Matrimonio, el gran diseño de Dios – Parte 4 – Efesios 5:23

Meditación bíblica sobre Efesios 5:23 por el Alfonso Abascal
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México

Parte 4: Liderazgo

El día de hoy retomaremos nuestras reflexiones acerca del matrimonio y recordaremos algo de lo que ya antes mencionamos.

Dijimos que el matrimonio es la base de la sociedad, pero principalmente el matrimonio, pero principalmente, el matrimonio fue establecido por Dios, a través del matrimonio podemos y debemos llegar a un profundo conocimiento uno del otro, un conocimiento espiritual, mental y físico; y que amándose mutuamente puedan crecer y caminar siempre juntos. También mencionamos que el propósito del matrimonio no solo es la procreación, también es compañerismo, es planear, esforzarse, es confianza, es constancia, fidelidad, es entregarse, es intimidad y, sin importar las circunstancias apoyarse; es ayuda idónea.

Génesis 2:18 dice: dijo Dios: no es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él.

En este maravilloso diseño de Dios, la mujer no solo es lo opuesto al hombre, a la vez es lo que le complementa; ayuda idónea.

En el matrimonio, no solo se da la procreación debe haber compañerismo, unidad y también intimidad sexual.

Así en ese maravilloso diseño de Dios se le da un papel o rol a cada uno de ellos; hoy hablaremos del papel o rol del hombre.

“porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la Iglesia” Efesios 5:23.

El hombre como cabeza en el matrimonio debe ejercer cuatro responsabilidades fundamentales: 1. Liderazgo, 2. Proveedor, 3. Protector, 4. Amante.

Hablaremos del liderazgo; en todo equipo debe haber un líder con el propósito de lograr un orden, del mismo modo en el matrimonio o en el hogar nunca debemos permitir que e den luchas de poder o voluntades. El esposo como cabeza y ejerciendo su liderazgo y tomando en cuenta la opinión y el deseo de su mujer llegará a acuerdos evitando los pleitos y la manipulación.

Un buen líder jamás es un tirano, no es aquel que da órdenes y grita haciendo menos a los demás y pasando por encima de todos. Un buen líder, antes de pensar en sí mismo, piensa en las necesidades de su esposa y familia, tiene un “corazón de siervo”.

El Señor Jesús nos dio ejemplo de ello. Lavó los pies a sus discípulos, para Jesús su primera preocupación era suplir las necesidades de sus discípulos, y pasar tiempo con ellos, y como líder conocerlos.

Así, del mismo modo, el esposo buscará tiempo para pasar con su esposa.

El apóstol Pedro dijo a los maridos: vivid con ellas (la esposa) sabiamente 1ª. De Pedro 3: 7. Debemos pedir en oración la sabiduría de Dios para conocer a nuestra esposa y como dice el libro de Eclesiastés 2:9 “Gozar de la vida con la mujer que amas”.

Ya mencionamos que un buen líder no es un tirano o se muestra con dureza, deberá mostrar su hombría con firmeza de carácter y habilidad para tomar decisiones difíciles. Mostrando su confianza en Dios y en sí mismo, para lograr sus metas. Un buen líder infunde respeto, no miedo, gobierna con firmeza, no con dureza, con ternura no con terror; “Gobierna con amor”.

Ahora lo contrario a ser un líder fuerte es ser un hombre débil, esto acarrea consecuencias, un hombre de carácter débil, regularmente se casa con una mujer de carácter fuerte, él encuentra más fácil e incluso cómodo dejar en ella las riendas del liderazgo, permitiendo antes esto que tomar su papel de líder. Lo cual se vuelve un círculo vicioso que se repetirá con los hijos. Lo que es contrario al diseño de Dios. Aquí el riesgo que si en algún momento él quisiera ejercer su papel de líder le será muy difícil e incluso no se le permitirá.

Recuerda “un buen liderazgo en el matrimonio, glorifica a Dios”.

Dios mediante, la semana próxima hablaremos de ser proveedor.

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