
Sociedad Femenil Lidia – 28 octubre, 2020
Hoy terminamos con el estudio sobre La Reforma
El tema: Calvino y la educación
Bibliografía
La Contribución de Calvino en el campo de la educación JULIO 3, 2009 ~ I. DANIEL TOVAR Bibliografía: Los Forjadores de Nuestra Fe. Autor: Ismael Amaya Editorial: Logoi Institución de la Religión Cristiana Autor: Juan Calvino Editorial: Editorial de Literatura Reformada Felire (1994)
Himno #237 «Maravillosa gracia» – Hna. Azucena Prado
SOCIEDAD FEMENIL LIDIA
28 de octubre 2020
Calvino y la educación
El protestantismo es educador por excelencia, y ha ejercido una innegable influencia en la educación contemporánea. Grandes Universidades europeas y de los Estados Unidos de América, como Harvard y Yale, fueron fundadas por ministros protestantes, quienes siguiendo los principios de la educación que se encuentran en las Sagradas Escrituras sentaron las bases de una educación de alta calidad, que ha llegado hasta nuestros días.
Calvino, a su llegada a Ginebra en 1536, hizo de la educación de los jóvenes una de sus primeras preocupaciones, y expresó la necesidad de una institución de educación superior. Pero no fue sino hasta que sus enemigos le dieron un respiro, en 1555, que pudo dar a este asunto la atención que merecía. Al año siguiente, propuso: la reorganización del sistema escolar al Concilio, pero no fue sino hasta 1558, cuando dicha organización tomó una acción definitiva, al aceptar los planes definitivos y aprobar la adquisición de un terreno, que Calvino había escogido por su belleza y utilidad.
Para financiar este proyecto el mismo Calvino salió a solicitar donaciones, y se animó a los pobladores a hacer aportaciones en sus testamentos, de manera que la determinación y el entusiasmo de los ginebrinos superaron las fronteras de sus limitaciones.
Y aunque el edificio fue terminado hasta 1563, fue dedicado y puesto en uso en 1559. El siempre difícil problema de conseguir instructores fue resuelto por la rebelión del equipo de trabajo de la Academia de Lausana, que al renunciar en protesta contra la atribución impuesta desde la ciudad de Berna de aceptar la autoridad secular en casos de disciplina espiritual, trasladó su campo de trabajo a Ginebra
El 5 de Junio de 1559, en la Iglesia Catedral, Teodoro de Beza,(teólogo calvinista francés) quien había sido elegido como rector, pronunció un notable discurso inaugural, en el que felicitó a Ginebra por haber fundado una escuela para estudios libres de la superstición medieval, y se leyeron los estatutos de la escuela, preparados por y Calvino como su principal promotor. En dicha ocasión Calvino simplemente hizo unos pocos comentarios de cierre y pronunció una oración. Con esta actitud resalta verdadero interés de Calvino, de no tener un papel protagónico ante el hecho de que nombró rector a Beza en lugar de a sí mismo.
El concepto primordial de Calvino concebía a la educación dentro de la reforma de la iglesia como una renovación de la cultura, libre de supercherías, y para concretar esta idea progresista, y siguiendo estos principios funda la Academia.
Calvino rescata las bases del conocimiento sólido, libre de supersticiones, que comprendían la veneración por lo antiguo, recordemos que Europa estaba saliendo del medioevo, una etapa oscura, llena de miedos y mitos colmada de miedos reales o imaginarios, tradiciones y pensamientos mágicos, que en oposición se transparenta la educación en el marco de una filosofía cristiana, de acuerdo a los siguientes principios:
- El estudio de las artes y las ciencias no es para la alabanza del ingenio humano, o para el deleite de una minoría elitista, sino para la mayor gloria de Dios.
- El aprendizaje no es un asunto individual, sino para la enseñanza de otros, y ambos procesos han de estar al servicio de Dios y de su reino.
- Una educación liberal no puede estar divorciada de la meta del hombre en la vida; debe entender las escrituras con el propósito de hacer la voluntad de Dios.
- Las artes y las ciencias liberales no nos dan el verdadero conocimiento de Dios, a menos que nuestros ojos hayan sido primero abiertos por medio del Espíritu.
Con estas bases la Academia abre sus puertas con una matrícula de 162 jóvenes, en su mayoría de origen francés, cinco años más tarde, después de la muerte de Calvino, la escuela elemental tenía 1200 estudiantes y la Academia propiamente dicha, la schola publica contaba con 300 alumnos. De esta manera Calvino aseguró el futuro de Ginebra, haciéndola iglesia, escuela y la primera fortaleza de la libertad del pensamiento de los tiempos modernos.
La influencia cultural del sistema educativo centrado en Dios de Calvino es incalculable, pues en la Academia además de teología, artes y ciencias, también se enseñaban leyes y medicina y de ahí surgió una corriente de hombres jóvenes, entrenados para el ministerio del Evangelio, que no se quedan en sus fronteras sino que se dirigieron a toda Europa.
El calvinismo, hizo importantes aportaciones a la educación moderna , ya que en la Edad Media la Iglesia Católica consideraba a la ciencia como herejía, y quienes cuestionaban al pensamiento de la iglesia romana se arriesgaban a sufrir la persecución y muerte. En este contexto la contribución de Juan Calvino a la educación fue fundamental, pues a donde quiera que ha ido el calvinismo, ha llevado la escuela y ha dado un poderoso impulso a la educación popular.
La fe en un Dios Trino demanda madurez intelectual, de hecho, se puede decir que la existencia humana está unida a la educación del pueblo. Calvino afirmaba: “se requiere ejercicio mental para aprender todo lo que implica el conocimiento de Dios”, por tanto apeló a la razón humana para amar a Dios, no solo con todo el corazón, sino también con toda la mente.
