La salvación es de Jehová
CDMX, viernes 2 de octubre de 2020
El profeta Jonás se resistió a obedecer la voluntad de Dios de ir a Nínive, por lo que trato de escapar en un barco a Tarsis, Dios envió una gran tormenta que alcanzo la nave y parecía que se partiría por causa del furor de la tormenta. Cuando los marineros vieron que toda esperanza parecía perdida, y la nave se hundiría a causa de la tormenta, ellos tomaron la decisión de hacer lo que Jonás había pedido, pero tomaron la precaución de orar a Dios, dijeron: “Te rogamos ahora, Jehová, que no perezcamos nosotros por la vida de este hombre, ni pongas sobre nosotros la sangre inocente”, y echaron a Jonás en el mar y el mar se calmó.
En el último versículo del capítulo 1 dice:
17 Pero Jehová tenía preparado un gran pez que tragase a Jonás; y estuvo Jonás en el vientre del pez tres días y tres noches.
Aunque Jonás fue rebelde y se resistía, pensó que al echarlo al mar todo terminaría. Pero Dios quería a Jonás en el mar a merced de las olas.
Aquí estamos frente a un milagro, Dios había preparado un gran pez especialmente para que tragara a Jonás. Estuvo en él por tres días con sus noches.
Como Jesús mismo lo dijo en Sn. Mateo 12: 40-41 dice:
40 Porque como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches.
41 Los hombres de Nínive se levantarán en el juicio con esta generación, y la condenarán; porque ellos se arrepintieron a la predicación de Jonás, y he aquí más que Jonás en este lugar.
Hermanos, la situación de Jonás ilustra la resurrección de nuestro señor Jesucristo, el gran propósito de la gracia de Dios no puede ser detenido.
En el versículo 1 de nuestro pasaje dice:
1 Entonces oró Jonás al Señor, su Dios, desde el vientre del pez,
2 y dijo: Invoqué en mi angustia a Jehová, y él me oyó; Desde el seno del Seol clamé, Y mi voz oíste.
Jonás pensó, caeré en el mar en medio de las olas, tratar de nadar en esa tormenta sería imposible, pero que sucede al caer al mar, se está hundiendo entre las olas, pero antes de que piense otra cosa ya lo está devorando un pez.
Jonás esta angustiado ante esta situación, se siente morir en la boca del gran pez, y en un momento está adentro en el vientre del pez.
En este momento de desesperación se acuerda que tiene un Dios y empieza a orar pidiendo perdón por su resistencia, rebeldía y por su desobediencia.
Jonás comienza su oración con el Salmo 18:6 dice
En mi angustia invoqué a Jehová, Y clamé a mi Dios. El oyó mi voz desde su templo, Y mi clamor llegó delante de él, a sus oídos.
Hermanos, cuantas veces nos encontramos como Jonás angustiados desesperados en medio de enfermedades, problemas que nos ahogan o situaciones en las que no encontramos salida, debemos recordar en Sn. Mateo 19: 26, las palabras del señor Jesús a sus discípulos;
Y mirándolos Jesús, les dijo: Para los hombres esto es imposible; más para Dios todo es posible.
Oremos a nuestro Dios por medio de la gracia que es en Cristo Jesús pidiendo a nuestro Señor por nuestras necesidades, sabiendo que Él nos escucha en donde quiera que estemos.
En los versículos del 3 al 4 dice:
3 Me echaste a lo profundo, en medio de los mares, Y me rodeó la corriente; Todas tus ondas y tus olas pasaron sobre mí.
4 Entonces dije: Desechado soy de delante de tus ojos; Más aún veré tu santo templo.
En este momento de angustia Jonás se da cuenta de que Dios fue el que lo echo al mar y recuerda en su oración el Salmo 42 :7 que dice:
Un abismo llama a otro a la voz de tus cascadas;
Todas tus ondas y tus olas han pasado sobre mí.
Se siente desolado en esta situación, siente como el pez va nadando entre las olas del mar llevándolo en su vientre.
En los versículos del 5 al 7 dice:
5 Las aguas me rodearon hasta el alma, Rodeóme el abismo; El alga se enredó a mi cabeza.
6 Descendí a los cimientos de los montes; La tierra echó sus cerrojos sobre mí para siempre; Mas tú sacaste mi vida de la sepultura, oh Jehová Dios mío.
7 Cuando mi alma desfallecía en mí, me acordé de Jehová, Y mi oración llegó hasta ti en tu santo templo.
Jonás estaba consciente de que este pez, sería tumba, su sepulcro.
Jonás era un profeta, un conocedor de la ley y de los salmos de David, sabía que solo su oración sincera, desde lo más profundo de su corazón sería escuchada por Dios y lo sacaría de este Pez.
La oración de Jonás en este momento de desesperación y desamparo, fue un acto de fe, con la mirada puesta en Dios. El Dios del que había intentado escapar, ahora es su única esperanza, solo Él puede ayudarle.
En los versículos del 8 al 10 dice:
8 Los que siguen vanidades ilusorias, Su misericordia abandonan.
9 Mas yo con voz de alabanza te ofreceré sacrificios; Pagaré lo que prometí. La salvación es de Jehová.
Jonás obtuvo una enseñanza de esta terrible situación, aprendió que el tratar de escapar de la voluntad de Dios es una vanidad engañosa, pues de lo único que huía era de la misericordia de Dios.
Hermanos, cuando tratamos de vivir sin Dios solo estamos rechazando su amor y su misericordia. Jonás se da cuenta de que resistir a Dios y tratar de huir de Él es una necedad, Pues Dios está ahí donde quiera que vayas y sabemos que Dios es el Creador y sustentador de todo lo que existe.
En 2ª Pedro 3: 9 nos dice:
El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.
Hermanos, Demos gracias a Dios por su paciencia y por su gran misericordia. Debemos recordar que por su gracia estamos vivos y por su gran misericordia no nos paga conforme a nuestros hechos.
Jonás promete cumplir la voluntad de Dios y hacer todo lo que le mande, reconoce el poder,
La gracia y soberanía de Dios cuando afirma sin dudar: “La salvación es de Jehová”.
En el versículo 10 dice:
10 Y mandó Jehová al pez, y vomitó a Jonás en tierra.
Esta es la respuesta a la oración y confesión de Jonás. Dios dirigió el pez a la playa donde vomito a Jonás.
Jonás se salvó por la gracia de Dios, cuando confiesa “la salvación es de Jehová”, está afirmando que fue librado de la muerte segura en el vientre del pez, no porque él era muy bueno o porque tenía muchas buenas obras, sino por la sola gracia de Dios.
El apóstol Pablo en Efesios 2: 8 -10 nos dice:
8 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios;
9 no por obras, para que nadie se gloríe.
10 Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.
Hermanos, en esos momentos de angustia y desesperación, en medio de enfermedades, problemas, o situaciones en las que no encontramos salida. Reconozcamos el poder, la gracia y la soberanía de Dios. oremos a nuestro Dios por la gracia que es en Cristo Jesús, Y afirmemos con fe y sin dudar: “La salvación es de Jehová”.
A. I. Nelson Daniel Miranda Giles.