No os dejaré huérfanos

Texto: Juan 14:18-21

18 No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros.

19 Todavía un poco, y el mundo no me verá más; pero vosotros me veréis; porque yo vivo, vosotros también viviréis.

20 En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros.

21 El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él.


Transcripción

Este estudio es una continuación de lo que meditamos hace oho días.
El capítulo 14 de Juan tiene varias oraciones gramaticales; el que vamos a meditar en esta mañana es otra oración gramatical.

Hace ocho días vimos que Jesús dijo que el consolador es el Espíritu de Verdad. El Consolador es nuestro abogado, está a nuestro lado y Él, como nuestro abogado, es el Espíritu de verdad.

Jesús dijo que el Espíritu Santo nos recordará todo lo que Jesús enseñó a sus discípulos.

No debemos olvidar…

Que la promesa de otro consolador está dentro de la parte del último discurso a la que hemos dado el título «Palabras de consuelo«.

El propósito de Jesús al comunicar la verdad del Espíritu Santo a sus discípulos era la de consolarlos.

Y qué consuelo hay en estas tremendas revelaciones para todos los discípulos de Cristo y para nosotros también.

Cuando venga el consolador, está muy relacionada con el hecho de que Jesús va al Padre.

El Consolador viene porque el hijo ruega al Padre. La realidad del otro Consolador es el resultado directo de la actividad intercesora de nuestro Salvador.

También…

No debemos olvidar que es el Espíritu de Verdad quien estará en medio de nosotros acompañándonos a nuestro lado y dentro de nosotros. Como habíamos dicho que el Espíritu Santo estará dentro de, al lado de y en medio de nosotros.

Esta idea -entendemos- que los discípulos no se van a quedar huérfanos. Los no creyentes no reconocen la existencia del Espíritu porque nada más se revela a los creyentes y no a los no creyentes.

La relación entre Jesús y sus discípulos y con el Espíritu Santo es una que el mundo no puede apreciar, porque el mundo no conoce al Padre. Cuando no se conoce a Jesús y no podemos tener el Espíritu Santo en nosotros.

Lo que nos enseña en este texto es que Jesús no deja solos a sus discípulos para realizar su tarea. El mismo está con ellos. El vendrá a ellos. Ésta venida de Jesús es doble:

  1. El Espíritu Santo viene a morar con sus discípulos en la segunda venida. Dos acontecimientos íntimamente relacionados. Seguramente Jesús está haciendo referencia a su presencia en ellos después de la resurrección y antes de su ascensión. Este parece ser el contexto del verso 19 y también lo podemos aplicar a la presencia del Espíritu parece hacer referencia en el verso 20.
    La presencia del Espíritu en el creyente. No se ve muy clara la relación Padre-Hijo e Hijo y el creyente.
  2. El que es creyente es el que tiene los mandamientos de Cristo, sabe de su voluntad, sabe lo que Cristo quiere de él. Los discípulos tienen esta revelación: el que tiene los mandamientos es el que ama al Señor y es el que guarda estos mandamientos.
    El que los discípulos guarden los mandamientos, hará que Jesús haya acto de presencia en ellos. Éstos transformarán al creyente en el amado de Dios.

Si amamos a Cristo hacemos su voluntad; y si amamos a Cristo somos amados del Padre y Cristo se manifestará a nosotros.
Judas (no el iscariote) no entendió esto y preguntó sobre el asunto. Qué bueno que preguntó, porque la respuesta que le dio Jesús nos sirve también a nosotros y en nuestra siguiente meditación vamos a continuar en este capítulo 14.
Pero Jesús no deja solos a sus discípulos por eso dice: «no os dejaré huérfanos» porque Jesús se va al cielo y el Espíritu Santo viene a morar con su pueblo.

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