
Por sus frutos los conoceréis – Mateo 7:16-20
Meditación sobre Mateo 7:16-20 por el A.I. Marcos Mercado Estrada
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México
Buenos días, reciban un muy cordial saludo y un fuerte abrazo.
Y doy muchas gracias a Dios, porque en este jueves nos permite continuar con nuestra serie de meditaciones acerca del Sermón del Monte
Y les invito ahora para que ahora pongamos nuestra atención en los versículos del 15 al 20 del capítulo 7 del evangelio de Mateo que dice de la siguiente manera:
15 Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. 16 Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? 17 Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. 18 No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. 19 Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. 20 Así que, por sus frutos los conoceréis.
INTRODUCCIÓN
La semana pasada hablamos de la sutileza de los falsos profetas, que vienen a nosotros vestidos de ovejas, pero que interiormente no son sino lobos rapaces.
La realidad es que los falsos profetas parecen ser verdaderos profetas y los lobos vestidos de ovejas parecen ovejas y no podemos distinguirlos a simple vista.
Por lo que en este pasaje nuestro Señor Jesucristo cambia la metáfora de un lobo que puede utilizar un vestido de oveja a la metáfora del fruto de un árbol Y enfatiza este punto diciendo que los falsos profetas se pueden reconocer por sus frutos
Y aunque podemos equivocarnos y confundir a veces un lobo con una piel de oveja, no podemos cometer el mismo error con un árbol.
Y esto lo encontramos en el versículo 16 que dice:
16 Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?
Y esto es un hecho, ya que las hierbas nocivas como los espinos y los abrojos de ninguna manera pueden producir frutos comestibles como las uvas o los higos.
Y aunque el tipo de árbol determina el fruto, es decir una higuera da higos y una vid, uvas, existe también la posibilidad de que un buen árbol de buenos frutos, y un árbol malo de frutos malos,
Y por ello Jesús en los versículos 16 y 20 hace hincapié dos veces diciendo las palabras por sus frutos los conoceréis
¿Cuáles son estos frutos? El primer tipo de «fruto» por el cual los falsos profetas revelan su verdadera identidad es por el carácter que tienen y la conducta que muestran.
Así cuando vemos en un maestro la mansedumbre y la humildad de Cristo, su amor, su paciencia, su bondad, su benignidad y su dominio propio, tendremos razón para creer que él es un verdadero profeta, y no uno falso.
Un ejemplo de los malos frutos es cuando predominan más «las obras de la carne» en especial, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias (Gálatas 5:20) y en estos casos tendremos toda la razón para sospechar que el profeta es un impostor, sin importar lo pretencioso de sus demandas, y sus títulos académicos.
Nuestro Señor Jesucristo en una ocasión se dirigió a los fariseos y les dijo en Mateo 12:34-36
34 ¡Generación de víboras! ¿Cómo podéis hablar lo bueno, siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca. 35 El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas; y el hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas. 36 Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio. Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado"
Cuando el apóstol Juan escribió a las iglesias de Asia que habían sido invadidas por falsos maestros y les advirtió en 1 Juan 4:1
Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo.
Pero a estas pruebas morales añadió una prueba doctrinal
2 En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios; 3 y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios
lo que hay en el corazón de una persona se muestra o se revela por las palabras que utiliza, así como el árbol se conoce por su fruto.
Lo que el hombre piensa, eso viene a ser. El hombre actúa como piensa. En otras palabras, manifestamos inevitablemente lo que somos y creemos. No importa el cuidado que tengamos, en un momento u otro se manifestará.
¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? La respuesta a esta pregunta es que la verdadera fe cristiana produce una forma característica de vivir.
El Dr, Martyn Lloyd Jones dijo que cada vez está más claro que los principales enemigos de la fe cristiana genuina no son los que están, persiguiendo en forma agresiva al cristianismo o prohibiendo de forma abierta de su enseñanza; sino más bien los que poseen un cristianismo falso y espurio.
