El Espíritu de Dios está con nosotros
Meditación sobre 1 Corintios 2:9-16 por el A.I. Nelson Daniel Miranda Giles
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México
Transcripción…
CDMX, viernes 4 de junio de 2021
Cuantas veces muchos de nosotros creemos o no lo que nos dicen o platican nuestros amigos y familiares, en una determinada situación, otras ocasiones actuamos con corazonadas y otras basamos nuestras decisiones en nuestros sentidos, pero pocas veces actuamos con el conocimiento y la sabiduría que nos da Dios.
En Colosenses 2: 2 y 3 El Apóstol Pablo nos dice:
2 para que sean consolados sus corazones, unidos en amor, hasta alcanzar todas las riquezas de pleno entendimiento, a fin de conocer el misterio de Dios el Padre, y de Cristo,
3 en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento.
Hermanos, esperemos confiadamente en que Dios nos iluminara con su sabiduría en todo lo que le pidamos en el nombre de nuestro señor Jesucristo.
En el versículo 9 de nuestro pasaje en 1ª Corintios 2 dice:
9 Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han subido en corazón de hombre, Son las que Dios ha preparado para los que le aman.
El Apóstol Pablo hace referencia al pasaje del profeta Isaías 64:4, donde nos dice que los que confían y esperan en el señor, verán a Dios obrando en su favor, de forma que nadie ha visto ni oído, ni pensado en su corazón.
Hermanos si esperamos y confiamos en Dios, Él nos dará esta bendición especial reservada para los que le aman y guardan su palabra.
En los versículos 10 y 11 del pasaje leemos:
10 Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios.
11 Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios.
Aunque nuestro pensamiento o nuestros sentidos no pueden entender o discernir los misterios de Dios, sí podemos conocerlos por medio de la revelación del Espíritu Santo. Dios nos ha mostrado lo que no podíamos ver con nuestra mente finita, y lo ha hecho a través de su Espíritu Santo que vive en nosotros.
En los versículos 12 y 13 de nuestro pasaje leemos:
12 Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido,
13 lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual.
El Apóstol Pablo nos recuerda que solo el Espíritu Santo nos revela el conocimiento de Dios y su sabiduría, este conocimiento que es inalcanzable para nosotros que estamos limitados como seres humanos por nuestros sentidos.
El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. (Romanos 8:16)
Los cristianos explicamos las cosas espirituales con términos espirituales; por ello usamos palabras y conceptos enseñados solo por el Espíritu Santo.
En los versículos 14 al 16 de nuestro pasaje dice:
14 Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.
15 En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie.
16 Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo.
Las personas que viven pensando solo en el mundo material, sin creer que existe un mundo espiritual solo basan su vida en lo que pueden percibir a través de sus sentidos.
Piensan que es un desperdicio de tiempo el hablar de cosas espirituales si pueden ir a divertirse, a jugar o de paseo.
El hombre natural no desea, no quiere las cosas de Dios, porque no las entiende, las toma en cuenta como locura. Es más, él, aunque quisiera no puede entender las cosas de Dios, porque su mente está contaminada ´por el pecado.
Pero si estamos enfocados en lo espiritual y no en el mundo físico, estamos preparados y equipadas por el Espíritu Santo para oír palabras espirituales, para apreciar el evangelio, y para recibir las bendiciones que nuestro Dios tiene preparadas para sus hijos.
Todos los que han confesado que Jesús es su Señor y salvador poseen su mente, son hijos de Dios, esto significa que, si somos transformados para pensar como nuestro salvador, deberíamos ser humildes, mirar como él mira, amar a los demás como él lo hace.
La mente de Cristo controla la actividad de nuestra mente, las emociones y nuestra voluntad.
Como dice el Apóstol Pablo en Romanos 8:16 El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.
A. I. Nelson Daniel Miranda Giles.