Un milagro en la multitud, que también puede ser para usted
Meditación sobre Marcos 5:25-34 por el A.I. José Arturo Medell
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México
Transcripción…
Este pasaje descrito, escrito e inspirado al joven Marcos el evangelista, señala una serie de milagros o señales de Jesús, de manera anterior y posteriormente al que este momento trataremos, es decir, en pasajes anteriores y posteriores de su evangelio.
Jesús el Hijo de Dios regresa al otro lado del lago y la gente le estaba esperando, aun no sabían nada de la tempestad y como este Jesús la había calmado.
En esa multitud se encontrará con un alto principal de la sinagoga, comienza en el versículo 22 hasta el 24.
Esto lo meditaremos mas tarde y en otra sesión.
Jesús y los discípulos era acompañados de una multitud, que le oprimía, es decir, le empuja, va de un lado a otro y le detenía o le hacia avanzar mas rápidamente, alguno de nosotros ha estado en una situación semejante y puede imaginarse este momento.
Marcos lo resalta por lo que escribirá mas adelante y así estudiaremos.
Dice el versículo:
25 Pero una mujer que desde hacía doce años padecía de flujo de sangre,
26 y había sufrido mucho de muchos médicos, y gastado todo lo que tenía, y nada había aprovechado, antes le iba peor,
Doce años, había gastado todo cuanto tenía en visitas médicas, doce años, sin recuperarse, tenía seguramente una anemia aguda.
Los médicos pueden diagnosticar ahora este padecimiento con un nombre y con la descripción de los síntomas, pero eso no nos ocupa ahora, aunque podemos identificarnos con ella, por una larga enfermedad y sin recursos, especialmente cuando uno siente que de nada aprovechan los medicamentos o recetas y que uno se siente peor.
27 cuando oyó hablar de Jesús, vino por detrás entre la multitud, y tocó su manto.
Este comentario, es de verdad uno de los mejores puntos del relato y pasaje.
Alguien, ya hacia el papel de evangelista. Alguien le había contado o quizá ella escuchó en algún lugar, en Jerusalén, en Betsaida, en Galilea, en esas regiones hay alguien con poder y dicen que es el Mesías o el Cristo, o un profeta, que sana, que tiene el poder de Dios y puede sanar.
Una vez que llego a esta región y vio lo que le habían contado acerca de este hombre, caminaba junto con esta multitud, con una idea en la cabeza, acercarse a el, con temor pues su padecimiento, no solo era desastroso en su salud, sino que la ley le hacía, tener una característica, de desprecio “era inmunda” no debía estar cerca de un judío.
Entonces por detrás de la multitud……
28 Porque decía: Si tocare tan solamente su manto, seré salva.
Tan solo tocar su manto, tampoco podía tocarlo como mujer, existen estas limitaciones de cercanía y cultura, de esa época, pero esto nos ayuda a reflexionar la gran oportunidad que tenía para ser salva.
La palabra en griego de la traducción ya en español de salva, también se usa para, sana, salvador y es el verbo en griego soter.
29 Y en seguida la fuente de su sangre se secó; y sintió en el cuerpo que estaba SANA de aquel azote.
Toco su manto.
Este manto no es estrictamente su vestido que era de una sola tela dice, también la escritura, sin costuras.
Se refiere a una especie de chalequillo con flecos, que el pueblo judío, llaman manto de oración y esta obligado de manera ceremonial a usarlo a llevarlo puesto, ya no es tan largo como pudo ser en el tiempo de Jesús.
Y en seguida su flujo de sangre se secó, y sintió que, en su cuerpo, estaba sana, de aquel azote, que descripción para esta enfermedad, era un azote en su vida de sufrimiento continuo por doce años.
30 Luego Jesús, conociendo en sí mismo el poder que había salido de él, volviéndose a la multitud, dijo: ¿Quién ha tocado mis vestidos?
Jesús al igual que ella identifican que estaba sana, Jesús siente y sabe, que alguien lo toco, pues conocía que se genero poder en si mismo y que salió de él.
Jesús sabía lo que había sucedido y aun mas quien había sido, él si conocía el origen de la mujer, su pobreza su necesidad, su enfermedad y solo preguntaba para testimonio de nosotros, ¿quien ha tocado mis vestidos?
31 Sus discípulos le dijeron: ves que la multitud te aprieta, y dices: ¿Quién me ha tocado?
Estos discípulos, no tienen el poder de saber, lo que comenta Jesús, el poder que emana de él, y le reprochan, ves que la multitud te aprieta, eso no solo se ve, Jesús la padece, no le respetan.
¿Y para colmo los Discípulos le argumenten como dices, quien me ha tocado?
32 Pero él miraba alrededor para ver quién había hecho esto.
Otra vez para testimonio de nosotros los lectores, porque Jesús siempre había sabido lo que esta mujer pedía , ser sanada y el tiene la respuesta por siempre, ¡Quiero¡
El veía alrededor, para dar la oportunidad de que esta mujer se identificara y fuera un testigo del poder que de él había emanado y el milagro que había operado en ella, ser salva y ser sana por la fe.
33 Entonces la mujer, temiendo y temblando, sabiendo lo que en ella había sido hecho, vino y se postró delante de él, y le dijo toda la verdad.
34 Y él le dijo: Hija, tu fe te ha hecho salva; ve en paz, y queda sana de tu azote.
Jesús el Hijo de Dios, amoroso le llama hija ya le había dado, no solo el ser sana, sino el ser salva por la fe y le llama hija,
Quedo sana de su azote, el peor azote es no ser hecho hijo de Dios y permanecer inmundos en nuestros pecados. Jesús tiene este poder, acérquese ahora a este Jesús y pida ser salvo o salva del azote de sus pecados y el le llamara hija o hijo, salvándole.