Sociedad Femenil Lidia – 24 de agosto, 2022
Acceso a Reunión Virtual Zoom de hoy (5:30 pm):
Unirse a la reunión Zoom
ID de reunión: 88024930543
Código de acceso: 582319
Miércoles 24 de Agosto de 2022. «Desafiando a la autoridad»
Hemos dicho que pecado es todo lo que está en contra de la voluntad de Dios, puede ser una actitud, una conducta, una acción, una palabra.
Desafiar a la autoridad en general, es pecado; en Romanos 13:1 el apóstol Pablo escribe: «Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas.»
Por otra parte desafiar la autoridad de Dios es algo muy serio, es una manifestación de ausencia de temor de Dios, y las consecuencias suelen ser muy graves.
La voluntad de Dios es perfecta, pero, como ya hemos dicho antes, hacer la voluntad de Dios es de bendición a nuestras vidas, la voluntad de Dios es lo más conveniente para tener una vida de paz y armonía, no digo que hacer la voluntad de Dios traiga como consecuencia una vida “color de rosa”, una vida sin problemas, Dios no nos promete eso; pero lo que Dios promete es que tendremos paz en nuestro corazón, porque Él va a estar con nosotros en cualquier circunstancia difícil, para sostenernos.
En el versículo 8 del capítulo 4 de Génesis leemos que Caín mató a Abel, y el apóstol Juan nos dice que la causa por la que Caín mató a Abel (1 Juan 3:12), fue «porque sus obras eran malas» y las de su hermano Abel, justas.
Con esta acción de Caín se inicia una separación entre los hijos de Dios, y los hijos de los hombres, es decir: a lo largo de la historia bíblica, y de la historia en general, encontramos una línea con los seres humanos que siguen los caminos del Señor y buscan hacer la voluntad de Dios y otra línea con los seres humanos que viven en rebeldía a la voluntad de Dios, la cimiente de la serpiente.
Dios le preguntó a Caín (v. 9), ¿Dónde está Abel tu hermano?, por supuesto sabemos que esta es una pregunta retórica, pues Dios está en todas partes y es omnisciente, lo sabe todo; cuando Dios pregunta algo es para hacernos reflexionar en nuestros actos, en nuestra conducta, en nuestro pecado.
Pero aparentemente Caín no conocía bien a Dios, no había entendido lo que es Dios, el creador de todo lo que existe, y sus atributos, porque dice la escritura que Caín respondió: «No sé. ¿Soy yo acaso guarda de mi hermano?»
Esta respuesta es una respuesta, diría yo insolente, desafiante de parte de Caín hacia Dios, Caín con esa respuesta a Dios, está retando a Dios, desafiando a la autoridad máxima.
Dios le hace ver a Caín, que no es que ignore el paradero de Abel, sino que sabe lo que pasó y qué habrá consecuencias. Dice el versículo 10, que Dios le dijo: ¿Qué has hecho? (nuevamente una pregunta retórica) La voz de la sangre de tu hermano clama a mi desde la tierra.
Y en los versículos del 11 al 15 se describe la consecuencia del pecado de Caín.
V. 11 «Ahora, pues, maldito seas tú de la tierra (adamá), que abrió su boca para recibir de tu mano la sangre de tu hermano.» Como ya hemos mencionado, la palabra «maldito», lo que significa es no estar al amparo de Dios, ser desechado, repudiado por Dios.
Dios describe lo que esta frase significa: v. 12 «Cuando labres la tierra (adamá), no te volverá a dar su fuerza;» es decir no te dará fruto, lo cual traería como consecuencia el no tener cosecha para alimentarse, a pesar de haber trabajado la tierra, y recordemos que ese era su oficio.
