Dios se manifiesta – Éxodo 26:1-17

Meditación sobre Éxodo 26:1-17‬‬ por el A.I. José Antonio Velázquez
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México

Harás el tabernáculo de diez cortinas de lino torcido, azul, púrpura y carmesí; y lo harás con querubines de obra primorosa. La longitud de una cortina de veintiocho codos, y la anchura de la misma cortina de cuatro codos; todas las cortinas tendrán una misma medida. Cinco cortinas estarán unidas una con la otra, y las otras cinco cortinas unidas una con la otra. Y harás lazadas de azul en la orilla de la última cortina de la primera unión; lo mismo harás en la orilla de la cortina de la segunda unión. Cincuenta lazadas harás en la primera cortina, y cincuenta lazadas harás en la orilla de la cortina que está en la segunda unión; las lazadas estarán contrapuestas la una a la otra. Harás también cincuenta corchetes de oro, con los cuales enlazarás las cortinas la una con la otra, y se formará un tabernáculo. Harás asimismo cortinas de pelo de cabra para una cubierta sobre el tabernáculo; once cortinas harás. La longitud de cada cortina será de treinta codos, y la anchura de cada cortina de cuatro codos; una misma medida tendrán las once cortinas. Y unirás cinco cortinas aparte y las otras seis cortinas aparte; y doblarás la sexta cortina en el frente del tabernáculo. Y harás cincuenta lazadas en la orilla de la cortina, al borde en la unión, y cincuenta lazadas en la orilla de la cortina de la segunda unión. Harás asimismo cincuenta corchetes de bronce, los cuales meterás por las lazadas; y enlazarás las uniones para que se haga una sola cubierta. Y la parte que sobra en las cortinas de la tienda, la mitad de la cortina que sobra, colgará a espaldas del tabernáculo. Y un codo de un lado, y otro codo del otro lado, que sobra a lo largo de las cortinas de la tienda, colgará sobre los lados del tabernáculo a un lado y al otro, para cubrirlo. Harás también a la tienda una cubierta de pieles de carneros teñidas de rojo, y una cubierta de pieles de tejones encima. Y harás para el tabernáculo tablas de madera de acacia, que estén derechas. La longitud de cada tabla será de diez codos, y de codo y medio la anchura. Dos espigas tendrá cada tabla, para unirlas una con otra; así harás todas las tablas del tabernáculo. Harás, pues, las tablas del tabernáculo; veinte tablas al lado del mediodía, al sur. Y harás cuarenta basas de plata debajo de las veinte tablas; dos basas debajo de una tabla para sus dos espigas, y dos basas debajo de otra tabla para sus dos espigas. Y al otro lado del tabernáculo, al lado del norte, veinte tablas; y sus cuarenta basas de plata; dos basas debajo de una tabla, y dos basas debajo de otra tabla. Y para el lado posterior del tabernáculo, al occidente, harás seis tablas. Harás además dos tablas para las esquinas del tabernáculo en los dos ángulos posteriores; las cuales se unirán desde abajo, y asimismo se juntarán por su alto con un gozne; así será con las otras dos; serán para las dos esquinas. De suerte que serán ocho tablas, con sus basas de plata, dieciséis basas; dos basas debajo de una tabla, y dos basas debajo de otra tabla. Harás también cinco barras de madera de acacia, para las tablas de un lado del tabernáculo, y cinco barras para las tablas del otro lado del tabernáculo, y cinco barras para las tablas del lado posterior del tabernáculo, al occidente. Y la barra de en medio pasará por en medio de las tablas, de un extremo al otro. Y cubrirás de oro las tablas, y harás sus anillos de oro para meter por ellos las barras; también cubrirás de oro las barras. Y alzarás el tabernáculo conforme al modelo que te fue mostrado en el monte. También harás un velo de azul, púrpura, carmesí y lino torcido; será hecho de obra primorosa, con querubines; y lo pondrás sobre cuatro columnas de madera de acacia cubiertas de oro; sus capiteles de oro, sobre basas de plata. Y pondrás el velo debajo de los corchetes, y meterás allí, del velo adentro, el arca del testimonio; y aquel velo os hará separación entre el lugar santo y el santísimo. Pondrás el propiciatorio sobre el arca del testimonio en el lugar santísimo. Y pondrás la mesa fuera del velo, y el candelero enfrente de la mesa al lado sur del tabernáculo; y pondrás la mesa al lado del norte. Harás para la puerta del tabernáculo una cortina de azul, púrpura, carmesí y lino torcido, obra de recamador. Y harás para la cortina cinco columnas de madera de acacia, las cuales cubrirás de oro, con sus capiteles de oro; y fundirás cinco basas de bronce para ellas.

Vemos  la descripción a detalle  la construcción ahora del Tabernáculo, entendiéndose por Tabernáculo «la morada de Dios con su pueblo», podemos apreciar que esta es rica en detalles y al analizar cada uno nos llevaría mucho tiempo, con peligro de caer en especulaciones, lo más álgido e importante es que es diseño de Dios, como Él  lo ha ordenado hacer, ningún ser humano podría hacer en su imaginación algo que satisfaciera a  Dios, mas esta fue su voluntad y donde hará presencia por 600 años.

Lo que si podemos observar es que Dios pide las cosas de los mejores materiales pues el merece lo mejor de lo mejor en todo, eso incluye nuestras vidas, Él solo debe recibir la excelencia de nuestras vidas, nuestro servicio, nuestra adoración, que debemos llevar al «Tabernáculo»

En este lugar llevarían los sacrificio para la expiación de los pecados, pues sin sacrificio no hay perdón de pecados, siendo el lugar santísimo la morada de Dios, donde solo podrían entrar los sacerdotes y después de un riguroso rito de santificación pues estarían ante el tres veces Santi, ellos  recibían  las ofrendas para la expiación de pecados, más adelante veremos como fueron y quienes serían los sacerdotes.

Este Tabernáculo sería una morada móvil ya  que el pueblo lo llevaría donde fueran, pues Dios quiere manifestar su presencia en medio de ellos, su pueblo redimido, cabe destacar que el verdadero sacerdote sería Cristo quien se sacrificaría en la cruz para el perdón de nuestros pecados y quién intercederá, de manera santa, ante Dios por sus elegidos Al lugar santísimo solo pueden entrar los sacerdotes, y veremos a través de la historia que cuando Jesús murió en la cruz el velo que cubría el lugar santísimo se rasgo, pues todos los redimidos ahora tenemos acceso, por Jesús nuestro sacerdote, a la presencia de Dios.

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