Apartados por Dios – Exodo 29:1-37
Meditación sobre Exodo 29:1-37, por el el A.I. Jose A. Velazquez
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México
Apartados
Éxodo 29:1-37
Esto es lo que les harás para consagrarlos, para que sean mis sacerdotes: Toma un becerro de la vacada, y dos carneros sin defecto; y panes sin levadura, y tortas sin levadura amasadas con aceite, y hojaldres sin levadura untadas con aceite; las harás de flor de harina de trigo. Y las pondrás en un canastillo, y en el canastillo las ofrecerás, con el becerro y los dos carneros. Y llevarás a Aarón y a sus hijos a la puerta del tabernáculo de reunión, y los lavarás con agua. Y tomarás las vestiduras, y vestirás a Aarón la túnica, el manto del efod, el efod y el pectoral, y le ceñirás con el cinto del efod; y pondrás la mitra sobre su cabeza, y sobre la mitra pondrás la diadema santa. Luego tomarás el aceite de la unción, y lo derramarás sobre su cabeza, y le ungirás. Y harás que se acerquen sus hijos, y les vestirás las túnicas. Les ceñirás el cinto a Aarón y a sus hijos, y les atarás las tiaras, y tendrán el sacerdocio por derecho perpetuo. Así consagrarás a Aarón y a sus hijos. Después llevarás el becerro delante del tabernáculo de reunión, y Aarón y sus hijos pondrán sus manos sobre la cabeza del becerro. Y matarás el becerro delante de Jehová, a la puerta del tabernáculo de reunión. Y de la sangre del becerro tomarás y pondrás sobre los cuernos del altar con tu dedo, y derramarás toda la demás sangre al pie del altar. Tomarás también toda la grosura que cubre los intestinos, la grosura de sobre el hígado, los dos riñones, y la grosura que está sobre ellos, y lo quemarás sobre el altar. Pero la carne del becerro, y su piel y su estiércol, los quemarás a fuego fuera del campamento; es ofrenda por el pecado. Asimismo tomarás uno de los carneros, y Aarón y sus hijos pondrán sus manos sobre la cabeza del carnero. Y matarás el carnero, y con su sangre rociarás sobre el altar alrededor. Cortarás el carnero en pedazos, y lavarás sus intestinos y sus piernas, y las pondrás sobre sus trozos y sobre su cabeza. Y quemarás todo el carnero sobre el altar; es holocausto de olor grato para Jehová, es ofrenda quemada a Jehová. Tomarás luego el otro carnero, y Aarón y sus hijos pondrán sus manos sobre la cabeza del carnero. Y matarás el carnero, y tomarás de su sangre y la pondrás sobre el lóbulo de la oreja derecha de Aarón, sobre el lóbulo de la oreja de sus hijos, sobre el dedo pulgar de las manos derechas de ellos, y sobre el dedo pulgar de los pies derechos de ellos, y rociarás la sangre sobre el altar alrededor. Y con la sangre que estará sobre el altar, y el aceite de la unción, rociarás sobre Aarón, sobre sus vestiduras, sobre sus hijos, y sobre las vestiduras de estos; y él será santificado, y sus vestiduras, y sus hijos, y las vestiduras de sus hijos con él. Luego tomarás del carnero la grosura, y la cola, y la grosura que cubre los intestinos, y la grosura del hígado, y los dos riñones, y la grosura que está sobre ellos, y la espaldilla derecha; porque es carnero de consagración. También una torta grande de pan, y una torta de pan de aceite, y una hojaldre del canastillo de los panes sin levadura presentado a Jehová, y lo pondrás todo en las manos de Aarón, y en las manos de sus hijos; y lo mecerás como ofrenda mecida delante de Jehová. Después lo tomarás de sus manos y lo harás arder en el altar, sobre el holocausto, por olor grato delante de Jehová. Es ofrenda encendida a Jehová. Y tomarás el pecho del carnero de las consagraciones, que es de Aarón, y lo mecerás por ofrenda mecida delante de Jehová; y será porción tuya. Y apartarás el pecho de la ofrenda mecida, y la espaldilla de la ofrenda elevada, lo que fue mecido y lo que fue elevado del carnero de las consagraciones