Perseverando en el llamado
Meditación sobre Hechos 2:36-42 por el A.I. Nelson Daniel Miranda Giles
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México
Transcripción …
CDMX, viernes 21 de mayo de 2021
Diariamente a través de los medios de comunicación recibimos noticias e información de sucesos a veces muy distantes del lugar en que nos encontramos, también de personas o grupos que practican diferentes religiones, que dicen tener la verdad y tratan de influenciar nuestra manera de vivir.
Hermanos, debemos ser perseverantes en nuestra fe, en seguir el ejemplo de Jesús aun en medio de problemas, enfermedad, persecución o situaciones económicas difíciles.
En Sn. Juan 8: 31 y 32 podemos leer:
31 Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos;
32 y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.
La perseverancia nos ayuda a crecer en la fe en Cristo y nos acerca más a Dios.
Perseverar es no desistir. Seguir a Jesús no siempre ha sido fácil, pero si perseveramos en el llamado recibiremos la recompensa de nuestro Dios.
En el versículo 36 de nuestro pasaje en Hechos 2 dice:
36 Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.
Hacía solo siete semanas que Pedro había negado a Cristo en tres ocasiones (Lucas 22:56-62). Pero durante las siete semanas siguientes, Pedro y los demás discípulos fueron transformados por sus encuentros con el Cristo resucitado. Ahora, en Jerusalén, Pedro y los discípulos son llenos del Espíritu Santo.
El Apóstol Pedro se levantó para predicar en esta gran ocasión y es el Espíritu santo la fuerza que está detrás de este sermón que causa la respuesta asombrosa de la multitud.
El Apóstol Pedro estaba predicando que Jesucristo había resucitado y para ello citó el salmo 110:1,
“Porque David no subió a los cielos; empero él dice: Dijo el Señor a mi Señor:
Siéntate a mi diestra, Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.”
Para mostrar que Jesús estaba en el cielo a la diestra de Dios y que desde ahí vendrá una vez más. El punto era que David, en ese Salmo, no hablaba de sí mismo, como muchos habían pensado, sino del mesías que estaba por venir.
Dando a entender que Jesús era el mesías que había de venir, pero que ahora, ya había venido y habitado entre su pueblo más no le habían reconocido. Dando a entender que Jesús había muerto por nuestros pecados, pero que había resucitado y estaba intercediendo por nosotros.
En resumen, los líderes judíos fueron los que propiciaron e instigaron la crucifixión, pero el pueblo judío también fue cómplice al pedirla a gritos.
Ahora Pedro pone sobre esta audiencia la culpa de la crucifixión, aunque es probable que muchos de ellos no hubieran estado involucrados directamente. El Apóstol Pedro utiliza “vosotros” para dar a entender que fue “toda la casa de Israel”
En el versículo 37 del pasaje leemos:
37 Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?
La respuesta de las personas que estaban escuchando a Pedro es sorprendente, la acusación de Pedro de que han crucificado al que Dios nombró Señor y Cristo, al que Dios mandó para salvarles. Les hizo comprender el alcance de sus acciones, y esto les causó un gran dolor, el reconocer su culpabilidad, fue obviamente una obra significativa del Espíritu Santo.
Por su propia historia ellos saben que Dios ha castigado severamente a los pecadores, pero el matar al ungido de Dios. ¡Estamos perdidos! le preguntaron a Pedro ¿Qué haremos?, como responderemos a esta acusación tan grave.
Hermanos, el espíritu de Dios estaba obrando en el corazón de aquellas personas que escucharon el llamado y querían venir a
Él, por eso es que preguntan ¿Qué haremos?
En los versículos 38 y 39 del pasaje leemos:
38 Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.
39 Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.
El apóstol Pedro les hace el llamado al arrepentirse cambiando su manera de pensar y de vivir, el bautizarse en el nombre de Jesucristo, siguiendo en la medida de sus posibilidades, el ejemplo de Jesucristo, haciéndose una nueva persona a la semejanza de Cristo.
El Apóstol Pedro al hablar de “la promesa,” se está refiriendo a la promesa del perdón y del Espíritu Santo. Y les asegura a las personas que estaban ahí, que esta promesa es para ellos, pero no solo para ellos. Es también para sus hijos y para “todos los que están lejos.”
Los que estaban ahí eran judíos y gentiles y para todos los que estaban lejos en otras regiones o países, pero también para los que estamos lejos en el tiempo y creemos que Jesús es el señor.
Hermanos, el llamado es por la gracia de Dios. Dios hace el llamado, y la bendición es concedida a quienes escuchan el llamado y responden como estas personas que dijeron, ¿Qué haremos? y están dispuestos a cambiar, a ser una nueva criatura a la imagen de Cristo.
En los versículos del 40 al 42 del pasaje leemos:
40 Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación.
41 Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas.
42 Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.
El Apóstol siguió exponiendo el mensaje y haciendo el llamado. En aquel tiempo como ahora podríamos decir que vivimos en medio de esta generación perversa. El apóstol Pedro nos está llamando también a nosotros a ser santos, a apartarnos para Dios.
El mensaje del apóstol Pedro tocó muchas vidas aquel día. Muchos de los 3,000 eran sin duda judíos peregrinos que vinieron a Jerusalén para la fiesta del Pentecostés. de esta multitud judíos y gentiles que regresaron a sus casas, viajando lejos de Jerusalén, llevaron consigo a muchos lugares las buenas nuevas de Jesucristo.
En Sn. Mateo 24: 11 al 13 el señor Jesús nos dice:
11 Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos;
12 y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará.
13 Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo.
Hermanos, El señor Jesús dice que perseveremos en el llamado que recibimos a ser santos apartados para Dios por la gracia que es en Cristo Jesús.
A. I. Nelson Daniel Miranda Giles