Calvino sostenía que “una fe verdadera debe ser una fe inteligente”, la experiencia ha demostrado que la piedad sin conocimiento es, al final de cuentas, tan peligrosa como el conocimiento sin piedad; comprendía claramente que la difusión de su doctrina dependía no solo de la formación de los hombres que podían exponer, sino de la inteligencia de las grandes masas de la humanidad que habían de recibirla.
Juan Calvino coronó su obra educativa en Ginebra, propiciando la formación de miles de estudiantes peregrinos de la Europa continental y de las Islas Británicas que en principio se sentaron a sus pies y después llevaron la doctrina a cada rincón de Europa, donde se decía: “con el romanismo va el sacerdote; con el calvinismo va el maestro”.
El amor calvinista por el aprendizaje fue definitivo, y las bases de anteponer la mente, al dinero; inspiró a las familias calvinistas en Escocia, Inglaterra, Holanda y América del Norte, a hacer un esfuerzo extremo por educar al pueblo; donde quiera que ha ido el calvinismo, ha promovido el conocimiento y el aprendizaje, y ha formado muchos científicos que han aportado importantes descubrimientos para la humanidad. Los calvinistas no han sido constructores de grandes catedrales, pero han sido constructores de escuelas, institutos y universidades; no solo llevaron la Biblia y organizaron las escuelas públicas. Calvino fue el padre de la educación popular, y el inventor del sistema de escuelas gratuitas.
Debemos mencionar a la Academia, cuyos principios influyeron como antecedente de la actual Universidad de Ginebra sentaron las bases de esta institución que hoy desempeña un papel preponderante en los distintos campos del conocimiento, como ser líder en los estudios de asuntos diplomáticos e internacionales, y ser considerada como una de las universidades de vanguardia en temas de investigación , pues en sus aulas y áreas de investigación se ha realizado notables descubrimientos en el área de ciencias de la Tierra y la genética entre otros.
En su escrito Ordre du College de Geneve (Ordenamiento de la Universidad de Ginebra) Calvino plantea que el objetivo básico de la educación era el conocimiento de Dios y de su creación para el servicio de Dios. Dicho conocimiento podía obtenerse por el estudio de la historia, como se presentaba en los clásicos y de la naturaleza como se presentaba en las ciencias naturales, pero, argumentaba que, el hombre natural no puede llegar al verdadero conocimiento de Dios o de su mundo sin la regeneración, que es la única que hace posible captar el significado de la revelación de Dios en las Escrituras y restaura al hombre a la perspectiva adecuada.
Esta posición concuerda con la enseñanza de Calvino en su Comentario sobre la Primera Carta a los Corintios, en la que trata del lugar e importancia de la cultura pagana. Calvino rescataría cualquier aprendizaje sólido, libre de superstición, al trasplantarlo al marco de una filosofía Cristiana. Pues a menos que veamos la sabiduría y cultura del hombre a la luz de Cristo ellas son como humo, convertidas en necedad por Dios. Pues, “el hombre, con toda su agudeza, es tan bruto por obtener por sí mismo un conocimiento de los misterios de Dios, lo mismo que un asno está calificado para entender las armonías musicales”.
El estudio de las artes y las ciencias no es para la alabanza del ingenio humano, o para el deleite de una minoría elitista, sino para la mayor gloria de Dios. El aprendizaje no es un asunto individual, sino para la enseñanza de otros, y ambos procesos han de estar al servicio de Dios y de su reino.
De hecho, una educación liberal no puede estar divorciada de la meta del hombre en la vida, a saber, se deben entender las Escrituras con el propósito de hacer la voluntad de Dios. Los artes y las ciencias liberales no nos dan el verdadero conocimiento de Dios, a menos que nuestros ojos hayan sido primero abiertos por medio del Espíritu. Y el estudio de “la filosofía, la ciencia y la elocuencia tengan como su propósito último la comprensión más profunda del hombre de aquello que Dios dice por medio de las Escrituras”.
Calvino, es cierto, se había convertido en una figura ecuménica antes del establecimiento de la Academia por medio de sus cartas, comentarios, la influencia de las Instituciónes, y su posición heroica contra el Papa y la jerarquía en cada recodo del camino; sin embargo, la Academia uno de sus máximos logros. De ella emanaron una corriente de hombres jóvenes, entrenados para el ministerio del Evangelio, para todas las tierras de Europa Occidental. Además de teología, artes y ciencias, también se enseñaban en Ginebra leyes y medicina. La influencia cultural del sistema educativo centrado en Dios de Calvino es casi incalculable.
Tratar de abordar el impacto que las ideas de Calvino han tenido en la política, la economía, el arte y la educación, abarcarían varios meses de estudio. Sin embargo, las amplias implicaciones culturales son claramente evidentes.
Calvino estaba dispuesto a aceptar los dones de la gracia común de Dios en el campo de la cultura humana y aún admitió que los no creyentes fuesen maestros en asuntos de técnica y de formas artísticas. Sin embargo, nunca perdió de vista la antítesis en la cultura, la oposición entre Cristo y el mal. Esto se torna muy evidente en el establecimiento de la Academia, que por su importancia ha sido llamada el seminario de la reforma eclesiástica.
Calvino, por tanto, no solo debe estar entre los grandes teólogos, pastores, actores sociales y reformadores, sino también entre los grandes educadores del siglo XVI.
Un gran hombre si, un gran reformador si, lleno de grandes cualidades si, pero no debemos perder de vista que la honra y gloria todo se la debemos a Nuestro Rey y Señor eterno. A Él sea la Gloria.
El versículo para memorizar: 2 Timoteo 3:16 y 17
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