Amar a los enemigos

Meditación sobre Mateo 5:43-48 por el A.I. Marcos Mercado Estrada
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México

Transcripción…

Muy buenos días, en esta XXI meditación sobre el Sermón del Monte, me da mucho gusto enviarles a todos ustedes un muy cordial saludo.

Los invito a que pongamos nuestra atención en los versículos 43-48 del capítulo 5 del evangelio de Mateo en los que tenemos la última de las seis ilustraciones que nuestro Señor utilizó para explicar su enseñanza respecto a la ley de Dios para el hombre y aquí  encontramos lo que Jesús dijo respecto al amor hacia los enemigos

43 Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo.
44 Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen;
45 para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos
46 Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos?
47 Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles?
48 Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.

En estos versículos tenemos la sexta ocasión en que nuestro Señor Jesucristo corrige la falsa interpretación de la ley mosaica y contrapone su enseñanza con la de los escribas y fariseos.

Vayamos al versículo 43 que dice:

43 Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo.

Y en ningún pasaje del Antiguo Testamento, encontramos ‘amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo.

Esta es una perversión de la ley ya que reduce deliberadamente la norma del amor, haciendo a un lado las palabras cruciales que dicen como amar, es decir, como a ti mismo, lo que coloca la norma muy alta, y además agrega un mandamiento que no está en la Biblia diciendo y aborrecerás a tu enemigo

Al respecto Jesús dijo:

44 Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen;

Y aquí tenemos 4 órdenes del Señor: que vamos a analizar muy brevemente

1. Se nos ordena amar a los enemigos

La gente por lo general objeta esto y pregunta. ‘¿Es decir que debemos amar aunque no agrade la persona?’

Y así es. Lo que Dios manda es que amemos a la persona y la tratemos como si nos agradara. El amor es más que sentimiento.

El amor en el Nuevo Testamento es muy práctico —‘Pues este es el amor de Dios, que guardemos sus mandamientos.’ El amor es activo. Sí, por consiguiente, descubrimos que algunas personas no nos agradan, debemos tratarlas como si nos agradaran. Eso es amar, y es lo que  enseña nuestro Señor.

Se nos dice en forma positiva que debemos amar a esas personas. Entonces, tenemos que amar incluso a nuestros enemigos.

2. ¿qué más nos ordena Jesús?: ‘Bendecid a los que os maldicen,’

Esto es algo asombroso porque Cuando oímos palabras duras y ofensivas todos tenemos la tendencia a contestar del mismo modo

Y lo que Jesús nos pide aquí es responder con palabras amables a los que nos dirigen palabras ofensivas.

Es decir nuestra forma de hablar debe ser con palabras amables en vez de ásperas.

3. En tercer lugar: ‘Haced bien a los que os aborrecen,‘ lo cual quiere decir actos de

benevolencia a cambio de actos malévolos. Cuando alguien se ha mostrado realmente

malévolo y cruel con nosotros no debemos pagar con la misma moneda.

Agustín de Hipona dijo:

“Muchos hemos aprendido cómo ofrecer la otra mejilla, pero no sabemos cómo amar a aquel que las golpeó”. Porque debemos ir más allá de la paciencia y servir, más allá de la negativa a devolver el mal, y decidir vencer al mal con el bien.

Alfred Plummer resumió las alternativas con una simplicidad admirable: “Devolver mal por bien es diabólico; devolver bien por bien es humano; devolver bien por mal es divino”.

Lo que Jesús dijo fue: ‘Haced bien a los que os aborrecen.’ Y nuestro Señor, desde luego, no sólo lo enseñó, sino que lo hizo. Ya que al morir en la cruz ¿qué fue lo que dijo de los que lo condenaron a la muerte y de los que lo perforaron con clavos? Sus palabras maravillosas fueron ‘Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.’

