
Sociedad Femenil Lidia – 22 julio, 2020
Hermanas, esta es la lección que corresponde al día de hoy 22 de julio de 2020, en la Soc. Femenil Lidia: la expositora es la Hna Maggy Angulo, así que incluimos su comentario en audio acerca de la lección de hoy.
Tema: «4. La oración es derramar el corazón o alma de modo sincero, consciente, afectuoso ante Dios por medio de Cristo en el poder y ayuda del Espíritu» «5. La oración consiste en derramar el corazón o alma, de manera sincera, consciente, afectuosa, delante de Dios, por medio de Cristo, en el poder y ayuda del Espíritu, pidiendo lo que El ha prometido, y lo que es conforme a su Palabra.»
También se incluye el texto del libro correspondiente a esta lección
El versículo para memorizar: 1 Corintios 14:15
¿Qué, pues? Oraré con el espíritu, pero oraré también con el entendimiento; cantaré con el espíritu, pero cantaré también con el entendimiento.
Texto del libro «La Oración» por John Bunyan
- La oración es derramar el corazón o alma de modo sincero, consciente, afectuoso ante Dios por medio de Cristo en el poder y ayuda del Espíritu. Estas cosas dependen de tal modo unas de otras que es imposible que haya oración sin que todas ellas concurran. Por muy excelente que sea nuestro hablar, Dios rechaza toda súplica que no lleve estas características. Si no se derrama el corazón sincera, consciente y afectuosamente delante de El, y eso por medio de Cristo, no se hace otra cosa sino un mero esfuerzo de labios, lo cual está lejos de ser agradable a los oídos de Dios. Así también, si no es en el poder y ayuda del Espíritu, será como el fuego extraño que ofrecieron los hijos de Aarón (Levítico 10:1).: Mas de esto hablaré más extensamente más adelante. Entretanto concluimos que lo que no se pide por medio de la enseñanza y ayuda del Espíritu no puede ser conforme a la voluntad de Dios.
- La oración consiste en derramar el corazón o alma, de manera sincera, consciente, afectuosa, delante de Dios, por medio de Cristo, en el poder y ayuda del Espíritu, pidiendo lo que El ha prometido, y lo que es conforme a su Palabra. La oración es oración cuando se halla dentro del ámbito y del designio de la Palabra de Dios; pues cuando la petición es ajena al Libro, es blasfemia o, cuando menos-, vana garrulería. Por esto David, en su oración, no apartaba la vista de la, Palabra- de -Dios: «Se pegó al polvo mi alma; vivifícame según tu palabra» (Salmo 119:25). Y también: «Se deshace mi alma en ansiedad: corrobórame según tu palabra » (Salmo: 119:49). Ciertamente el Espíritu Santo no vivifica ni mueve directamente el corazón del cristiano sin la Palabra, sino por, con y a través de ella, trayéndola al corazón, y abriendo éste, por cuyo medio el hombre es impulsado a allegarse al Señor, y contarle su condición, y también a argumentar y suplicar conforme a su Palabra.» Así ocurrió en el caso de Daniel, aquel poderoso profeta del Señor. Entendiendo por los libros que la cautividad de los hijos de Israel estaba cercana a su fin, ora a Dios conforme a la Palabra: «Yo Daniel miré atentamente en los libros», (los escritos de Jeremías) «e1 número de los años, del cual habló Jehová al profeta Jeremías, que había de concluir la asolación de Jerusalén» en setenta años, Y volví mi rostro al Señor Dios, buscándole en oración y ruego, en ayuno, y cilicio, y ceniza» (Daniel 9:2, 3). – Por todo lo cual, el Espíritu es el ayudador y director del alma, cuando ésta ora conforme a la voluntad de Dios, porque es el mismo Espíritu el que la regula por y según la Palabra de Dios y su promesa. Por esto nuestro Señor Jesucristo mismo se retuvo en una ocasión, aunque su vida dependía de ello: —Puedo ahora orar a mi Padre, y El me daría más de doce legiones de ángeles; pero, ¿cómo se cumplirían las Escrituras, que así conviene que sea hecho?» Como diciendo: Si hubiera tan sólo una palabra acerca de ello en la Escritura, pronto estaría lejos de las manos de mis enemigos: los ángeles me ayudarían. La Escritura no justificaba tal clase de oración. Se ha de orar conforme a la Palabra y a la promesa. El Espíritu ha de dirigir por medio de la Palabra, tanto en la manera como en el tema de la oración. «Oraré con el espíritu, mas oraré también con entendimiento» (1Corintios 14:15). Pero no hay entendimiento sin la Palabra, pues sin ella, ¿qué sabiduría queda?
Acceso a Reunión Virtual Zoom de hoy 22 de julio, 2020 (5:30 pm):

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