Dios es Nuestro Amparo y Fortaleza

Salmo 46:1

Seguimos visitando algunos de los pasajes de la Biblia que fueron y son centrales tanto en el redescubrimiento como en la proclamación y defensa de las verdades del Evangelio, durante la Reforma del siglo XVI. Ahora consideramos el Salmo 46, en el cual Martín Lutero encontró inspiración para crear el himno más emblemático de esa época: “Castillo Fuerte es Nuestro Dios” –  Ein’ feste Burg ist unser Gott.

El poeta Heinrich Heine dice que este himno fue cantado por Lutero y sus compañeros mientras entraban a Worms el 16 de abril de  1521 para asistir a la dieta en la cual Lutero debía confirmar o negar sus  escritos. Otros afirman que fue un tributo  de Lutero a su amigo Leonhard Kaiser, mártir protestante ejecutado el 16 de agosto de 1527. También fue cantado en 1530 en Augsburgo en la dieta donde se presentaron las confesiones de la fe Reformada ante el Emperador, y en muchas otras ocasiones más cuando se proclamó y defendió   la verdad revelada en la Biblia. El más antiguo himnario existente en que aparece este himno es el de Andreas Rauscher (1531).

El testimonio denodado de la verdad del Evangelio requería valor y fortaleza ante las amenazas y violencia que sufrieron los creyentes a causa de su fe. ¿En dónde encontrar esa fuerza? Lutero volvió una vez más sus ojos a la Escritura para encontrar el amparo en la fidelidad de Dios, en el salmo 46.

Este salmo tiene tres tiempos, tres estrofas. Cada una de ellas termina con la frase “Jehová de los Ejércitos (Jehová Sabaoth), está con nosotros; nuestro refugio es el Dios de Jacob”, vv 7 y 11 (Algunos autores introducen este frase también al final del v. 4, lo cual es perfectamente congruente con la estructura del poema). Después de cada estrofa aparece la palabra selah –  pausa – para reflexionar. El tema central del salmo es que por cuanto Dios, el protector y defensor de su pueblo, está con nosotros,  ¡No temeremos!

El primer tema (vv 1-4) se describe como el caos total, el orden subvertido. Crisóstomo escribe: “Aunque veamos revolverse todo, una turbación insoportable, cosas que jamás habían sucedido, la entera creación reventando .  . . . los elementos trastocados . . . no temeremos.” El segundo tempo (vv 5 a 7), plantea en contraste un escenario de paz y bendición en la ciudad donde está la morada del Altísimo. Ante el trueno de Dios, se tambalea la tierra, pero su pueblo está guardado por él. La tercera estrofa (9 a 11), nos invita a contemplar las obras de Jehová y a reconocer que él es Dios; nos recuerda que el Señor será exaltado en todas las naciones en la tierra.

El himno de Lutero expresa las angustias, luchas y peligros propios del momento: “Demonios prontos a devorarnos, pérdida de los bienes, de los hijos y de la mujer”, pero afirma triunfal que el reino de Dios permanece para siempre. “Jehová de los Ejércitos está con nosotros; nuestro refugio es el Dios de Jacob.

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