Éramos por naturaleza hijos de ira – Efesios 2:3
Meditación sobre Efesios 2:3 por el A.I. Marcos Mercado E.
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México
Buenos días, desde la ciudad de Reno, Nevada, me da gusto enviar a cada uno de ustedes un muy cordial saludo y doy gracias a Dios porque el día de hoy nos permite continuar con la décima séptima de una serie de meditaciones sobre el contenido del gran libro de los Efesios y los invito para que hoy pongamos nuestra atención en el versículo 3 del capítulo 2, que dice:
3 entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás.
El jueves pasado mencioné que en el capítulo 2 del libro de los Efesios encontramos varias verdades graves acerca de los seres humanos y entre ellas que estábamos sin esperanza ni redención, hasta que Dios tuvo piedad de nosotros
Y fíjense que en los primeros tres versículos del capítulo 2 de Efesios encontramos 3 conceptos importantes
- estábamos muertos en nuestros delitos y pecados
- estábamos esclavizados haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos
- y además por naturaleza éramos objeto de la ira de Dios
Y siempre es bueno recordar la condición tétrica de obscuridad y muerte en la que nos encontrábamos y en la que estábamos caminando.
Y también recordar el grandísimo y pleno regocijo que tuvimos cuando todo esto quedó en el pasado, cuando Dios, con su infinito amor misericordia y gracia hizo que la luz del evangelio brillara sobre nosotros.
Y es que entre más y mejor entendamos la verdadera dimensión y realidad de nuestra profunda condición de perdición, y lo terrible del infierno más nos daremos cuenta y apreciaremos, la maravillosa liberación y salvación eterna que tenemos solo por la gracia de Dios
Y por eso el apóstol Pablo al recordar la tétrica condición de oscuridad y muerte en la que se encontraba escribe:
entre los cuales nosotros también vivíamos en las concupiscencias de nuestra carne, satisfaciendo los deseos de la carne y sus razonamientos.
Es decir, se refiere a que junto con los judíos también se encontraba entre los hijos de desobediencia al igual que los gentiles.
Y el apóstol Pablo agrega: entre los cuales nosotros también vivíamos en las concupiscencias de nuestra carne, satisfaciendo los deseos de la carne y sus razonamientos.
¿Cuáles son las concupiscencias de la carne?
Las concupiscencias o deseos de la carne son los anhelos injustos que pertenecen a y son engendrados por la carne y la carne o la naturaleza humana depravada engendra, malos deseos.
Estos, a su vez, para conseguir sus objetivos, llevan a cabo acciones egoístas e inmorales, y reflexiones que finalmente concluyen en obras malvadas e incluso conducen a todo tipo de violencia
Santiago. 1:14, 15
14 sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. 15 Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte.
Es decir, las concupiscencias se refieren a pecados y transgresiones reales, derivados de los deseos de la carne, que dan lugar a la inmoralidad, a la idolatría, a la borrachera, y, en general, a la violencia en sus varias manifestaciones siniestras.
Y lo que este texto nos enseña es que tanto el gentil, que vive sumido en la inmoralidad, como el judío, que piensa poder salvarse por la obediencia a la ley de Moisés, ambos viven con su naturaleza humana corrompida fuera de Cristo, y por lo tanto son por naturaleza hijos de ira .
Y nos muestra lo terrible que es la condición perdida del hombre ya que un pecado engendra otro, el cual, a su vez, da lugar aun a otro y además trae consecuencias sobre el que lo engendró.
Ahora bien, este versículo agrega además las palabras “éramos esclavos DE LOS PENSAMIENTOS”
Y se refiere a “la mente” a “nuestras mentes” o a “nuestros pensamientos”
Y Colosenses. 1:21 dice: Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado,
Pero vayamos ahora a la tercera frase de este versículo que dice: “Y ÉRAMOS POR NATURALEZA OBJETO DE LA IRA DE DIOS
“Por naturaleza” Se refiere al hombre tal como se halla en su condición caída, como descendiente de Adán
John Stott dijo que: es como si dijera que por nacimiento tenemos una tendencia al pecado y que ´por lo tanto nuestro pecado nos pone bajo el juicio de Dios
Por lo que, en otras palabras, nuestra naturaleza humana por herencia merece la ira y el juicio de Dios.
Y este versículo concluye con las palabras y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás.
En cuanto a la ira de Dios la Biblia dice:
Romanos 1:18 dice: Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad;
Salmos 34:16
La ira de Jehová contra los que hacen mal, Para cortar de la tierra la memoria de ellos
Juan 3:36 El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él.
Por lo que “Hijos de ira” se refiere a los que rehúsan creer en el Hijo de Dios y esta situación no cambia a menos que la maravillosa gracia de Dios intervenga aplastando el orgullo pecaminoso y la contumaz desobediencia, que originan la incredulidad.
Y la realidad es que todos nosotros estábamos bajo la ira de Dios de la misma manera que aquellos que nacieron y se criaron como paganos y estas palabras resumen el pasaje que encontramos en Romanos 1:18–2:29, que dice que tanto gentiles como judíos han incurrido en la revelación de la ira de Dios desde el cielo.
Por eso el apóstol Pablo exclama: “y éramos por naturaleza hijos de ira lo mismo que los demás.”
Es decir, la realidad es que nosotros éramos así, antes de experimentar el nuevo nacimiento y
antes que tuviese lugar el gran cambio.
Y debido a que no existe ni siquiera un hombre que por naturaleza no haya sido objeto de la ira de Dios, el apóstol concluye “nosotros por naturaleza éramos “lo mismo que los demás”.. Romanos. 3:9–18.
CONCLUYO
Armitage Robinson dijo:
El sentido del presente pasaje es que todos éramos hijos de la ira, lo mismo que los demás; pero Dios en su misericordia no nos dejó solos.
Y entre más entienda el hombre la verdadera dimensión de su profunda condición perdida, más apreciará, y agradecerá, su maravillosa liberación, por la gracia de Dios.
John Stott dijo: “Si no fuera por la obra redentora de Cristo, no nos queda la menor duda de que todos los hombres estaríamos muertos debido a nuestros delitos y pecados y permaneceríamos esclavizados por el mundo la carne y el diablo y condenados bajo la ira de Dios
Lo maravillosos es que aún y cuando por naturaleza estábamos bajo la ira de Dios por gracia hemos sido salvados”
Concluyo repitiendo a ustedes los versículos 1 al 3 de este capítulo 2 de Efesios que incluye el hermoso versículo en el que pusimos nuestra atención el día de hoy:
1 Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados,
2 en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia,
3 entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás.
Gracias por la enseñanza de hoy
Que preciosa es la palabra d Dios