de Aarón y de sus hijos, y será para Aarón y para sus hijos como estatuto perpetuo para los hijos de Israel, porque es ofrenda elevada; y será una ofrenda elevada de los hijos de Israel, de sus sacrificios de paz, porción de ellos elevada en ofrenda a Jehová. Y las vestiduras santas, que son de Aarón, serán de sus hijos después de él, para ser ungidos en ellas, y para ser en ellas consagrados. Por siete días las vestirá el que de sus hijos tome su lugar como sacerdote, cuando venga al tabernáculo de reunión para servir en el santuario. Y tomarás el carnero de las consagraciones, y cocerás su carne en lugar santo. Y Aarón y sus hijos comerán la carne del carnero, y el pan que estará en el canastillo, a la puerta del tabernáculo de reunión. Y comerán aquellas cosas con las cuales se hizo expiación, para llenar sus manos para consagrarlos; mas el extraño no las comerá, porque son santas. Y si sobrare hasta la mañana algo de la carne de las consagraciones y del pan, quemarás al fuego lo que hubiere sobrado; no se comerá, porque es cosa santa. Así, pues, harás a Aarón y a sus hijos, conforme a todo lo que yo te he mandado; por siete días los consagrarás. Cada día ofrecerás el becerro del sacrificio por el pecado, para las expiaciones; y purificarás el altar cuando hagas expiación por él, y lo ungirás para santificarlo. Por siete días harás expiación por el altar, y lo santificarás, y será un altar santísimo: cualquiera cosa que tocare el altar, será santificada.
Lo primero que vamos a resaltar es que el sacerdocio es un llamado a servir a Dios, nadie puede designarse por sí solo esta tarea, ya que es un privilegio inmerecido otorgado por Dios.
Moisés es quien va a consagrar a Aarón y a sus hijos, los apartará para un servicio especial, lo que hoy conocemos como Instalación.
Dios le da instrucciones de llevarlos a la puerta del Tabernáculo donde les purificará por medio de sacrificios antes de entrar pues deben estar limpios y después serán ungidos puesto que el Señor es tres veces santo y el pecado no puede estar delante de Él, el ser unidos, es decir, poner aceite sobre su cabeza, era una señal visible para todos de que la persona era elegida por Dios para una tarea especial; así como Jesús fue ungido por María cuando derramó un valioso perfume sobre Él. Los sacerdotes, una vez purificados, podrán recibir los animales como ofrenda a Dios por los pecados, los cuales serán sacrificados pues no hay perdón de pecados sin derramamiento de sangre. Hago énfasis que Dios prepara a su pueblo en enseñanza pues estos sacrificios apuntaban a el Cordero que ha de ser sacrificado de un sola vez y para siempre, su hijo amado, Jesús el cordero perfecto, quien se ofrecerá en voluntad y morirá por nosotros cargando nuestras culpas sin conocer el pecado, pues es el único que cumplía a pie puntillas la Ley de Dios, su Padre amoroso, la paga del pecado es muerte.
Después de ser consagrados durante 7 días por Moisés, Aarón y sus hijos ya podrían llevaban las ofrendas en sacrificio por los pecados de quien llevaba los animales, los cuales eran quemados, una parte en el altar y la otra parte fuera del campamento y su sangre rociada sobre el altar para que la persona recibiera el perdón de Dios y pudiera entrar al lugar santo del tabernáculo.
Una vez más vemos que Dios cuida todos los detalles de como deben ser los sacrificios y las ofrendas que se presentan ante Él pues nuestra redención proviene de su mano y no de nuestra iniciativa, siendo Él quien nos elije y nos aparta para su servicio por lo que no son ritos que los hombres deban establecer sino que deben ser como Dios ordena
Con el sacrificio de nuestro Señor Jesucristo estos rituales quedaron en el pasado apuntando al verdadero Cordero, así como al Sumo sacerdote el cual también es Jesús, nuestro REDENTOR Y SALVADOR .
AMÉN