El deber del pueblo de Dios cuando ora

Meditación sobre Salmo 85:8; 1 Juan 5:14-15 y Juan 16:24 por el A.I. Francisco Alonso P.

Salmos 85: 8

Escucharé lo que hablará Jehová Dios; Porque hablará paz a su pueblo y a sus santos, Para que no se vuelvan a la locura.

1a. de Juan 5:14 y 15

Y esta es la confianza que tenemos en El, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, El nos oye.
Y si sabemos que El nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemo las peticiones que le hayamos hecho.

Juan 16:24

Hasta ahora nada habeís pedido en mi nombre; pedid, y recibireís, para que vuestro gozo sea
cumplido

El salmo 85 nos dice así:

Escucharé lo que hablará Jehová Dios; Porque hablará paz a su pueblo y a sus santos, para que no se vuelvan a la locura.
El pueblo del Señor ha de observar cuidadosamente la respuesta de Dios a sus oraciones.
Este salmo fue escrito en nombre de toda la congregación de los judíos y para consuelo de ellos, constituyendo por una parte una profecía y por otra parte una petición del retorno del pueblo a su tierra querida.
Este salmo empieza con oración, recordando la contínua e insistente misericordia de Dios, Jehová procede con una contínua misericordia hacia el pueblo de Israel en tiempos pasados.
No es la primera vez, que la iglesia ha estado en cautividad, y que el Señor la ha liberado, y por lo tanto el pueblo tiene la esperanza de que lo hará de nuevo.
Lo que se observa es: que cuando un hombre eleva sus oraciones de acuerdo a la voluntad de Dios, debe tener plena seguridad de que Él en su infinita misericordia contestará esas oraciones , pero además, ese hombre y la iglesia deben observar cuidadosamente cuál es la respuesta de Dios.
¿Porqué debemos como pueblo de Dios y de manera personal , una vez que hemos orado, seguir con atención la respuesta de Dios?
Porque de lo contrario hacemos vana en nuestros corazones una ordenanza de Dios.
Si como iglesia, o como persona, no observamos cuidadosamente la respuesta de Dios a nuestras oraciones, es señal de que no creemos que nuestras oraciones sean un medio tremendamente eficaz para obtener respuesta, y es como decir secretamente en nuestros corazones

“¿ y de qué nos aprovechará que oremos a El ?”

Si el cristiano y la iglesia practican la oración, y no esperan la respuesta, prácticamente estamos diciendo que la oración dirigida a Dios, no sirve para obtener la respuesta de Dios a nuestras peticiones.
Toda oración sincera que surge del corazón contrito de un creyente o de la iglesia, es escuchada por Dios y no será presentada en vano, más tendrá respuesta de Dios.

En 1ª. de Juan 5:14 y 15 , la Palabra nos dice:

“ Y ésta es la confianza que tenemos en El, que si demandáremos alguna cosa conforme a su voluntad, El nos oye”.
Cuando un creyente piadoso ora de acuerdo a la voluntad de Dios, tan pronto la oración llega al cielo, lo cual ocurre en un instante, la petición es concedida por Dios. De modo , que ninguna oración conforme a la voluntad de Dios, es en vano, y el Señor tendrá la respuesta a esa oración, pues cuando Dios le da al creyente y a la iglesia un corazón que hable, El tiene oído para oír ; y respuesta a esa oración.
Una vez que Dios dio su respuesta , es tarea del creyente y de la iglesia, verificar acusiosamente la respuesta de Dios a esa oración.
Las peticiones del creyente y de la iglesia, no se apartan de la vista de Dios que envía su respuesta, esta respuesta de Dios es el “hablar” de El , Dios nos habla con sus grandes hechos contenidos en su Palabra.
Asimismo, si Dios ya te da una respuesta y no haces caso de ella ( la pasas por alto) , estás dejando que Dios te hable en vano. Por ejemplo; si dos hombres andan juntos, y uno de ellos, después de decir lo que quería, no escucha la respuesta del otro hombre, el otro hombre desatiende la respuesta, se considera que ha menospreciado en gran manera a su compañero.
Así como no contestar es menosprecio, así también no atender a lo que otro dice, es también menosprecio.
Debemos estar muy atentos de como Dios procede para con nosotros y comparar nuestras oraciones y las de la iglesia con sus respuestas, esto equivale a un diálogo.
Si no somos atentos a las respuestas de Dios ¿cómo bendeciremos a Dios y le daremos gracias a El por oír y responder nuestras oraciones?
Si hay algo que nos pueda ofrecer motivos de gratitud, es precisamente el seguimiento y el estudio de las respuestas de Dios a nuestras oraciones.
En ocasiones presentamos este proceder: oramos pidiendo y no somos agradecidos ante Dios, esto se debe a que no le damos importancia a las respuestas de Dios, o les ponemos muy poca atención.
Si no prestamos atención a las respuestas de Dios, perdemos gran parte del consuelo que nos da. No hay mayor gozo que ver como son contestadas las oraciones de los creyentes de la iglesia.
Juan 16:24 afirma: Pedid y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido. Cuando oramos por otros, y las oraciones son contestadas por el Señor, la alegría nos invade.
Mucho perdemos de nuestras consoladoras bendiciones cuando no somos diligentes en observar las respuestas de Dios a nuestras súplicas.

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