Perdónanos nuestras deudas – Mateo 6:9-14

Meditación sobre Mateo 6:9-14 por el A.I. Marcos Mercado Estrada
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México

Transcripción…

En este hermoso día, me da mucho gusto saludarles y enviarles un cordial abrazo. Doy gracias a Dios porque en las últimas semanas hemos podido meditar en cada una de las peticiones del Padre Nuestro y el día de hoy, les invito para que pongamos nuestra atención en la quinta petición del Padre Nuestro que encontramos en el versículo 12 del capítulo 6 del evangelio de Mateo que dice de la siguiente manera:

12 Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores

Esta petición es una oración por el perdón que es tan indispensable para la vida y la salud del alma como el alimento lo es para el cuerpo. Y no nos cabe duda de que el perdón del pecado es la más grande de nuestras necesidades, aunque la del pan pueda ser la más inmediata.

EL CATECISMO DE HEIDELBERG EN SU PREGUNTA 126 DICE:

¿Cuál es la quinta súplica?

Y la respuesta es:

«Perdónanos nuestras deudas, corno también nosotros perdonamos a nuestros deudores»; es decir: por la preciosa sangre de Jesucristo, dígnate no imputarnos, a nosotros pobres pecadores, nuestros pecados ni la maldad que está arraigada en nosotros, así como nosotros sentimos, por este testimonio de tu gracia, el firme propósito de perdonar de todo corazón a nuestro prójimo.

La primera parte de esta quinta súplica dice:

PERDÓNANOS NUESTRAS DEUDAS

Y dice Perdónanos nuestras deudas porque llama deudas a los pecados, que merecen una pena y un castigo, y son deudas que nos es imposible pagar y que nunca podríamos pagar y satisfacer si no somos liberados de las mismas mediante el perdón, otorgado gracias a la gratuita misericordia de Dios, que borra completamente estas deudas mediante el sacrificio de Cristo en la cruz del calvario

Es decir, esta petición tiene su sustento en la doctrina de la expiación, y la gracia de Dios.

La petición «perdónanos» es una súplica, directa y sin rodeos que implora gracia. Y la gracia siempre es un favor no merecido. La idea de perdón implica la gracia.

¿Por qué necesitamos pedir el perdón?

Porque la idea de perdón incluye la existencia de una ofensa intencional no justificable e inexcusable.

Y esta súplica no pone excusas ni busca justificarse ya que no incluye pretextos, alegando debilidades situaciones, y condiciones que ocasionaron que hiciéramos lo que no debíamos hacer o no hicimos lo que debíamos hacer.

¿Por qué necesitamos pedir perdón?

Porque una vez justificados, aún nos encontramos en el mundo y al andar por el mundo nos contaminamos y manchamos con el pecado. Y esto le sucede a todo cristiano.

Aunque sabemos que en lo general hemos sido perdonados, necesitamos cada día el perdón de pecados por las faltas específicas que cometemos 1 de Juan 1: 10, dice.

10 Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros.

Lo que nos indica que el cristiano, aunque vive una vida de fe, puede caer en el pecado.

Pero este mismo pasaje nos dice: «si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.» Por lo que es algo que debemos hacer.

Ahora, fíjense bien, que cada uno de nosotros, diariamente, en el momento en que nos demos cuenta y estemos conscientes de que hemos ofendido, agraviado o pecado contra Dios, en ese mismo momento, debemos confesarlo a Dios, pedir perdón, y apropiarnos de su promesa de que Él es fiel y justo para perdonarnos y estar seguros de que somos perdonados.

En esta oración modelo Cristo nos manda que durante toda la vida que Dios nos conceda sobre la tierra en nuestras oraciones incluyamos la petición del perdón por nuestras faltas y pecados,

Pero vayamos ahora a la segunda parte de esta quinta petición:

Y las dos palabras que siguen a la petición de perdón son “COMO TAMBIÉN” que es una expresión que implica que es una costumbre, que es algo que hacemos cotidianamente, y ¿qué es lo que ya hacemos

COMO TAMBIEN NOSOTROS PERDONAMOS A NUESTROS DEUDORES, ES DECIR A TODOS AQUELLOS QUE NOS HAN HECHO ALGÚN AGRAVIO O INJURIA, SEA DE PALABRA O DE HECHO.