Pero vayamos a la cuarta orden y última orden que Jesús nos dio en este versículo

4. ‘Orad por los que os ultrajan y os persiguen.’ En otras palabras, cuando otra persona nos persigue con saña, debemos orar por ella. Debemos caer de rodillas, y hablar con nosotros mismos antes de hacerlo con Dios. En lugar de mostrarnos amargados y duros, en lugar de reaccionar en función del yo y con el deseo de cobrarnos lo hecho, de vengarnos, debemos recordar que todo lo que hacemos y pensamos está a la vista y delante de Dios.

¿Cuál es, entonces, nuestro deber para con nuestro prójimo, ya sea que se trate de un amigo o enemigo? Debemos amarlo.

Crisóstomo consideró la responsabilidad de orar por nuestros enemigos como la cumbre mas alta y estableció nueve pasos ascendentes para lograrlo con la intercesión.

Estos 9 pasos son:

1. Nosotros mismos no debemos tomar ninguna iniciativa mala

2. No debemos vengarnos del mal de otro

3. Debemos callarnos

4. Sufrir injustamente

5. Debemos someternos al que hace lo malo aún más de lo que demanda

6. No debemos aborrecerlo

7. Debemos amarlo

8. Hacerle bien

9. Rogar a Dios mismo por su causa

Los comentaristas modernos también han visto tal intercesión como la cumbre del amor cristiano.

Bonhoeffer escribió. “Esto es lo sumo”, “En la oración nos ponemos al lado del enemigo, estamos con él, junto a él, y lo que es más en favor de él, delante de Dios”.

John Stott escribió:

Si la oración de intercesión es la expresión del amor que tenemos, también es un medio para incrementar nuestro amor. Es imposible orar por alguien sin amarle, e imposible continuar orando por alguien sin descubrir que nuestro amor por él crece y madura.

Por tanto, no tenemos que esperar hasta que sintamos algún amor por un enemigo en nuestro corazón antes de orar por él. Tenemos que empezar a hacerlo antes de que seamos conscientes de amarle, y descubriremos que nuestro amor se abre primero en botón y luego en flor.

Los versículos 46 y 47 dicen:

46 Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos?
47 Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles?

También. Los pecadores no redimidos aman los que los aman, aman a sus padres, hermanos, esposa y amigos y también los publicanos (los recaudadores de impuestos que debido a su extorsión tenía reputación de codicia aman los que los aman.

Y Jesús concluyó con el versículo 48 que dice:

48 Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.

Esta es una de las enseñanzas enseñanza más elevadas que se pueden encontrar, y Todo se refiere a este asunto del amor.

Miren ustedes, Porque somos hijos de Dios, mediante la fe en Jesucristo, y podemos demostrar de quién somos hijos únicamente cuando mostramos el parecido familiar, únicamente cuando nos convertimos en pacificadores como él únicamente cuando amamos con un amor que abarca a todos como el suyo.

Haced esto, dice Cristo, ‘para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos’. Hay que ser así, dice, y comportarse así.

CONCLUYO

Con este mandato nos damos cuenta mejor de la profundidad de nuestro pecado. No debemos engañarnos.  Estos altos ideales revelan nuestra pobreza espiritual. Deben convencernos de nuestra necesidad de un Salvador.  Pero a la vez estos mismos ideales son la norma y pauta de nuestro comportamiento como ciudadanos del Reino.  Es la voluntad revelada y expresada de nuestro Salvador, y nos está revelada a fin de que cumplamos con ella.

¡Si pudiéramos, comenzar a amar así, si todo cristiano del mundo amara así! Si

así fuéramos, llegaría una renovación espiritual, que afectaría al mundo entero

.Ahora bien, por nosotros mismos y por nuestra naturaleza pecaminosa no podemos amar a nuestros enemigos solo podemos obedecer esta orden con la ayuda y llenura del Espíritu Santo que como fruto pone en nuestros corazones amor, gozo, paz

Repito los 4 mandatos de nuestro Señor Jesucristo:

‘Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os

aborrecen, y orad por los que os ultrajan y persiguen,’ y entonces seremos hijos de nuestro Padre que está en los cielos Amén

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