
EMANUEL es JESUS
Meditación sobre Isaías 7:14 por el A.I. José Antonio Velázquez
“Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel.”
Esta promesa Dios la revelo al profeta Isaías en momentos muy difíciles para el pueblo de Judá, en los tiempos del gobierno de Acaz. En un solo dia murieron 120,000 personas y fueron tomadas en cautiverio 200,000 incluyendo mujeres y niños.
La alianza de Rezín rey de Siria y Peka rey de Israel, contra Judá es devastadora y aniquilante; la ciudad fortificada de Elat, parte fundamental del reino de Judá, ha sido tomada por Rezín rey de Siria y aliado de Peka.
El pronóstico es: la devastación total del pueblo de David.
Y nos narra la historia:
«Y se le estremeció el corazón y el corazón de su pueblo, como se estremecen los árboles del monte a causa del viento.» Isaías 7:2
El rey Acaz teme lo peor y no encuentra consuelo; Judá va a ser totalmente destruida. Es por esto por lo que el Señor manda al profeta Isaías ante Acaz para dar un mensaje y quitar ese temor
Y dijo Dios: “guarda y reposa, no temas ni se turbe tu corazón.”
Dios le dice a Acaz que le pida prueba o milagro para verificar la veracidad de tal promesa, a lo que Acaz responde en humidad: “no pediré, y no tentare a Jehová”.
Y es Dios quien toma la iniciativa y decide en su santa sabiduría dar señal: » he aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel”, que quiere decir: Dios con nosotros.
Y comerá mantequilla y miel.
Literalmente «Dios entre nosotros» encarnado, se alimentará como todo hombre, Dios se manifiesta en carne, es en esta profecía en que se manifiesta la naturaleza tanto humana como divina al tener una concepción milagrosa, al ser concebido por una mujer virgen y va a ser alimentado con mantequilla y miel. De modo que hemos de entender Dios con nosotros en el sentido de Dios encarnado, habitando entre nosotros, lleno de gracia y de verdad, quien crecerá nutriéndose de forma natural como los hombres hasta que deseche lo malo y escoja lo bueno.
Y fue así, como Dios hizo la promesa 700 años antes al pueblo judío
Mateo nos narra fehacientemente el nacimiento del Redentor; quien nació de una virgen, su nombre; María, quien concebirá del Espíritu Santo y tendrá un hijo cuyo nombre será Jesús porque Él salvará a su pueblo del pecado
Este es el hecho, la promesa cumplida de que la virgen dará a luz un niño, en Isaías Emanuel, en Mateo nombrado Jesús, ambos nombres nos revelan lo que Dios Hijo es: Dios encarnado, Dios con nosotros y quien nos dará salvación, ambas cosas necesitaba el pueblo de Judá en el momento de la promesa ante la invasión de sus enemigos, ambas cosas necesitamos nosotros en este tiempo tan duro y aterrador
Hoy estamos por celebrar un año más de este acontecimiento: el nacimiento de nuestro Salvador, aquel que dio su vida por nosotros, quien nos ha de llevar al paraíso eterno e imperecedero.
Quien nos da la demostración de amor más grande e inigualable, ya que fue decretado por Dios mismo al mandar a su unigénito Hijo para nuestra salvación
Solo un hombre con la naturaleza divina y humana puede darnos la salvación como le fue revelado a Isaías: comerá mantequilla y miel, siendo Dios mismo, hecho hombre, entre nosotros, por lo que todo lo que recibimos y hagamos será en el nombre de Él; quien está con nosotros para consolarnos, iluminarnos, protegernos en todo momento y en el día del juicio final será nuestro abogado.
Su nombre no fue escogido al azar ni puesto por hombre alguno, sino por Dios mismo, ya que es nuestro salvador y su nombre es Jesús, su nombre es Emanuel, Dios con nosotros.
Este es el verdadero sentido de la navidad, el acto de amor del Padre hacia sus hijos, quienes serán salvos por la gracia y sacrificio de nuestro Señor, disfrutemos de su presencia en nuestras vidas y con Él su protección y su cuidado al ser su pueblo elegido, al saber que no estamos solos ni abandonados a nuestra suerte, el Salvador habita con nosotros