Es decir como consecuencia de su pecado, Caín no volvería a disfrutar del producto de su trabajo, a veces nos sucede que lo que ganamos «no nos alcanza», sentimos que trabajamos mucho, que nos esforzamos y que el resultado no es satisfactorio, o no es suficiente, y quizá no reflexionamos en que quizá, no hay bendición de Dios en nuestra labor, por alguna razón, quizá el pecado en nuestra vida está causando esta consecuencia que no comprendemos.
En el versículo 13 encontramos algo muy interesante, de acuerdo a la versión RV1960, Caín dice: «Grande es mi castigo para ser soportado», pero en el Hebreo lo que se lee es: «Grande es mi iniquidad/pecado para ser llevada/cargada»; en la RV1909 se traduce «Grande es mi iniquidad para ser perdonada».
Dios quita la culpa por el pecado, perdonando en Exodo 34:7 leemos que Moisés, cuando Dios estuvo con él, para volver a entregarle las tablas de su instrucción, exclamó: «¡Jehová! ¡Jehová! fuerte, misericordioso y piadoso, tardo para la ira y grande en misericordia y verdad, que guarda misericordia a millares, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado, y que de ningún modo tendrá por inocente al malvado, …»
El ser humano que busca a Dios, no siente culpa, porque sabe que es perdonado por la misericordia de Dios, pero el hombre que vive en desacuerdo a la voluntad de Dios lleva a cuestas su pecado, y la culpa.
De acuerdo con esto Caín se da cuenta del grave pecado que cometió, reconoce «grande es mi pecado» y reconoce que será incompetente para «llevar» «cargar» la consecuencia, hace conciencia de que Dios lo tenía bajo su protección y cuidado y ahora ha perdido esa bendición.
V.14 «me echas hoy de la tierra (adamá) y de tu presencia me esconderé, y seré errante y extranjero de la tierra (eretz)…»
Como hemos reiterado, el pecado nos aleja de nuestro creador, nos hace vivir errantes, sin un destino definido, nos hace extranjeros de la tierra, en vez de ser ciudadanos del reino.
Otra consecuencia que Caín percibe es que cualquiera que lo hallare, lo matará, nuestro pecado nos hace sentir inseguros, vulnerables, porque sabemos que sin la bendición de Dios estamos expuestos al pecado de los demás. Caín se da cuenta que así como él mató a su hermano, cualquiera que, como él, desafíe la autoridad de Dios, podrá también quitarle la vida, es decir, su temor es vivir en carne propia la acción que él llevó a cabo sobre su hermano.
Cuando nos alejamos de los caminos del Señor, y actuamos conforme a nuestra voluntad, de una manera que no es conforme a la voluntad de Dios, nos exponemos a que otra persona que también viva su vida alejada de Dios actúe de la misma forma contra nosotros y nos perjudique, nos cause daño.
Dios le contesta a Caín «Ciertamente cualquiera que matare a Caín siete veces será castigado» (se le aplicará la justicia de Dios). Es decir, Dios no le ofrece a Caín librarlo de la consecuencia de su pecado, lo que le aclara es que Dios no va a permitir que nadie cometa el mismo pecado y en todo caso, la justicia de Dios será para con el pecador, al decir «siete veces será castigado», como ya sabemos el número siete representa lo que está completo, la frase significa que será castigado de una forma completa de acuerdo a su pecado.
Y por amor a su creación Dios pone señal en Caín, para que no lo mate cualquiera que lo halle. V. 15. Es decir Dios mismo protege a sus creaturas de cometer el pecado de Caín.
Reflexionemos cuando los problemas nos abruman, cuando sentimos que las circunstancias no son propicias, si quizá nuestro pecado es el que nos está alejando de Dios, si quizá nuestro pecado es el que ha provocado que la bendición de Dios no esté en nuestra vida, en nuestro trabajo; busquemos en oración a nuestro creador y pidamos su dirección para volver a sus caminos y hacer Su voluntad.
Dice la palabra de Dios en Lamentaciones 3:22 y 23 «Por la misericordia del Señor no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad.»
y en 1 Juan 1:9 «Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.»