Dios ante su pueblo – Éxodo 20:18‭-‬26‬‬

Meditación sobre Éxodo 20:18‭-‬26 por el A.I. José Antonio Velázquez
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México

Éxodo 20:18-26

18 Todo el pueblo observaba el estruendo y los relámpagos, y el sonido de la bocina, y el monte que humeaba; y viéndolo el pueblo, temblaron, y se pusieron de lejos. 19 Y dijeron a Moisés: Habla tú con nosotros, y nosotros oiremos; pero no hable Dios con nosotros, para que no muramos. 20 Y Moisés respondió al pueblo: No temáis; porque para probaros vino Dios, y para que su temor esté delante de vosotros, para que no pequéis.
21 Entonces el pueblo estuvo a lo lejos, y Moisés se acercó a la oscuridad en la cual estaba Dios. 22 Y Jehová dijo a Moisés: Así dirás a los hijos de Israel: Vosotros habéis visto que he hablado desde el cielo con vosotros. 23 No hagáis conmigo dioses de plata, ni dioses de oro os haréis. 24 Altar de tierra harás para mí, y sacrificarás sobre él tus holocaustos y tus ofrendas de paz, tus ovejas y tus vacas; en todo lugar donde yo hiciere que esté la memoria de mi nombre, vendré a ti y te bendeciré. 25 Y si me hicieres altar de piedras, no las labres de cantería; porque si alzares herramienta sobre él, lo profanarás. 26 No subirás por gradas a mi altar, para que tu desnudez no se descubra junto a él.

Hasta el día de hoy hemos estudiado los 10 mandamientos, entendiéndose primeramente que no son solamente un conjunto de reglas, sino una expresión de la voluntad de Dios, también debemos entender que el cumplimiento de la ley no es un medio de salvación,  pues entonces la salvación sería por obras y no por gracia,  que la gracia es un favor inmerecido, y que el pueblo de Israel, primero y antes que nada, fue salvado de la servidumbre de Egipto por la gracia de Dios y ahora Él les revela su ley, después de ser salvos para que a través de la Ley reconozcan que son salvos por gracia y no por obras pues hasta ahora no habían hecho nada para merecerlo ni podrán hacer.

Por otro lado vemos que la ley tiene 2 sentidos el primero nos habla de nuestra buena relación con Dios y el segundo en la relación entre nosotros como su pueblo. La ley de Dios es indispensable para la identidad del pueblo de Dios, y Jesús lo expresa claramente en el evangelio de Mateo 22: versículos 37 al 40:

Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.

Esto encierra los diez  mandamientos perfectamente. Pues el primero pone a Dios  por sobre todas las cosas y reglamenta  a laperfección el cómo nos debemos  relacionar con Él de la manera más correcta y cómo quiere que se le  alabe en la forma en que le agrada, pues nos advierte que no quiere imágenes ni de oro ni de plata, pues cualquier representación, por más bella que sea, será indigna.

La Ley es esencial para la identidad del pueblo como pueblo de Dios y es a través de ésta  que nos reconocemos como pecadores.

En  el versículo 18 de la lectura vemos como el pueblo tiene un temor reverencial, pues observaron el estruendo y los relámpagos, el sonido de la bocina y al monte que humeaba; y viéndolo el pueblo temblaron y se pusieron de pie.  Y pidieron a Moisés que fuera el intercesor pues al saber de su pecado, pensaron que podían morir ante la  presencia de Dios ya que siendo El Santo,  la iniquidad de sus acciones y corazones  no podrían permanecer delante de Él puesto que la paga del pecado es muerte al ofender la santidad y perfección de Jehová Dios. Después de esto el Señor les dá las reglas de adoración y les pide que no hagan imagen pues ninguna es  digna de representarlo, ni de oro, ni de plata, pues ninguno imagen es apropiada ni podrá acercarse en lo más mínimo a su grandeza y majestad,  ya que ni en su misma creación existe algo tan maravilloso que lo puede representar, pues solamente en conjunto nos habla de algunos de sus atributos divinos, después da instrucciones de no hacer altares labrados por manos humanas, mucho menos de cantera labrada, más tarde comprenderemos que el Señor quiere templos vivos en cada uno de nosotros, posteriormente a esto nos habla del sacrificio, pues no se puede uno acercar al padre Dios sin que haya sacrificio, por el entendido de que la paga del pecado es muerte, el cual hemos de comprender cuando el  Señor  sacrifica a su unigenito Hijo de una vez y para siempre pues solo Jesús es el único cordero perfecto para cumplir cabalmente con ese pago.

Podemos ver en este pasaje a un Dios bondadoso, un Padre amoroso que instruye a sus hijos para que les vaya bien, para que actúen de acuerdo a su perfecta voluntad y de esta manera alcancen la santificación que solo Él puede otorgar.

El pueblo reconoció la grandeza y pureza de Dios y tuvo miedo, fue humilde, se vió en su mísera condición y comprendió la consecuencia de acercarse a Dios Santo, Santi, Santo y pidió a Moisés ser el intermediario, un imperfecto pero que por la misericordia del Señor fue aceptado. Ahora, estando nosotros en la misma condición del pueblo de aquel entonces, Dios nos proveyó del intermediario Perfecto para que podamos gozar para siempre de su santa presencia.

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