LA INFALIBILIDAD Y NUESTRA CONFIANZA EN EL EVANGELIO
Un piloto no volará su avión, si tiene el mínimo recelo de una falla menor, pues la sola sospecha destruirá su confianza en la totalidad de la máquina. Si la historia contenida en la Biblia estuviera ensombrecida por la sola sombra del recelo de la imprecisión, o la falsedad, ¿cómo podríamos estar seguros de que la doctrina o enseñanza moral en ella es la correcta?
Como creyentes, tenemos la certeza sin duda alguna de que la Biblia es la única fuente objetiva de todo lo que Dios nos ha dado sobre Sí mismo y sobre Su plan para la humanidad. La Biblia, como la Palabra infalible de Dios, es inerrante, fidedigna, confiable y suficiente para suplir todas nuestras necesidades.
Infalible significa «inmunidad de error.» Por lo tanto, algo infalible, es absolutamente confiable. De igual forma, la palabra inerrante, también aplicada a la Escritura, significa «libre de error». Por lo tanto, si la Biblia es infalible e inenarrante es totalmente confiable.
Validación de la infalibilidad de la Biblia. En 2 Pedro 1:19, encontramos que: «Tenemos también la palabra profética más segura», y continúa con una descripción de cómo la Escritura llegó a ser: «ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo” (2 Pedro 1:20-21).
La validación de la infalibilidad queda implícita en 2 Timoteo 3:16-17, «Toda la Escritura es inspirada por Dios» y tiene el efecto de producir siervos de Dios que son «enteramente preparados para toda buena obra». El hecho de que Dios «inspiró» la Escritura, asegura que la Biblia es infalible, porque Dios no puede inspirar equivocaciones. El hecho de que la Biblia prepara a los siervos de Dios «enteramente» para el servicio, demuestra que nos conduce a la verdad y no al error.
Si Dios es infalible, también lo es Su Palabra. La doctrina de la infalibilidad de la Biblia se fundamenta en una comprensión de la perfección del carácter de Dios. La Palabra de Dios es «perfecta, que convierte el alma» (Salmo 19:7) porque Dios mismo es perfecto. Dios está estrechamente relacionado con Su Palabra; al Señor Jesús se le llama «el Verbo» (Juan 1:14).
Es importante notar que la doctrina de la infalibilidad únicamente se refiere a los documentos originales, pues en ocasiones, las malas traducciones, los errores de impresión u ortográficos, son yerros humanos evidentes y fáciles de distinguir. Sin embargo, lo que los autores bíblicos escribieron originalmente, estaba libre de error u omisión, ya que el Espíritu Santo superviso su trabajo. Dios es veraz y perfectamente confiable (Juan 14:6; 17:3), al igual que Su Palabra (Juan 17:17).
La Biblia afirma su completa perfección en el Salmo 12:6, Salmo 19:7, Proverbios 30:5, y en muchos otros lugares. De principio a fin es real y, de hecho, nos juzga (y no al revés),