El dedo de Dios sobre Egipto – Éxodo 8:1-32

Estudio sobre el libro de Éxodo por el A.I. José Antonio Velázquez
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México

Transcripción…

1 Entonces Jehová dijo a Moisés: Entra a la presencia de Faraón y dile: Jehová ha dicho así: Deja ir a mi pueblo, para que me sirva. 2 Y si no lo quisieres dejar ir, he aquí yo castigaré con ranas todos tus territorios. 3 Y el río criará ranas, las cuales subirán y entrarán en tu casa, en la cámara donde duermes, y sobre tu cama, y en las casas de tus siervos, en tu pueblo, en tus hornos y en tus artesas. 4 Y las ranas subirán sobre ti, sobre tu pueblo, y sobre todos tus siervos. 5 Y Jehová dijo a Moisés: Di a Aarón: Extiende tu mano con tu vara sobre los ríos, arroyos y estanques, para que haga subir ranas sobre la tierra de Egipto. 6 Entonces Aarón extendió su mano sobre las aguas de Egipto, y subieron ranas que cubrieron la tierra de Egipto. 7 Y los hechiceros hicieron lo mismo con sus encantamientos, e hicieron venir ranas sobre la tierra de Egipto.
8 Entonces Faraón llamó a Moisés y a Aarón, y les dijo: Orad a Jehová para que quite las ranas de mí y de mi pueblo, y dejaré ir a tu pueblo para que ofrezca sacrificios a Jehová. 9 Y dijo Moisés a Faraón: Dígnate indicarme cuándo debo orar por ti, por tus siervos y por tu pueblo, para que las ranas sean quitadas de ti y de tus casas, y que solamente queden en el río. 10 Y él dijo: Mañana. Y Moisés respondió: Se hará conforme a tu palabra, para que conozcas que no hay como Jehová nuestro Dios. 11 Y las ranas se irán de ti, y de tus casas, de tus siervos y de tu pueblo, y solamente quedarán en el río. 12 Entonces salieron Moisés y Aarón de la presencia de Faraón. Y clamó Moisés a Jehová tocante a las ranas que había mandado a Faraón. 13 E hizo Jehová conforme a la palabra de Moisés, y murieron las ranas de las casas, de los cortijos y de los campos. 14 Y las juntaron en montones, y apestaba la tierra. 15 Pero viendo Faraón que le habían dado reposo, endureció su corazón y no los escuchó, como Jehová lo había dicho.
16 Entonces Jehová dijo a Moisés: Di a Aarón: Extiende tu vara y golpea el polvo de la tierra, para que se vuelva piojos por todo el país de Egipto. 17 Y ellos lo hicieron así; y Aarón extendió su mano con su vara, y golpeó el polvo de la tierra, el cual se volvió piojos, así en los hombres como en las bestias; todo el polvo de la tierra se volvió piojos en todo el país de Egipto. 18 Y los hechiceros hicieron así también, para sacar piojos con sus encantamientos; pero no pudieron. Y hubo piojos tanto en los hombres como en las bestias. 19 Entonces los hechiceros dijeron a Faraón: Dedo de Dios es este. Mas el corazón de Faraón se endureció, y no los escuchó, como Jehová lo había dicho.
20 Jehová dijo a Moisés: Levántate de mañana y ponte delante de Faraón, he aquí él sale al río; y dile: Jehová ha dicho así: Deja ir a mi pueblo, para que me sirva. 21 Porque si no dejas ir a mi pueblo, he aquí yo enviaré sobre ti, sobre tus siervos, sobre tu pueblo y sobre tus casas toda clase de moscas; y las casas de los egipcios se llenarán de toda clase de moscas, y asimismo la tierra donde ellos estén. 22 Y aquel día yo apartaré la tierra de Gosén, en la cual habita mi pueblo, para que ninguna clase de moscas haya en ella, a fin de que sepas que yo soy Jehová en medio de la tierra. 23 Y yo pondré redención entre mi pueblo y el tuyo. Mañana será esta señal. 24 Y Jehová lo hizo así, y vino toda clase de moscas molestísimas sobre la casa de Faraón, sobre las casas de sus siervos, y sobre todo el país de Egipto; y la tierra fue corrompida a causa de ellas.
25 Entonces Faraón llamó a Moisés y a Aarón, y les dijo: Andad, ofreced sacrificio a vuestro Dios en la tierra. 26 Y Moisés respondió: No conviene que hagamos así, porque ofreceríamos a Jehová nuestro Dios la abominación de los egipcios. He aquí, si sacrificáramos la abominación de los egipcios delante de ellos, ¿no nos apedrearían? 27 Camino de tres días iremos por el desierto, y ofreceremos sacrificios a Jehová nuestro Dios, como él nos dirá. 28 Dijo Faraón: Yo os dejaré ir para que ofrezcáis sacrificios a Jehová vuestro Dios en el desierto, con tal que no vayáis más lejos; orad por mí. 29 Y respondió Moisés: He aquí, al salir yo de tu presencia, rogaré a Jehová que las diversas clases de moscas se vayan de Faraón, y de sus siervos, y de su pueblo mañana; con tal que Faraón no falte más, no dejando ir al pueblo a dar sacrificio a Jehová. 30 Entonces Moisés salió de la presencia de Faraón, y oró a Jehová. 31 Y Jehová hizo conforme a la palabra de Moisés, y quitó todas aquellas moscas de Faraón, de sus siervos y de su pueblo, sin que quedara una. 32 Mas Faraón endureció aun esta vez su corazón, y no dejó ir al pueblo.

