El maná, pan del cielo – Éxodo 16
Estudio sobre el libro de Éxodo por el A.I. José Antonio Velázquez
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México
Éxodo 16
1 Partió luego de Elim toda la congregación de los hijos de Israel, y vino al desierto de Sin, que está entre Elim y Sinaí, a los quince días del segundo mes después que salieron de la tierra de Egipto. 2 Y toda la congregación de los hijos de Israel murmuró contra Moisés y Aarón en el desierto; 3 y les decían los hijos de Israel: Ojalá hubiéramos muerto por mano de Jehová en la tierra de Egipto, cuando nos sentábamos a las ollas de carne, cuando comíamos pan hasta saciarnos; pues nos habéis sacado a este desierto para matar de hambre a toda esta multitud.
4 Y Jehová dijo a Moisés: He aquí yo os haré llover pan del cielo; y el pueblo saldrá, y recogerá diariamente la porción de un día, para que yo lo pruebe si anda en mi ley, o no. 5 Mas en el sexto día prepararán para guardar el doble de lo que suelen recoger cada día. 6 Entonces dijeron Moisés y Aarón a todos los hijos de Israel: En la tarde sabréis que Jehová os ha sacado de la tierra de Egipto,
7 y a la mañana veréis la gloria de Jehová; porque él ha oído vuestras murmuraciones contra Jehová; porque nosotros, ¿qué somos, para que vosotros murmuréis contra nosotros? 8 Dijo también Moisés: Jehová os dará en la tarde carne para comer, y en la mañana pan hasta saciaros; porque Jehová ha oído vuestras murmuraciones con que habéis murmurado contra él; porque nosotros, ¿qué somos? Vuestras murmuraciones no son contra nosotros, sino contra Jehová.
9 Y dijo Moisés a Aarón: Di a toda la congregación de los hijos de Israel: Acercaos a la presencia de Jehová, porque él ha oído vuestras murmuraciones. 10 Y hablando Aarón a toda la congregación de los hijos de Israel, miraron hacia el desierto, y he aquí la gloria de Jehová apareció en la nube. 11 Y Jehová habló a Moisés, diciendo: 12 Yo he oído las murmuraciones de los hijos de Israel; háblales, diciendo: Al caer la tarde comeréis carne, y por la mañana os saciaréis de pan, y sabréis que yo soy Jehová vuestro Dios.
13 Y venida la tarde, subieron codornices que cubrieron el campamento; y por la mañana descendió rocío en derredor del campamento. 14 Y cuando el rocío cesó de descender, he aquí sobre la faz del desierto una cosa menuda, redonda, menuda como una escarcha sobre la tierra. 15 Y viéndolo los hijos de Israel, se dijeron unos a otros: ¿Qué es esto? porque no sabían qué era. Entonces Moisés les dijo: Es el pan que Jehová os da para comer.
16 Esto es lo que Jehová ha mandado: Recoged de él cada uno según lo que pudiere comer; un gomer por cabeza, conforme al número de vuestras personas, tomaréis cada uno para los que están en su tienda. 17 Y los hijos de Israel lo hicieron así; y recogieron unos más, otros menos; 18 y lo medían por gomer, y no sobró al que había recogido mucho, ni faltó al que había recogido poco; cada uno recogió conforme a lo que había de comer.
19 Y les dijo Moisés: Ninguno deje nada de ello para mañana. 20 Mas ellos no obedecieron a Moisés, sino que algunos dejaron de ello para otro día, y crio gusanos, y hedió; y se enojó contra ellos Moisés. 21 Y lo recogían cada mañana, cada uno según lo que había de comer; y luego que el sol calentaba, se derretía. 22 En el sexto día recogieron doble porción de comida, dos gomeres para cada uno; y todos los príncipes de la congregación vinieron y se lo hicieron saber a Moisés.
23 Y él les dijo: Esto es lo que ha dicho Jehová: Mañana es el santo día de reposo, el reposo consagrado a Jehová; lo que habéis de cocer, cocedlo hoy, y lo que habéis de cocinar, cocinadlo; y todo lo que os sobrare, guardadlo para mañana. 24 Y ellos lo guardaron hasta la mañana, según lo que Moisés había mandado, y no se agusanó, ni hedió.
25 Y dijo Moisés: Comedlo hoy, porque hoy es día de reposo para Jehová; hoy no hallaréis en el campo. 26 Seis días lo recogeréis; mas el séptimo día es día de reposo; en él no se hallará.
