El mesías de la profecía de Miqueas

Meditación sobre Miqueas 5:3-5a por el A.I. Nelson Daniel Miranda Giles

CDMX, viernes 18 de diciembre de 2020

Las profecías del profeta Miqueas tiene que ver con Samaria y Jerusalén. Después de proclamar su mensaje del juicio de Dios. “en los primeros capítulos.
En los capítulos 4 y 5, Miqueas nos habla de “quién como Dios en profetizar luz y esperanza, en dar consuelo a su pueblo».

Miqueas pertenecía a la tribu de Judá, fue un contemporáneo del profeta Isaías, y también los profetas menores Oseas y de Amós. Profetizó en los días de los reyes Jotam, Acaz y Ezequías que eran reyes de Judá. Durante la última parte del siglo VIII a C. Su profecía es del juicio de Dios por el pecado de su pueblo.

Miqueas afirmo el pensamiento: ¿Quién es como Tú? Es decir, ¿quién es como nuestro Dios? a lo largo de todo su libro.

En Miqueas 5:2 nos dice que, Dios va a levantar un Señor en Israel y saldrá del pequeña aldea de Belén de Judea, que vendría del linaje de David, y ocuparía el trono de David su Padre.

En la segunda parte del versículo 2 nos habló de que “sus salidas o su presencia es desde el principio, desde los días de la eternidad”, podemos entender que la eternidad se extiende que es desde el más remoto pasado y se prolonga hasta el más remoto futuro.

En el primer versículo de nuestro pasaje Miqueas 5:3 dice:

3 Pero los dejará hasta el tiempo que dé a luz la que ha de dar a luz; y el resto de sus hermanos se volverá con los hijos de Israel.

El Profeta Miqueas nos dice que por el juicio de Dios el pueblo de Israel pasara por un periodo de gran tribulación y durante este tiempo Dios estará alejado de su pueblo.

A los Israelitas les sobrevendrán padecimientos, serían asediado y conquistados por pueblos extranjeros, serán humillados sus jueces y reyes, sojuzgados, heridos y exiliados. Todo esto por causa de su pecado.

Hasta que llegue el tiempo de la venida del Mesías, un nacimiento en el tiempo y en el momento más adecuado, para cumplimiento de esta profecía tuvieron que pasar más de 700 años.

El apóstol Pablo en Gálatas 4:4 y 5 nos dice:

4 Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley,
5 para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos.

Jesús el hijo de Dios vino al mundo, Él dejo la gloria del cielo por amor a nosotros. Podemos reconocer que Jesús nació como un ser humano con todas nuestras pasiones y debilidades. Él permanece completamente hombre y completamente Dios. Él es nuestro Señor y redentor por la gracia de Dios.

En el versículo 4 dice:

4 Y él estará, y apacentará con poder de Jehová, con grandeza del nombre de Jehová su Dios; y morarán seguros, porque ahora será engrandecido hasta los fines de la tierra.

Miqueas nos dice, que después del tiempo de prueba y tribulación en el exilio regresaran a su tierra y el Señor nacido en Belén cuidara de su pueblo como un pastor cuida de su rebaño.

En Sn Juan 10: 14 al 16 el señor Jesús nos dice:

14 Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen,
15 así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas.
16 También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor.

El señor Jesús nos llama a seguirle, a ser parte de su rebaño, reconozcamos su voz, sabemos que él quiere lo mejor para cada uno de nosotros, él nos cuida de todo mal y nos llevará a buenos pastos donde estaremos seguros, debemos confiar que, en los momentos de prueba, de problemas o enfermedad el estará a nuestro lado para confortarnos.

El Apóstol Pablo en Efesios 1: 17 al 19 dice:

17 para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él,
18 alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos,
19 y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza,

Hermanos, creamos que la grandeza de su poder alumbra nuestros entendimiento y guía nuestros pasos en todo momento.

En la primera parte del versículo 5 dice:

5 Y éste será nuestra paz.

La paz de Dios: Shalom es más que la ausencia de guerra, es la tranquilidad que acompaña el saber quién eres y de dónde vienes.

Es la prosperidad en que Dios nos acompaña, no solo que ya no vivirás con desasosiego de tus necesidades o preocupaciones cotidianas, ni tampoco es la acumulación de bienes materiales, sino un espíritu agradecido.

Se trata de la seguridad que viene con tener fe en que Dios te ama y que proveerá por tus necesidades. El Señor de Belén traerá la paz de Dios a sus corazones, porque él es paz.

El Apóstol Pablo en Efesios 2: 12 al 15 nos dice:

12 En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo.
13 Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo.
14 Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación,
15 aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz,

Hermanos, como el pueblo de Israel estuvo lejos de Dios, así nosotros estuvimos lejos por nuestras faltas, pecados y malas obras, sin Dios y sin esperanza.

Cristo Jesús vino a este mundo a nacer en un humilde pesebre en Belén de Judea.

Vivió entre nosotros revelándonos el amor de Dios y en su muerte, al derramar su sangre preciosa hizo posible nuestra redención y la abolición de nuestros pecados por la gracia de Dios.

A.I. Nelson Daniel Miranda Giles

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