Comunidad
Uno de los principios de la ética cristiana es que debemos realizar lo que somos. La idea no es quedarnos tal como somos, sino que realicemos todo para los que fuimos creados a ser y, más concretamente, lo que somos en Cristo. Dentro de este principio general, que cubre toda la vida, hay muchos deberes concretos y particulares. Uno de ellos es el hecho de que todo ser humano fue creado para vivir en comunidad, y en Cristo somos una comunidad.
Es nuestro deber, entonces, realizarnos como comunidad en Cristo. Si no fuera por nuestro pecado, nuestra insistencia en practicar nuestra rebeldía egoísta e individualista, esta comunidad sería para nosotros algo natural, normal y automático, pero el Maligno, empleando toda astucia y apelando a nuestro orgullo, hace que la práctica de comunidad nos cueste trabajo, pues tenemos que esforzarnos para realizarla.
Sin embargo, sigue siendo un deber ético; tenemos que esforzarnos para realizarla. Esto, por supuesto, requiere una actitud positiva de cada uno de nosotros en particular hacia nuestra comunidad y una participación particular con los demás. Pero, más aun, requiere una acción en comunidad.
La palabra bíblica (griego) de comunidad es koinonía, que tiene como raíz, la palabra koine= común. La koinonía tiene que ver con lo que tenemos en común. Lo que tenemos en común es la a base de nuestra comunidad: todos tenemos el mismo Dios y Salvador; tenemos la misma fe, basada en la Biblia. La iglesia es un solo cuerpo, el cuerpo de Cristo, y todos tenemos el mismo Padre; somos familia y nos llamamos “hermanos, (porque lo somos).
El participar en los cultos es de suma importancia para nuestra comunidad; pero esto no debe ser nuestra única actividad de comunidad. Realizamos comunidad participando en las sociedades, en los estudios bíblicos, en los coros, etc. Leer el boletín «“Buen Oleo” para informarnos de las actividades de la comunidad también es parte de hacer comunidad. También participar en las reuniones congregacionales es acto de comunidad y parte de nuestro deber como miembros de la comunidad.
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith. Boletín Buen Óleo 25 de enero 2004