Alabar a Dios

Los cristianos creemos que alabar a Dios es verdad es la actividad más noble, que por gracia de Dios, el hombre es capaz de realizar.
W.Scott

Alabar a Dios es reconocerlo en su verdadero valor. El propósito de la alabanza es enfocar nuestra atención en Dios, por encima aún de nosotros mismos. Cuando evaluamos la música que utilizamos para ello debemos preguntarnos si en verdad, contribuye a este propósito.

Cuando alabamos a Dios debemos considerar los siguientes aspectos. Primero que debemos hacerlo con sinceridad, segundo que nuestra alabanza debe ajustarse a las Escrituras; y tercero, que nuestra alabanza a Dios sea a través de la persona de Jesucristo y conforme a su ministerio

Cuando una congregación alcanza un entendimiento claro de lo que es la verdadera adoración se da cuenta que el discutir sobre superficialidades constituye una afrenta al Dios Santo, pues desvía nuestra atención de Él. La alabanza se entiende como una actividad participativa y no como un mero acto en el que somos espectadores, cae en la cuenta de que alabar a Dios es la prioridad principal de la iglesia por encima de las relaciones públicas, la recreación y la socialización, que el objeto del culto no es enaltecer a admirar a algunos de los participantes sino alabar exclusivamente a Dios. Finalmente cuando comprendemos lo que es la alabanza nos ajustamos al único y confiable manual de adoración: Las Escrituras.

Lo más importante de la adoración es que honre a Dios, siendo Él el centro de la dicha actividad. En todo momento. Sin embargo, el acto de adorar afecta a quien lo efectúa al menos en cinco aspectos.

  1. Aviva su concepto al compararse con la grandeza de Dios
  2. Alienta su mente
  3. Estimula su imaginación
  4. Abre su corazón
  5. Compromete su voluntad

Párrafos tomados del libro “Reformando Nuestra Adoración de James Montgomery Boice.

Iglesia Nacional Presbiteriana Berith.  Boletín Buen Óleo domingo 6 de diciembre de 2009.


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