En espíritu y en verdad – Juan 4:24

Meditación sobre Juan 4:24 por el A.I. Saulo Murguia A.
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México

Transcripción…

¿Qué significa adorar a Dios?

Hay una gran diferencia entre aquellos que entienden lo que significa adorar a Dios «en espíritu y en verdad» y aquellos que no.

Todos hemos escuchado afirmaciones como esta: «la adoración no solo es cantar».

Pero estas palabras pueden sonar un tanto huecas cuando los otros aspectos de nuestras vidas no reflejan ninguna medida de adoración en absoluto.

La adoración es uno de los aspectos más importantes de nuestra vida cristiana. Tal vez es el más importante.

Por tanto, es de vital importancia entender lo que realmente significa adorar y por qué la adoración es mucho más que cantar en la iglesia.

La Biblia es clara: la única manera de abordar, desafiar y corregir nuestras ideas, ya sean de índole cultural o religiosa, es viendo lo que dice la Biblia.

Al escribir a Timoteo, el apóstol Pablo exhorta a su joven alumno y le habla de lo valiosa que es la Escritura:
2 Timoteo 3:16-17
“Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.”

Esto indica que existe la necesidad de que se enseñe a los cristianos.

Las palabras son muy importantes y se debe entender su significado para que se utilicen correctamente, y lo mismo ocurre con las acciones y las ideas.

Entonces, la frase: «la adoración no solo es cantar» es una afirmación correcta; pero debemos ser muy claros en eso.

Hay que reconocer que no todos adoran a Dios exactamente de la misma manera.
Para algunos, levantar las manos o bailar en los pasillos de la iglesia puede parecer incorrecto, mientras que para otros no levantar las manos y no bailar en una canción está mal; uno no puede reprender al otro, porque no podemos saber lo que hay en el corazón de otro.

Hasta este punto, todo bien…
pero algunos podrían preguntar: ¿Por qué no levantar las manos, bailar de gozo y gritar al Señor? argumentando estas no son ideas modernas e introducidas desde una sociedad secular a la iglesia de Dios, como muchos han sugerido durante mucho tiempo, sino que son ideas antiguas.

De hecho, vemos repetidamente a lo largo del Antiguo Testamento que el pueblo escogido de Dios responde a la presencia de Dios con un gozo sin ningún refinamiento y sin restricciones.

Vemos en la Escritura, que durante más de 400 años, el arca del pacto fue llevada por el pueblo de Israel, simbolizando la presencia de Dios con ellos.

En 2 Samuel, vemos que al comenzar el largo proceso de trasladar el arca del pacto a Jerusalén,
«…David y toda la casa de Israel danzaban delante de Jehová con toda clase de instrumentos de madera de haya; con arpas, salterios, panderos, flautas y címbalos.» 2 Samuel 6:5

Más tarde, cuando el arca del pacto finalmente llegó a Jerusalén,
“Y David danzaba con toda su fuerza delante de Jehová…” 2 Samuel 6:14

Y parece ser que David bailó tan efusivamente que dice «Cuando el arca de Jehová llegó a la ciudad de David, aconteció que Mical hija de Saúl miró desde una ventana, y vio al rey David que saltaba y danzaba delante de Jehová; y le menospreció en su corazón.» 2 Samuel 6:16

Más tarde, cuando David regresó a su presencia, ella (Mical) se burla de él (David) por el espectáculo que había hecho:

«Volvió luego David para bendecir su casa; y saliendo Mical a recibir a David, dijo: !Cuán honrado ha quedado hoy el rey de Israel, descubriéndose hoy delante de las criadas de sus siervos, como se descubre sin decoro un cualquiera!” 2 Samuel 6:20

La respuesta de David fue:
“Fue delante de Jehová, quien me eligió en preferencia a tu padre y a toda tu casa, para constituirme por príncipe sobre el pueblo de Jehová, sobre Israel. Por tanto, danzaré delante de Jehová.
Y aun me haré más vil que esta vez, y seré bajo a tus ojos; pero seré honrado delante de las criadas de quienes has hablado.” 2 Samuel 6:21-22

Los salmistas fueron igualmente efusivos en su deseo de alabar a Dios con todo lo que tenían: “Aclamad a Jehová con arpa; Cantadle con salterio y decacordio.” Salmo 33:2;
“Cantad alegres a Jehová, toda la tierra; Levantad la voz, y aplaudid, y cantad salmos.” Salmo 98:1,4

El Nuevo Testamento

El Nuevo Testamento describe la adoración a Dios de manera un poco diferente.
Como era de esperarse, Jesús nos insta a cumplir la ley de Dios (Mateo 5:17), pero explica la ley para que la entendamos todos nosotros. La adoración ya no tomaría la forma en que se había convertido: una serie de rituales mecánicos centrados en el templo de Jerusalén.

Ahora sería diferente. Jesús le dijo a la mujer samaritana que “Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos.
Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren.

«Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.» Juan 4:21-24

Esto comienza a tomar más forma cuando leemos a Pablo, escribiendo a los Romanos:

“Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.
No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.” Romanos 12:1-2

Ese «así que» que leemos vincula esta instrucción con toda la enseñanza de la carta a los Romanos hasta ese momento; en otras palabras, las muchas instrucciones sobre cómo vivir una vida que agrade a Dios representan cómo debemos adorar a Dios.

La idea de adoración que el apóstol Pablo da aquí, captura no solo la idea de la adoración de Dios, sino que cubre todos los aspectos de la vida y actividad del cristiano.

Ya sea que estemos en la iglesia cantando, orando o sirviendo; o estamos viviendo nuestra vida en el trabajo, en casa o jugando, adorar a Dios debería ser una extensión natural de todo lo que hacemos.

Además, adorar a Dios debe tener el mismo aspecto en nuestro corazón, ya sea que estemos trabajando o cualquier otra cosa.

Concluyendo

Muchos dicen adorar a Dios, pero en realidad nunca lo hacen.
Recurren a una gran variedad de formas, realizan muchos tipos de ceremonias, pero no adoran a Dios. Se imaginan que a Dios agradan los espectáculos, los desfiles y las formas exteriores; mientras que

«Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.» Juan 4:24

El verdadero adorador es vivificado por el Espíritu Santo y se le enseña a ver la gloria de Dios en la persona de Jesucristo.

Es sincero en su servicio, sencillo en su lenguaje y cordial en sus peticiones y adoraciones.

Solo se acerca a Dios a través de Cristo, suplica la expiación por su aceptación, abre su corazón ante Dios y lo que dice es exactamente lo que dice.

La grandeza de Dios lo asombra; la bondad de Dios lo atrae; la misericordia de Dios lo humilla; la gracia de Dios lo fortalece; y adora con fe, temor y amor.

Cree en la palabra de Dios, teme a Dios y ama el carácter de Dios.

No siente que merece nada, y adora con sinceridad y verdad.

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