Todas las acciones de Jehová son determinantes, Él es de una sola palabra y  sus propósitos son inaplazables pues son los tiempos de Dios y están llenos de sabiduría y siempre a favor de su pueblo, en este capítulo vemos que el Señor ha determinado que sus siervos deben ser libres para servirle y adorarle; y este tiempo ha llegado pero pudiendo sacar de servidumbre al pueblo de Israel en un instante, es necesario que tanto Israel, como todo el mundo, se enteren de su grandeza y que Él es Jehová. Le da la oportunidad a Faraón de reconocerlo como Dios   es por esto que antes de sacarlos ha de manifestar sus maravillas y señales, pues a todo el mundo da la oportunidad de conocer que Él es el Dios todopoderoso, con este propósito ha endurecido el corazón de Faraón y así es como utiliza al gobernante más poderoso de aquella época, pues Dios está por encima de cualquier reino

Después de la plaga de sangre donde hiere la deidad del río Nilo, pues este es un dios para los egipcios, motiva a qué Faraón endurezca más su corazón y no permita la salida del pueblo de Dios, así que manda la plaga de las ranas y en este pasaje Faraón reconoce a Jehová como Dios y pide oración por él, no sabemos si esto es puramente conveniencia, pero su boca clama a Dios cuando le dice a Moisés y a Aarón:

Orad a Jehová para que quite las ranas de mí y de mi pueblo y dejaré ir a tu pueblo para que ofrezca sacrificios a Jehová Ex. 8:8

El poder de las señales que Dios da para su revelación, son majestuosas y por un instante vencen la soberbia de Faraón y clama a Dios como cualquier mortal, esto lo vemos hasta en nuestros días, creyentes y no creyentes al filo de una tragedia clamamos a Dios por su gracia.

Moisés y Aarón, como una prueba más de que Dios es el que actúa, le piden a Faraón les dé la hora en que oraran para que Jehová quite la maldición y esto sea una señal de que es Dios el que obra, pero nada es suficiente.

A través de la historia de la humanidad Dios siempre ha luchado por la libertad de su pueblo para que éste le adore y le serva; esto lo podemos constatar pues la   iglesia de Cristo ha prevalecido contra toda persecución y en los tiempos más difíciles su pueblo lo alaba y le sirve

Después de la tercera plaga, que es la de los piojos, vemos que los hechiceros, al no poder igualar por medio de artimañas y trucos las obras del Señor, ven la mano de un “Dios todopoderoso”

Entonces los hechiceros dijeron a Faraón: Dedo de Dios es este.

Las obras de Dios son inalcanzables para el hombre, esto debiera ser más que suficiente para doblegar a cualquiera, pero ha de ser el Señor quien determine como se librara Israel de la servidumbre y cuando se doblegara Faraón.

Hasta la tercera plaga el pueblo de Dios había estado en medio de ellas y las había padecido al igual que los egipcios, pues era necesario que los israelitas sufrieran por su pecado y conocieran de primera mano el poder de su Señor, pues ni siquiera estaban conscientes que son pecadores al igual que sus opresores.

Es en la cuarta plaga, la de las moscas, donde Dios aparta a su pueblo y da su gracia inmerecida pues promete apartar a Gosén del sufrimiento de la plaga de las moscas, Dios tiene misericordia de Israel y lo aparta, así como nos ha apartado a nosotros para su gloria.

Esta distinción se suma como prueba ante Faraón de que Jehová es Dios mismo, su corazón se doblega aparentemente, pues da permiso de que adoren y hagan sacrificio a Jehová sin salir de su territorio a lo cual Moisés dice: No

Pues no se negocian los mandatos de Dios en primer lugar y en segundo lugar los sacrificios de corderos, toros y aves son abominación para los egipcios pues ellos adoran estos animales y los tienen por deidad, y hacerlo ante el pueblo egipcio causarían un mayor conflicto para el pueblo de Israel por lo que Moisés da un rotundo «no”; se ha de alabar y glorificar a Dios como Él lo pide.

Hasta hoy en día el hombre pretende dar a Dios reverencia como cree que se debe hacer y no como el Señor lo demanda. Tengamos cuidado pues la ignorancia provoca idolatría

Dios se ha manifestado, el Faraón y sus hechiceros han tenido que reconocer el poder y grandeza de Jehová, el pueblo de Israel va conociendo a su Señor y viviendo el cuidado que Él tiene sobre ellos. Esto también nos ayuda a conocerlo y a adorarlo como a Dios le agrada.

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