El Dr. Martyn Lloyd Jones al hablar del perdón dijo: Si pensamos que Dios ha perdonado nuestros pecados y nos negamos a perdonar a alguien, estamos cometiendo un grave error; ya que es posible que nosotros mismos nunca hemos sido perdonados ya que la persona que sabe que ha sido perdonada por medio del elevadísimo costo de la sangre derramada por Cristo, es alguien que sabe perdonar a los demás.

No puede evitarlo. Si alguien realmente reconoce a Cristo como su Salvador, su corazón no puede permanecer endurecido, y no puede negar el perdón. Si niega el perdón a alguien, se podría decir que tampoco ha sido perdonado.

¡Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores! Al encontrarnos delante de Dios con humildad completa y al recordar lo que nuestro Señor Jesucristo hizo por nosotros no nos queda otro camino que estar dispuestos a perdonar cualquier cosa a cualquiera.

La gran diferencia que existe entre el tamaño de nuestra deuda con Dios y las deudas que las personas puedan tener con nosotros es la enseñanza principal de la parábola del siervo malvado.» Su conclusión es: «Toda aquella deuda (que era enorme) te perdoné… ¿No debías tú también tener misericordia de tu consiervo, como yo tuve misericordia de ti?» (18.32,33).

Y yo pregunto ¿Estamos dispuestos a arrojar voluntariamente fuera de nuestro corazón toda la ira, odio y deseo de venganza, y olvidar definitivamente toda injuria y ofensa que nos hayan hecho sin guardar rencor alguno contra nadie, de tal manera que nuestro corazón quede vacío de todo odio, rencor y venganza?

Si no es así, nuestra oración no es genuina, no es auténtica, de nada sirve, a no ser que haya perdón en nuestro corazón. Que Dios nos de la gracia para ser sinceros con nosotros mismos, y nunca repetir de una forma mecánica esta peticion del Padre nuestro

JUAN CALVINO DIJO:

Hay quienes Guardan rencores por años, como si fuera alguna forma de autojustificación y, luego, se disculpan fácilmente diciendo: «Así soy yo». Y de acuerdo a esta forma de pensar, no necesitan el perdón y peor aún no desean el perdón, y este es un peligroso autoengaño.

¿Qué dice Dios en su palabra a los que no quieren perdonar y guardan rencor y no quieren ni siquiera saludar a su prójimo?

Mateo 6: 14 y 15, «Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; más si no perdonáis a los hombres sus ofensas, ¡tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas!’

CONCLUYO

Alguien preguntaría si ¿el no perdonar al hermano puede estorbar las oraciones? y la respuesta tajante es si,

La condición que Dios nos pone en esta oración para que podamos pedir el perdón, es que perdonemos al hermano ¿cuántas veces?  70 veces 7 es decir una infinidad de veces.

Miren ustedes, la práctica del perdón, tiene profundos efectos en nuestras relaciones humanas sobre todo en nuestra vida familiar y congregacional

Si no perdonamos es como si estuviéramos orando diciendo ¡Perdónanos nuestras deudas como también nosotros no perdonamos a nuestros hermanos!

Por otra parte, muchas de nuestras aflicciones espirituales se deben a que no queremos perdonar, lo cual realmente es una falta de sinceridad al buscar y al pedir el perdón.

Miren ustedes, la falta de perdón, produce resentimiento, el resentimiento produce rencor y el rencor trae amargura y la amargura puede contaminar a muchas personas como dice Hebreos 12:1 Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados;

Efesios 5:31 Quítense de vosotros toda amargura

En conclusión, las relaciones con nuestros semejantes están incluidas en esta oración ya que el perdón tiene que ver con todo nuestro círculo de familiares, amigos y prójimos, es decir con todos los que nos rodean, a los cuales en algún momento tenemos que perdonar porque nos ofendieron.

Y, si guardamos rencor y no hemos perdonado a todos, las ofensas y daños que nos han hecho de ningún modo podemos orar sinceramente el Padre Nuestro y pedir a Dios el perdón de nuestros pecados.

Por lo tanto, si recuerdas alguna ofensa que nos has perdonado, te invito para que, en este momento, ahora y de una vez por todas, te decidas a perdonar para que de aquí en adelante puedas orar sinceramente la quinta petición del Padre Nuestro que dice

Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores.

Amén

Comparte con tus amigos