Adoración

Una de las cosas que hacemos en el culto es adorar. La adoración es parte de nuestro “orden del culto” y es un aspecto esencial de nuestro culto. Adorar es reverenciar con sumo honor y respeto. Como tal, el adorar es una actitud, una postura, una orientación. La adoración no se hace solamente en un momento o en un tiempo designado; más bien es todo en ambiente en que nos dirigimos a Dios y disfrutamos en su presencia

Se habla, a veces, de adorar a la novia (o al novio). Los casados se adoran mutuamente, por supuesto, y los hijos adoran a sus padres y los padres a sus hijos. Una persona puede llegar a adorar a su coche o su reloj, pero el que lo haga tendrá sus valores tergiversadosa

Pero aun en estos ejemplos el adorar no es algo que se hace a las 10:00 de la mañana o a las 7:30 de la noche, es más bien una actitud, una postura, o una orientación hacia cierta persona o hacia cierto objeto. Puede haber desde luego, algunos momentos de contemplación especial, cuando la adoración sea más consciente y cuando llegue a ser una actividad manifiesta.


La adoración a Dios es una actitud constante, una orientación que siempre tenemos, una postura hacia Dios que caracteriza toda nuestra vida, pero algunas veces, en unos momentos especiales, experimentamos esta adoración en un sentido más activo. Estos momentos son momentos del culto. “El llamamiento a la adoración” anuncia los momentos de adoración concentrada y urge nuestra participación. Su fin es de orientarnos hacia la contemplación que es una verdadera manifestación de nuestra actitud.

La alabanza, que es parte de la adoración es más bien un acto específico. Es  algo que hacemos en un momento designado. Alabar es elogiar, es  celebrar con expresiones adecuadas. Normalmente es una celebración con palabras y música; pero hay otras expresiones que son elocuentes, actos simbólicos que tiene profundos significados; la ofrenda; por ejemplo, es uno de ellos. La adoración también puede (y debe) ser un momento de alabanza tanto como una expresión de nuestra adoración.

Esperamos que los cultos de “Berith” sean momentos concentrados de adoración, y que la alabanza sea activa y profunda. Deseamos que nuestra adoración sea la actitud correcta hacia Dios en toda nuestra vida y, en especial, en nuestros cultos.

Editorial 28 de Junio 2020
Boletín Buen Oleo
Gerald Nyenhuis H

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