¿Quejarse de Dios? – Malaquías 3:13-15
Meditación bíblica sobre Malaquías 3:13-15 por el A.I. Saulo Murguía A.
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México
13 Vuestras palabras contra mí han sido violentas, dice Jehová. Y dijisteis: ¿Qué hemos hablado contra ti? 14 Habéis dicho: Por demás es servir a Dios. ¿Qué aprovecha que guardemos su ley, y que andemos afligidos en presencia de Jehová de los ejércitos? 15 Decimos, pues, ahora: Bienaventurados son los soberbios, y los que hacen impiedad no solo son prosperados, sino que tentaron a Dios y escaparon. – Malaquías 3:13-15
La gente no estaba dirigiendo sus quejas directamente a Dios.
Más bien, se quejaban unos con otros, pero el Señor conocía sus corazones.
¡Por supuesto, siempre conoce nuestros corazones! Él sabe todo lo que pensamos o decimos.
¿Cuál era su queja? Es vano servir a Dios. ¿De qué nos sirve guardar sus mandamientos, o andar como en duelo delante de Jehová de los ejércitos?.
Casi podemos precibir la indiferencia y el desprecio hacia Dios en estas palabras.
¿Qué ganamos si servimos a Dios?
Ellos esperaban algo a cambio. Esperaban un beneficio.
Beneficio es una palabra que se origina del latín beneficium, que significa bendición o una acción positiva. El recibir o dar un beneficio representa una buena acción que, con seguridad, genera bienestar y felicidad.
La idea es que estas personas esperaban su “parte” o porcentaje y se quejaban porque creían que el Señor no les estaba dando su parte justa.
Cada vez que nos quejamos de nuestras circunstancias o del mal trato, en realidad nos estamos elevando por encima de Dios.
Estoy tratando de servirte Señor, pero todo lo que obtengo son problemas.
Los soberbios y los malhechores están prosperando y parecen escapar del juicio.
Yo también merezco un poco de felicidad.
Tal vez incluso decimos: “Dios no me ama de verdad porque haría más para hacerme feliz”. ¿Cristo existe para hacerte feliz? ¿Es Él tu máquina expendedora personal para darte lo que quieres?
¡Ten cuidado! La carne está inclinada a la autocompasión, al autoenfoque y al egocentrismo.
Cristo vino a salvarte de la culpa y el juicio de tu pecado.
¿Qué hay para ti si sirves a Dios?
¡Hay mucho más de lo que puedes imaginar cuando piensas en la eternidad!
Gracias al Dios que verdaderamente podemos tener descanso para nuestras almas en Cristo.
Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. (Mateo 11:28).