Matrimonio, el gran diseño de Dios – Génesis 2:24–25
Meditación bíblica sobre Génesis 2:24–25 por el Alfonso Abascal
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México
En las próximas semanas, Dios mediante estaremos hablando acerca del matrimonio entendiendo que el matrimonio es la base de la sociedad y principalmente saber que el matrimonio fue establecido por Dios. Podremos ver cuál es el plan que Dios nos revela a través de su palabra, conociendo los principios e instrucciones, pues la voluntad de Dios es que toda pareja se ame llegando a un profundo conocimiento uno del otro espiritual, emocional y físico; y, que ambos crezcan en su caminar juntos.
Lo primero que diremos es que el matrimonio es un acto voluntario en el que dos personas, hombre y mujer deciden unir sus vidas comprometiéndose a estar juntos, es decir, un compromiso por palabra “un pacto” Malaquías 2:14 dice la mujer de tu pacto.
Así, la primera base bíblica sobre el matrimonio en la biblia la encontramos en génesis 2: 24 – 25, por tanto: dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán una sola carne. Y estaban ambos desnudos, Adán y su mujer, y no se avergonzaban.
Lo primero a mencionar es que el matrimonio es una ordenanza de Dios como parte de su creación. Después encontramos cuatro principios importantes que si ponemos atención a cada uno de ellos y seguimos las indicaciones que Dios nos hace, con toda seguridad evitaremos conflictos y tendremos un buen matrimonio que crecerá en el camino de la felicidad.
Vale la pena mencionar que, aunque para algunos pueda sonar como algo anticuado fuera de moda, que hoy son otras épocas, otras costumbres, etc. No debemos olvidar que la Palabra de Dios es verdad, permanece para siempre y no cambia.
Ahora hablaremos de los cuatro principios mencionados en el versículo anterior y el propósito de cada uno de ellos.
- El hombre dejará a su padre y a su madre. Dejar, separarse, salir del seno materno. Lo primero que debemos establecer es lo que No significa, pues de ningún modo quiere que nos olvidemos de nuestros padres dejándolos y abandonándolos. De ser así, esto sería una contradicción al quinto mandamiento que dice “honra a tu padre y a tu madre”. El propósito de esta ordenanza es que una vez casados ya no debemos depender ni económica, ni emocional, ni físicamente de nuestros padres. Como una sola carne “el hombre y su mujer” deberán ser independientes, y vivir fuera de la casa de los padres. Iniciando solo ellos dos una nueva familia, muy probablemente se den sacrificios y luchas, pero a pesar de lo que todo esto implique es lo mejor; y es lo que Dios pide.
Ahora bien, reflexionemos sobre el papel de los padres, es importante entender cuál debe ser su tarea. Del mismo los padres deben dejar, y soltar a sus hijos permitiéndoles que ellos tengan su privacidad y vivan su matrimonio con aciertos y desaciertos. Como padres debemos recordarles que ambos vienen de contextos diferentes con educaciones e ideas distintas y en ese ser diferentes pueden complementarse. También como padres podremos sugerirles, aconsejarles, alentarles e incluso, consolarles; buscando siempre llevarlos a la reflexión para que ellos encuentren la mejor solución. Que aprendan a escucharse, a perdonarse, y sobre todo seguir adelante; permaneciendo unidos lo que será tema de nuestra próxima reflexión.