No codiciarás – Éxodo 20:17

Meditación sobre Éxodo 20:17 por el A.I. José Antonio Velázquez
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México

No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo.

Hemos llegado al último de los 10  mandamientos que Dios mismo grabó con su dedo sobre una roca para dárselos a conocer a la recién formada nación de Israel y supieran cómo conducirse en amor en su relación con Él mismo y con sus prójimos.

Como podemos bien apreciar las leyes de Dios tienen una gran influencia en las leyes terrenales, pues el Señor no nos deja pecar a nuestras anchas,  si no fuese así, nos autodestruiriamos ya que el pecado no tiene límites. En cada cultura se encuentran diferentes matices hacia las tendencias pecaminosas,  hay culturas que toleran más que otras y lo justifican como usos y costumbres, pudiendo ver así como el pecado ha contaminado todo buscando desviarnos del camino correcto, de lo que a nuestro Rey le agrada,  pero podemos apreciar que al conocer la Santidad de Dios vemos nuestra pecaminosidad, pues la Ley de Dios nos revela nuestra triste condición de pecado, ¿cuántas veces consideramos como algo inocente, incluso como algo positivo,  anelar los logros del vecino y envidiar su posición?  No es que este mal buscar tener una mejor calidad de vida sino que el darle prioridad a las cosas materiales, mientras que nuestra relación con Dios pasa a segundo término, el codiciar lo ajeno, refleja nuestra ingratitud a Dios, pues no valoramos y agradecemos lo que El SEÑOR nos ha dado olvidando que todo viene de su mano, lo que convierte a la codicia en un gran pecado porque no nos permite reconocer nuestra dependencia de Él y hasta llegar a pensar que es injusto o malo por no darnos más.

El Señor bendice el trabajo de nuestras manos para que obtengamos lo que necesitamos para vivir con dignidad, para que no olvidemos voltear nuestros ojos hacia Él y agradecer su providencia y cuidado, debemos poner nuestros planes en sus manos y buscar su dirección para lo que queremos hacer para que sea de bendición.

Tengamos siempre presentes este libro de la Ley e inculquémoslo a nuestros hijos para que nunca se aparten de el Señor nuestro DIOS quien siempre nos da con sabiduría.

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