Entendiendo el significado del Reino de Dios (3) – Mateo

Meditación bíblica sobre el Reino de Dios basada en el Evangelio según Sn. Mateo por el A.I. Saulo Murguía A.
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México

Transcripción…

En los evangelios sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas) encontramos las parábolas dichas por Jesús.

Casi sin ninguna excepción cada una sostiene una clara relación con las buenas nuevas del reino.

En videos anteriores he hablado más del evangelio de Mateo, porque agrupa muchas de las parábolas y enseñanzas del señor Jesús al respecto; Marcos y Lucas usualmente las colocan en su escenario histórico.

Pero cada una enfatiza al menos un aspecto básico del reino de Dios; todas juntas proveen percepciones sobre “el conocimiento del reino” un privilegio dado solamente a aquellos que como discípulos creen en su Palabra, como vemos en Mateo 13:13,

"Por eso les hablo por parábolas: porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden."

Por ahora no podemos revisar incluso algunas de ellas en profundidad. Pero un estudio somero ya demuestra que en ellas el origen, la naturaleza, el desarrollo, el reto y el valor supremo de este reino son hechos claros.
Incluso la consumación de ese reino al final de las edades recibe atención.

Aparece en un mundo donde el trigo y la cizaña crecen juntos hasta la final cosecha (Mat. 13:24-30).

En su comienzo es pequeño, pero, como una semilla de mostaza crece hasta llegar a ser un gran árbol ó arbusto (Mat. 13:31-32).

El escuchar el evangelio no garantiza la salvación, es decir, entrar al reino, como lo declara en la parábola de “La Red”. En Mateo 13:47-50,

"Asimismo el reino de los cielos es semejante a una red, que echada en el mar, recoge de toda clase de peces; y una vez llena, la sacan a la orilla; y sentados, recogen lo bueno en cestas, y lo malo echan fuera. Así será al fin del siglo: saldrán los ángeles, y apartarán a los malos de entre los justos, y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes."

En la red, son atrapados tanto peces buenos como malos. Pero “al fin del siglo: saldrán los ángeles, y apartarán a los malos de entre los justos,…”

En parábolas posteriores nuestro Señor enseñó que el reino sería quitado de los judíos a quienes fue primeramente prometido, por causa de su incredulidad deliberada y su rechazo de Cristo Jesús como el Mesías-Rey (Mateo 21:33-36 y 22:1-14).

Jesús innegablemente proclamó el reino de Dios tanto como una realidad presente que fue “cumplida” en su persona y obra mientras estaba en la tierra y como una esperanza futura que todavía no ha sido “consumada”.

Esto último es la dimensión escatológica que es asegurada por la Palabra y vemos ahí poder mediador de Cristo Jesús.

Así, también, ese reino irrumpe en la historia humana en su venida, de tal manera que “el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan” (Mateo 11:12).

Sin embargo, su venida es también gradual y llega a ser toda penetrante como la levadura dentro de un saco de harina (Lucas 13:20-21).

Hay que reconocerse primero que todo como un reino, reino es un acto de gobernar, un “reinado” y no un territorio que pueda ser medido por los instrumentos del hombre.

Pero este reino de Dios sí alcanza una manifestación específica, concreta y visible en las vidas de aquellos que pertenecen a él.

Con esto nos dirigimos a ver la relación entre los milagros de Jesús y el reino de Dios.
De eso hablaremos más adelante…

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