La organización del pueblo de Dios – Éxodo 18:13-27

Estudio sobre el libro de Éxodo por el A.I. José Antonio Velázquez
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México

Lectura del pasaje

13 Aconteció que al día siguiente se sentó Moisés a juzgar al pueblo; y el pueblo estuvo delante de Moisés desde la mañana hasta la tarde.
14 Viendo el suegro de Moisés todo lo que él hacía con el pueblo, dijo: ¿Qué es esto que haces tú con el pueblo? ¿Por qué te sientas tú solo, y todo el pueblo está delante de ti desde la mañana hasta la tarde?
15 Y Moisés respondió a su suegro: Porque el pueblo viene a mí para consultar a Dios.
16 Cuando tienen asuntos, vienen a mí; y yo juzgo entre el uno y el otro, y declaro las ordenanzas de Dios y sus leyes.
17 Entonces el suegro de Moisés le dijo: No está bien lo que haces.
18 Desfallecerás del todo, tú, y también este pueblo que está contigo; porque el trabajo es demasiado pesado para ti; no podrás hacerlo tú solo.
19 Oye ahora mi voz; yo te aconsejaré, y Dios estará contigo. Está tú por el pueblo delante de Dios, y somete tú los asuntos a Dios.
20 Y enseña a ellos las ordenanzas y las leyes, y muéstrales el camino por donde deben andar, y lo que han de hacer.
21 Además escoge tú de entre todo el pueblo varones de virtud, temerosos de Dios, varones de verdad, que aborrezcan la avaricia; y ponlos sobre el pueblo por jefes de millares, de centenas, de cincuenta y de diez.
22 Ellos juzgarán al pueblo en todo tiempo; y todo asunto grave lo traerán a ti, y ellos juzgarán todo asunto pequeño. Así aliviarás la carga de sobre ti, y la llevarán ellos contigo.
23 Si esto hicieres, y Dios te lo mandare, tú podrás sostenerte, y también todo este pueblo irá en paz a su lugar.
24 Y oyó Moisés la voz de su suegro, e hizo todo lo que dijo.
25 Escogió Moisés varones de virtud de entre todo Israel, y los puso por jefes sobre el pueblo, sobre mil, sobre ciento, sobre cincuenta, y sobre diez.
26 Y juzgaban al pueblo en todo tiempo; el asunto difícil lo traían a Moisés, y ellos juzgaban todo asunto pequeño.
27 Y despidió Moisés a su suegro, y este se fue a su tierra

La presencia de Jetro en Refidim va más allá de una visita familiar o de la entrega de su hija y nietos a  Moisés, por un lado queda muy claro que es un hombre de Dios y hace una proclamación de fe, reconoce que  Jehová es mayor  que cualquier  dios, y por qué no decirlo, el único Dios. La unificación de fe los lleva a ofrecer holocausto y  sacrificio, alabaron al Señor, congregándose  como su pueblo y compartieron los alimentos.

Al día siguiente, Jetro presenció cómo Moisés cuidaba del pueblo de Israel, atendiendo los conflictos que surgían entre los ciudadanos de la nación de Dios pidiendo su dirección y enseñándole al pueblo las leyes y las ordenanzas del Señor, vió su arduo trabajo desde la mañana hasta la tarde y se dió cuenta que era demasiada la labor lo que provocaría un gran desgaste en él mismo y también a la nación como tal; Dios guió el pensamiento de Jetro para dar un sabio consejo a su yerno y seguir cuidando así a su escogido y a sus hijos.

Jetro le recomienda a Moisés que no sea él el centro para impartir justicia y dar dirección, le recomienda preparar líderes a quienes les enseñe las ordenanzas y leyes de Dios, quienes tengan un buen testimonio de honradez y liderazgo, que sean veraces y confiables pero sobretodo, temerosos de Jehová. Virtudes que debemos observar ahora en los Ancianos de Iglesia y Diáconos que dirigen la iglesia en nuestra actualidad y que sin duda también deben ser capacitados para llevar a cabo esa responsabilidad de forma tal que el pueblo, la congregación, adore solo a Dios y solo a Él.

Moisés escucha el consejo y lo pone en práctica buscando los varones ideoneos para gobernar con la sabiduría que viene de lo alto y él atender solo los casos necesarios y esto alivianó su carga, varones virtuosos fueron capacitados para ser líderes honorables y la salud de Moisés como del pueblo fue preservada pero, sobretodo el Señor se manifiesta nuevamente para mostrar la manera en que debe ser adorado y debe haber orden en las cosas.

Una vez cumplida está tarea Jetro regresa a su casa fortaleciendo al pueblo al ser intrumentos de Dios.

La Iglesia es el pueblo de Dios y quién la guía y la gobierna es Cristo, el da dones y capacita a personas para que lo representen en el gobierno de cada iglesia local, Él nos ha dado las indicaciones y lineamientos  en la Biblia para que, según ellos se gobierne, siempre teniendo presente que el Señor Jesús es la cabeza

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