir la estima por este mundo presente no deben llevarnos a odiar la vida o a se desagradecidos con Dios. Si bien esta vida esta llena de incontables miserias, merece contarse entre aquellas bendiciones divinas que no deben ser despreciadas. De manera que, si no podemos descubrir nada de la bondad de Dios en ella, estaremos siendo ingratos con nuestro Padre celestial. Especialmente para los creyentes, esta vida debe ser un testimonio de la bondad de de Dios, pues todo en ella está destinado a prosperar su salvación.
2. Antes de revelarnos de forma total la herencia de la gloria eterna, el Señor nos muestra su paternidad en asuntos de menor importancia, derramando sobre sus escogidos un gran numero de bendiciones cada día. Puesto que esta vida sirve para enseñarnos la bondad y misericordia divina. ¿Nos atreveríamos a menospreciarla como sino hubiera en ella ninguna partícula de bien? Por lo tanto, tengamos un sentido de apreciación suficiente como par clasificarla entre las gratificaciones y recompensas del amor divino que no debemos desdeñar.
3. Además de las evidencias de la Escritura, que son claras y numerosas, aun la misma naturaleza nos impulsa a dar gracias a Dios por habernos dado luz de la vida con todo lo que ella se desprende, y los medios necesarios para preservarla. Más aun, si consideramos que esta vida nos ayuda a prepararnos para la gloria del reino celestial, tendremos muchas más razones para ser agradecidos. El Señor ha dispuesto que aquellos que han de ser coronados en los cielos, deben primero pelear la buena batalla de la fe aquí en la tierra, par que no celebren su triunfo sin realmente vencido las dificultades de la guerra y ganado la victoria. Otra razón para nuestra gratitud es que aquí en este mudo tenemos una muestra de la bondad divina, de manera que deseemos fervientemente conocer la revelación completa de la misma.