La paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento – Filipenses 4:6-7

Meditación sobre Filipenses 4:6-7 por el A.I. Saulo Murguia A.
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México

Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.
Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.

Para los filipenses, la vida sin duda era preocupante. En la Iglesia primitiva, a la tensión y preocupaciones normales de la condición humana se añadía la preocupación de ser cristiano.
Su vida estaba en peligro por el solo hecho de ser cristiano.

Pablo muestra que eso se soluciona con la oración.

a) Pablo insiste en que podemos llevar absolutamente-todo a Dios en oración.
Así como un niño que puede llevarle todo a sus padres, teniendo la seguridad de que sea lo que sea lo que le suceda encontrará interés: sus pequeños triunfos o desilusiones, sus heridas o frustraciones pasajeras; de esa manera nosotros podemos llevar nuestras cosas a Dios, seguros de que el mostrará su interés y su ayuda.

b) Podemos presentarle nuestras oraciones, nuestras súplicas y nuestras peticiones a Dios; podemos orar por nosotros mismos. Podemos pedirle perdón por el pasado, podemos pedirle las cosas que necesitamos en el presente, y podemos pedir ayuda y dirección para el futuro.
Podemos llevar nuestro pasado y presente y futuro a la presencia de Dios. Podemos orar por otros. Podemos encomendar al cuidado de Dios a los que tenemos cerca y lejos que están en nuestra memoria y nuestro corazón.

c) Pablo dice «con acción de gracias». Todas las oraciones deben incluir, sin duda, el dar gracias por el gran privilegio de la misma oración. Pablo insiste en que debemos dar gracias en todo, en el dolor y en la alegría por igual.
Esto implica dos cosas: gratitud, y perfecta sumisión a la voluntad de Dios.
Sólo cuando estamos totalmente convencidos de que Dios hace todas las cosas bien y para bien podemos realmente sentir hacia Él la perfecta gratitud que demanda la oración creyente.

Cuando oramos, debemos siempre recordar tres cosas:
El amor de Dios, que siempre desea sólo lo mejor para nosotros
La sabiduría de Dios, que es el único que sabe lo que es mejor para nosotros
El poder de Dios, que es el único que puede hacer que suceda lo que es mejor para nosotros

Orando con una confianza perfecta en el amor, la sabiduría y el poder de Dios encontramos la paz de Dios.

El resultado de la oración creyente es que la paz de Dios será el centinela que guarde nuestros corazones.

La palabra que usa Pablo (frurein) es el término militar para montar la guardia.

Esa paz de Dios, dice Pablo, sobrepasa todo entendimiento.

Eso no quiere significa que sea tan misteriosa que la mente humana no la pueda entender, aunque eso también es cierto.
Quiere decir que la paz de Dios es tan preciosa que la mente humana, con toda su habilidad y conocimiento, nunca la puede producir; no es algo que uno puede tener o no tener a voluntad; es exclusivamente un don de Dios.

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