LA GLORIA DEL EVANGELIO

La gloria del evangelio está en que su esencia es, en primer lugar, un anuncio de lo que Dios ha hecho, y lo sigue haciendo, en Cristo Jesús. El evangelio es esto. No es más ni menos; su esencia es este anuncio. Y la parte gloriosa de este anuncio, lo que resalta es simplemente, que Dios lo ha hecho, y lo sigue haciendo.

Este es el evangelio que Pablo predicaba, y todos los otros apóstoles. De hecho  esta era la predicación de Jesús mismo. Y cuando se predica el evangelio hoy en día este es el evangelio que se predica. Si alguien predica algo diferente, no es evangelio lo que predica.

Cuando Pedro, Pablo y los otros apóstoles predicaban, esto es lo que predicaban. No dieron bosquejos de reforma social y nuevos epigramas para vivir, no pregonaban nuevas organizaciones políticas (oraban por los gobernantes y cooperaban en hacer el bien pero esto es muy diferente) sino proclamaban la actividad de Dios, la pasada y la presente.

No anunciaban un programa de actividades humanas sino lo que Dios hacía en la persona de Jesucristo. Decían que era el hijo de Dios que el Padre había enviado desde el cielo a la tierra. Decía que Él se manifestó como el verdadero Hijo de Dios  en su perfecta obediencia y su cabal cumplimiento con la voluntad de su Padre, a tal grado que el Hijo mismo dijo que hacía las obras de su Padre. Pablo lo dijo  más tarde de esta manera: “Dios estaba en Cristo reconciliando consigo mismo al mundo” (II Cor.) Anunció como hecho verídico: “El que no conoció el pecado por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en Él” (II Cor. 5; 21)

Pero no solamente esto. Los apóstoles predicadores del evangelio, anunciaron que, después de que lo crucificaron, el Padre resucitó a Cristo, levantándolo de la muerte y manifestándole vivo a muchos testigos. En el día de la ascensión, fue recibido arriba y, entonces, desde el cielo. Dios envió al Espíritu Santo.

El énfasis siempre estaba en Dios y en lo que Dios había hecho, pues la gloria del evangelio está en esto: la esencia del evangelio está en que es un anuncio de lo que hizo Dios.

Iglesia Nacional Presbiteriana Berith. Boletín Buen Óleo 4 de julio de 2004.    

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