Jesús arroja el guante
El Domingo de Ramos está en el calendario cristiano desde los tiempos de la iglesia primitiva. La forma de celebrarlo ha cambiado de la más sencilla, hasta la más ostensible. Depende, por lo general, de cómo se entiende este día y su importancia.
Aunque el texto bíblico no lo dice, en la opinión pública fueron los niños quienes “tomaron ramas de palmera”, como lo dice en Juan 12:12. Los otros evangelios no dicen que eran ramas de palmeras, y tampoco no dice nada de los niños. Fueron los adultos los que cortaron ramas, las tendían en el camino y gritaban “Hosanna”.
Más tarde, cuando llegaron al templo, y Jesús volcó las, mesas de los cambistas, y las sillas de los que vendían palomas, algunos muchachos (así es la palabra en Mateo 21:15) gritaban ¡Hosanna al Hijo de David! Los principales sacerdotes y los escribas se quejaban con Jesús y le dijeron que les callara. Jesús entonces, citando el Salmo 8:2 responde y dice:
¿Nunca leísteis:
De la boca de los niños
Y de los que maman
Perfeccionasteis la alabanza?
(Mat. 21:16)
De ahí sale la costumbre de que fueron los niños los que mecieron las palmas. No cabe duda: había niños en la multitud, y ciertamente imitaron lo que hacían los padres, quizá entendiendo sólo en parte lo que hacían. Sin embargo, fue la multitud, “que era muy numerosa” que rendía homenaje a Jesús y lo recibieron como rey. Pero quedó en la tradición que eran niños y el Domingo de Ramos es un día en el cual se hace énfasis en los niños.
Lo que es importante es que los niños participaban, sí, pero como si fuera la manera mejor de glorificar de los judíos, con admiración y gratitud, con humildad, con y esperanza, en este día.
Lo que debemos tener en mente es la verdadera significación de este día. Es el día en que Jesús “arrojo el guante a Satanás”. (Antiguamente se decía “guantelete”, que es la pieza de la armadura que cubre la mano”). Arrojar esto era retar al enemigo e iniciar el combate. El propósito era de hacer reaccionar al enemigo, darle un reto que no podía rechazar.
El acto de Jesús de presentarse como el verdadero rey del pueblo de Dios, de la Casa de David era “arrojarle el guante a Satanás”. El pueblo lo reconoció y se alineó con Él. Las palabras del Antiguo Testamento, que emplea la gente dan testimonio de ellos. La soberana disposición de usar el burro profetizado y preparado muestra el control de Jesús sobre este día. Era el reto que resultó en un duro combate, pero, siete días más tarde, en la resurrección, se reveló el victorioso.
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith, boletín Buen Óleo domingo 9 de abril 2006.