Vivir en el Nuevo Pacto – Parte 2: El sacerdocio – Hebreos 8
Meditación sobre Hebreos 8 por el A.I. Saulo Murguia A.
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México
Iniciaré leyendo el pasaje de hoy:
Hebreos 8:1-7
8 Ahora bien, el punto principal de lo que venimos diciendo es que tenemos tal sumo sacerdote, el cual se sentó a la diestra del trono de la Majestad en los cielos, 2 ministro del santuario, y de aquel verdadero tabernáculo que levantó el Señor, y no el hombre. 3 Porque todo sumo sacerdote está constituido para presentar ofrendas y sacrificios; por lo cual es necesario que también este tenga algo que ofrecer. 4 Así que, si estuviese sobre la tierra, ni siquiera sería sacerdote, habiendo aún sacerdotes que presentan las ofrendas según la ley; 5 los cuales sirven a lo que es figura y sombra de las cosas celestiales, como se le advirtió a Moisés cuando iba a erigir el tabernáculo, diciéndole: Mira, haz todas las cosas conforme al modelo que se te ha mostrado en el monte. 6 Pero ahora tanto mejor ministerio es el suyo, cuanto es mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas. 7 Porque si aquel primero hubiera sido sin defecto, ciertamente no se hubiera procurado lugar para el segundo.
La semana pasada dijimos que hay algunos de los aspectos del Antiguo Pacto que cambian en el Nuevo Pacto, y nos permiten distinguir las diferencias fundamentales entre los dos pactos.
Hablamos la semana pasada sobre: La ley sacrificial.
Hoy hablaremos acerca del Sacerdocio y en las próximas semanas hablaré de otros dos aspectos que cambian el en Nuevo Pacto: el corazón del hombre y las promesas de Dios.
El sacerdocio
En el Antiguo Pacto, los sacerdotes venían de la tribu de Leví, de la familia de Aarón.
En el Día del Perdón (Yom Kippur), que por cierto hoy (5 de octubre por la tarde empieza su celebración en este año 2022 / 5783.
Las festividades de Rosh Hashaná (literalmente cabeza del año) y Yom Kipur (Día del Perdón) son denominados Yamim Noraim (días austeros).
En el judaismo actual se consideran como días de arrepentimiento e introspección, de balance de los actos y acciones realizadas y de plegarias especiales.
Comienzan el primer día del séptimo mes del año hebreo (tishrei), considerado por la tradición hebrea como el de la creación del universo.
En este año, el inicio del año nuevo judío 5783 se celebró a partir de la noche del 25 de setiembre de 2022, y se prolongó -como de costumbre- por 48 horas.
En tiempos bíblicos, en le día del perdón o de la expiación (Yom Kippur) el sumo sacerdote tenía que llevar a cabo rituales para expiar los pecados del pueblo. Esta era una ceremonia que no había que tomarse a la ligera, y el pueblo tenía que entender que la expiación por el pecado debía hacerse a la manera de Dios.
Únicamente a Él se le permitía entrar al Lugar Santísimo, en el tabernáculo y acercarse al trono de gracia —que representaba el trono de Dios.
El sumo sacerdote tenía la responsabilidad de hacer intercesión por el pueblo, y también debía hacer sacrificios por sí mismo ya que estaba rodeado de debilidad.
En Hebreos 5:3 dice,
"y por causa de ella [su debilidad] debe ofrecer por los pecados, tanto por sí mismo como también por el pueblo."
El significado simbólico del ritual, se ve primero en el lavado y la limpieza del sumo sacerdote, el hombre que liberaba el macho cabrío, y el hombre que llevaba los animales sacrificados fuera del campamento para quemarlos (v. 4, 24, 26, 28).
En todo el antiguo testamento vemos que se requerían las ceremonias del lavamiento de los israelitas y simbolizaban la necesidad que la humanidad tiene de ser limpia del pecado.
Pero cuando Jesús vino a hacer el sacrificio «una vez y para siempre», la necesidad de ceremonias de purificación cesó, como vemos en Hebreos 7:26-28
26 Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos; 27 que no tiene necesidad cada día, como aquellos sumos sacerdotes, de ofrecer primero sacrificios por sus propios pecados, y luego por los del pueblo; porque esto lo hizo una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo. 28 Porque la ley constituye sumos sacerdotes a débiles hombres; pero la palabra del juramento, posterior a la ley, al Hijo, hecho perfecto para siempre.
La sangre de los toros y de los machos cabríos sólo podía expiar los pecados si el ritual se realizaba continuamente, año tras año, mientras que el sacrificio de Cristo fue suficiente para todos los pecados de todos los que llegaran a creer en Él. Cuando se hizo Su sacrificio, Él declaró, «consumado es» (Juan 19:30). Luego, Él se sentó a la diestra de Dios, y ya no se necesita ningún otro sacrificio (Hebreos 10:1-12).
Cristo además cumplió el papel de sumo sacerdote al ofrecerse él mismo.
Continua siendo nuestro sumo sacerdote, intercediendo a nuestro favor.
Debido al cambio del sacerdocio levítico y el tabernáculo, los rituales asociados con el tabernáculo y el templo en el Antiguo Pacto ya no se requieren —incluyendo varias clases de ofrendas de comida y bebida, así como los lavamientos ceremoniales.
En el Nuevo Pacto, el pueblo de Dios ahora tiene un sumo sacerdote que es Cristo Jesús, quien intercede por nosotros continuamente.
Concluyo mi refexión de hoy leyendo con esta porción de la Escritura:
Hebreos 4:14-16
14 Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión. 15 Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. 16 Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.