Un testimonio verdadero – 2 Pedro 1:16-21

Meditación sobre 2 Pedro 1:16-21 por el A.I. Nelson Daniel Miranda Giles
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México

CDMX, viernes 10 de junio de 2022

Cuando observamos que alguna de nuestras amistades dice una mentira a propósito y después le preguntamos porque lo hizo, nos contesta que fue una mentira piadosa o fue una broma. Pareciera que mentir no es malo y lo peligroso es que mentir se vuelve una costumbre.

Si una persona es juzgada por algún delito se llama a testigos para conocer la verdad de lo sucedido, pues los implicados, como hemos visto en muchas ocasiones, pueden no decir completamente lo que sucedió e incluso faltar a la verdad para beneficiarse.

En la biblia en el libro de Levítico 5: 1 dice:

1 Si alguno pecare por haber sido llamado a testificar, y fuere testigo que vio, o supo, y no lo denunciare, él llevará su pecado.

La biblia es clara hermanos, los cristianos debemos ser sinceros, de lo que significa ser una persona veraz, que todo lo que hablemos este respaldado con nuestros hechos, hermanos, debemos ser reconocidos por ser personas íntegras, que hablamos con la verdad.

En el versículo 16 de nuestro pasaje en 2ª Pedro 2 dice:

16 Porque no os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo siguiendo fábulas artificiosas, sino como habiendo visto con nuestros propios ojos su majestad.

El Apóstol Pedro nos confirma que él y los apóstoles son testigos de las maravillas que hizo nuestro señor Jesucristo. Son testigos verdaderos de que Cristo es el hijo de Dios y nos hace reflexionar que sus enseñanzas son verdaderas confiables y pues son resultado de lo que Cristo les enseño a lo largo de su ministerio en la tierra.

En los versículos 17 y 18 del pasaje leemos:

17 Pues cuando él recibió de Dios Padre honra y gloria, le fue enviada desde la magnífica gloria una voz que decía: Este es mi Hijo amado, en el cual tengo complacencia.
18 Y nosotros oímos esta voz enviada del cielo, cuando estábamos con él en el monte santo.

Los discípulos se encontraban en el monte sagrado, en el mismo monte donde Dios le había hablado a Moisés y al ver el rostro de Jesús resplandeciente como la luz del sol, quedaron asombrados.

Hermanos, ¿qué sentiríamos si escucháramos una voz que viene del cielo? ¿correríamos, nos esconderíamos, cual sería nuestra reacción?… Seguramente nos llenaríamos de temor y huiríamos.

En el evangelio de Sn. Mateo 17:2 al 6, se narra la transfiguración, en el versículo 6 dice estas palabras:

6 “Mientras él aún hablaba, una nube de luz los cubrió; y he aquí una voz desde la nube, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd” …

El Apóstol Pedro nos describe, toda la emoción, la sorpresa y el temor que sintieron al ver a Moisés, a Elías y al señor Jesús con vestiduras resplandecientes y sobre todo al escuchar la voz que venia del cielo, se postraron llenos de temor, ante tan grande testimonio de la gloria y del poder de Dios reconociendo que Jesús era su hijo amado.

Hermanos, debemos poner mucha atención a las palabras de la voz y reconocer que Jesús es el hijo de Dios, pero sobre todo que nos exhorta a escuchar con atención sus enseñanzas, contenidas en su palabra y obedecer sus mandatos.

En los versículos 19 al 21 de nuestro pasaje en 2ª Pedro 1 leemos:

19 Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones;
20 entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada,
21 porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.

El Apóstol Pedro nos invita a seguir la luz que emana de la palabra de Dios, es una antorcha, es el faro que alumbra nuestra senda, si nuestra vida es guiada por sus enseñanzas seguramente nuestro caminar en esta vida y nuestro testimonio será verdadero y de bendición a los que nos rodean.

Sabemos que la palabra de Dios es la forma más segura de conocer su voluntad, pues es revelación de Dios, estudiemos y escudriñemos la biblia para poder ser testigos verdaderos y dar razón a todas las personas de cuál es nuestra fe, en quien creemos y donde esta guardada nuestra esperanza.

En el libro de Hechos 1:8 dice:

8 pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.

El señor Jesús dijo estas palabras a sus discípulos y también a nosotros a todos los que por la gracia de Dios aceptamos a Cristo como nuestro salvador y recibimos el espíritu santo somos testigos de Cristo, hermanos que nuestra vida sea un testimonio verdadero para la gloria de nuestro Dios.

A. I. Nelson Daniel Miranda Giles.

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