27 Y aconteció que algunos del pueblo salieron en el séptimo día a recoger, y no hallaron. 28 Y Jehová dijo a Moisés: ¿Hasta cuándo no querréis guardar mis mandamientos y mis leyes? 29 Mirad que Jehová os dio el día de reposo, y por eso en el sexto día os da pan para dos días. Estése, pues, cada uno en su lugar, y nadie salga de él en el séptimo día. 30 Así el pueblo reposó el séptimo día. 31 Y la casa de Israel lo llamó Maná; y era como semilla de culantro, blanco, y su sabor como de hojuelas con miel.
32 Y dijo Moisés: Esto es lo que Jehová ha mandado: Llenad un gomer de él, y guardadlo para vuestros descendientes, a fin de que vean el pan que yo os di a comer en el desierto, cuando yo os saqué de la tierra de Egipto. 33 Y dijo Moisés a Aarón: Toma una vasija y pon en ella un gomer de maná, y ponlo delante de Jehová, para que sea guardado para vuestros descendientes. 34 Y Aarón lo puso delante del Testimonio para guardarlo, como Jehová lo mandó a Moisés. 35 Así comieron los hijos de Israel maná cuarenta años, hasta que llegaron a tierra habitada; maná comieron hasta que llegaron a los límites de la tierra de Canaán. 36 Y un gomer es la décima parte de un efa.
Después de la batalla librada por Dios, y saliendo victorioso el Pueblo de Dios, este es llevado a través del desierto de Elim al desierto de Sin, su marcha ha sido lenta, pues el número de personas es de miles, y de todas edades, las pocas provisiones y el agua se han agotado y el pueblo nuevamente murmura contra Moisés y Aarón reprochando, el para qué fueron sacados de Egipto, allá la comida era abundante, se sentían seguros en todos los aspectos, ahora están a merced del hambre y las fieras, su condición es crítica, al grado de que atenta contra su vida.
La dependencia hacia Egipto es de dar vergüenza, pues a pesar de las pruebas y señales que Dios les ha dado, no acaban de entender que su vida en la totalidad le pertenece a Dios y que Él está presente y los lleva «sobre alas de águila».
Las murmuraciones que hacen contra Moisés y Aarón no son propiamente contra ellos, sino contra Dios mismo, y al escuchar las quejas, Dios en su infinita misericordia les perdona su pecado de incredulidad y los va ha proveer del preciado alimento, no sin antes manifestar su gloria, pues es necesario que su pueblo le guarde respeto y le guarde reverencia, Moisés y Aarón instruyen al pueblo a mirar al horizonte y es como ven una nube, la cuál es una parvada de codornices mandada por el Señor para satisfacer su hambre, la cual cae a sus pies, no siendo ni siquiera necesario cazarlas, Dios nuevamente da su gracia y manifiesta su gloria al pueblo de Israel, su pueblo. También al dar las indicaciones está enseñando a su pueblo a obedecer, a seguir sus reglas y que el no hacerlo tendrá consecuencias, lo hace con algo tan simple como la medida y el tiempo en que hay que recoger pero que tendrán consecuencias al no acatar lo indicado, esto irá enseñando al pueblo a obedecer al pie de la letra los mandamientos del Señor para que les vaya bien.
Al día siguiente al amanecer vieron que el suelo estaba plagado de una especie de semillita las cuales cubrían el piso, como una escarcha, los israelitas le dieron el nombre de maná, que probablemente signifique nada.
Moisés ya había sido instruido y les dijo que ese era el pan que los alimentaria, el pan de vida, representando el pan de vida que más tarde sería nuestro señor Jesús quien nos regalaría la vida y da la instrucción al pueblo de levantarla par alimentarse, solo se debía levantar una medida por persona, está era un gomer, algo así como una taza, nadie debía levantar de más pues está era suficiente para un día, algunos en su temor y otros en su ambición levantaban de más pero al final se convertirá en la medida establecida, tampoco debía ser guardado para otro día pues este se echaba a perder, todo esto enseñó a los israelitas que se debe vivir un día a la vez pues nuestra dependencia es total a Dios, el no creer en la providencia de Dios es falta de fe.
Dios también enseñó a los israelitas que lo que levantaran el sexto día se multiplicaría y sería suficiente para alimentarse el séptimo día, pues este no se debería trabajar, pues es el día de reposo el Señor.
El pueblo de Israel debía aprender a confiar en el Señor pues el proveerá, como lo hace hasta el día de hoy, llenando nuestros graneros hasta que sobreabunde.
Dios una vez más manifiesta su amor infinito a su pueblo escogido y da su gracia al perdonar sus pecados, su desobediencia y falta de fe y les da el maná, el pan de vida, pero el verdadero maná, lo da en su hijo quien es el verdadero pan de vida pues nos da la vida eterna y quien coma de ese pan no volverá a tener hambre.