¡Arrepiéntanse y Vivirán! – Ezequiel 18:29-32

Meditación sobre Ezequiel 18:29-32 por el A.I. José A. Medell
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México

Ezequiel 18:29-32 Reina-Valera 1960
29 Si aún dijere la casa de Israel: No es recto el camino del Señor; ¿no son rectos mis caminos, casa de Israel? Ciertamente, vuestros caminos no son rectos.30 Por tanto, yo os juzgaré a cada uno según sus caminos, oh casa de Israel, dice Jehová el Señor. Convertíos, y apartaos de todas vuestras transgresiones, y no os será la iniquidad causa de ruina. 31 Echad de vosotros todas vuestras transgresiones con que habéis pecado, y haceos un corazón nuevo y un espíritu nuevo. ¿Por qué moriréis, casa de Israel? 32 Porque no quiero la muerte del que muere, dice Jehová el Señor; convertíos, pues, y viviréis.
Ezequiel 18:29-32 Palabra de Dios para Todos 2005
29 »¿Con qué derecho dice el pueblo de Israel: “Lo que hace el Señor no está bien”? La verdad es que lo que ustedes hacen es lo que no está bien. 30 El Señor DIOS dice: “Yo soy quien juzga a cada quien por su manera de vivir, así que cambien su manera de pensar y de vivir y aléjense de su pecado para que la maldad ya no sea una carga para ustedes. 31 Apártense de todas las maldades que han cometido. Háganse de un nuevo corazón y espíritu. ¿Por qué has de sufrir el castigo de la muerte, pueblo de Israel? 32 No quiero que muera ninguno de los que han sido condenados”. El Señor DIOS lo ha dicho.
Ezequiel 18:29-32 Peshitta 2015
29 Pero la casa de Israel dice: “Los caminos de Yahweh no son buenos”. Mis caminos son buenos, oh casa de Israel, pero sus caminos son los que no son buenos. 30 Por eso los juzgaré a cada quien según sus caminos, oh casa de Israel —declara el Señor de señores. Arrepiéntanse y apártense de toda su iniquidad, a fin de que sus pecados no les sean piedra de tropiezo. 31 Arrojen de ustedes toda la iniquidad que cometieron, y háganse un corazón nuevo y un espíritu nuevo para que no perezcan de la casa de Israel. 32 Porque yo no me complazco en la muerte del que muere —declara el Señor de señores—, más bien, ¡arrepiéntanse y vivan!
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