Vayamos al versículo 17 que dice:
17 Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos.
Ningún árbol puede ocultar por demasiado tiempo su identidad ya que, tarde o temprano su fruto lo delatará.
no puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos
Hay personas que, aunque aparentemente no tienen algo específicamente malo, se percibe que hay algo básicamente malo. Se nota que toda su perspectiva es secular y no espiritual, que si bien nunca hacen nada totalmente mundano, toda su actitud es mundana.
El elemento sutil en el pensamiento de nuestro Señor es el hecho de que hay árboles que parecen completamente normales, pero no producen necesariamente un buen fruto.
Ciertas manzanas pueden tener muy buen aspecto, pero en cuanto comenzamos a comerlas se ve que están malas.
el peligro es que algunos parecen ser cristianos sin serlo en realidad.
Es decir, alguien puede hablar de una forma bonita y adecuada, y aparentemente vive bien pero es un falso profeta.
Un árbol puede producir buen fruto, y otro fruto malo. Lo que se llama ‘fruto malo’ no quiere decir completamente ‘podrido’; significa de mala calidad, no bueno.
Y lo que nuestro Señor destaca aquí es que podemos tener dos árboles quizá idénticos en su aspecto, pero el fruto que dan, es totalmente diferente.
Y uno se puede comer, y el otro no.
Vayamos al versículo 18
18 No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos.
La palabra utilizada en el texto original en griego es que se traduce como fruto es “karpon” que en griego, se refiere no es solamente la fruta en el sentido de una naranja, una pera, una manzana o un mango, sino que también es el grano de avena, de trigo o de maíz,
Y el fruto, tiene que ver con poner en práctica las normas y pautas que hemos estado estudiando en el Sermón del Monte.
El árbol bueno da frutos buenos; no puede evitarlo, tiene que darlos. El hombre que ha nacido de nuevo posee la naturaleza divina en sí mismo, ya que ha recibido el Espíritu Santo y se pueden apreciar en él, los frutos del Espíritu que se describen en Calatas 5. Que son amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe mansedumbre, templanza, fe.
Una de sus características es su mansedumbre, y que es humilde. Nuestro Señor nos recuerda en este pasaje que, si alguien no es humilde, hay que tener mucha cautela con él. Puede ir vestido de oveja, pero esto no es verdadera humildad, no es verdadera mansedumbre.
Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego.
Y esto concuerda con las palabras que nuestro Señor Jesucristo pronunciará en el día del juicio que encontramos en Mateo 7:22 que dice: Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? 23 Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad
Lo que indica que habrá hombres que habrán hecho cosas sorprendentes en su vida; pero ellos mismos nunca cambiaron.
Finalmente, Dios como juez claramente dice. «Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego».
CONCLUYO
Esta metáfora es un recordatorio solemne de que existen falsos maestros en la iglesia y que debemos mantenernos en guardia. La verdad que predicamos es importante porque es la verdad de Dios y edifica a la iglesia de Dios, en tanto que los errores doctrinales son diabólicos y destructivos. Si nos preocupa la verdad de Dios y la iglesia de Dios, tendremos que tomar en serio esta advertencia de Cristo para identificar a los falsos profetas.
Si árbol es bueno; el fruto también lo será por necesidad
Las pautas ético-morales del Sermón del Monte son el nuevo sistema de valores que tenemos que aplicar a los maestros de hoy en día para ver si son falsos o verdaderos maestros. Si no encontramos este fruto, los maestros examinados son lobos rapaces y no ovejas.
El Obispo Ryle lo resumió bien: «La sana doctrina y la vida santa son las dos marcas de los verdaderos profetas’
Termino con las palabras del versículo 20 que son las mismas del versículo 16 y que nuestro Señor repitió para que no las olvidáramos
20 Así que, por sus frutos los conoceréis.
Amén