Ayudar a la Gente

Una de las tareas más difícil es la de ayudar a la gente. Las necesidades de muchas personas son demasiado obvias. Pero, no todos están de acuerdo con la definición y la especificación de ellas. Lo que piensan que necesitan, o sienten que necesitan, no es siempre realmente lo que les hace falta. El que ayuda tiene que tomar en cuenta las necesidades sentadas muchas veces son meras manifestaciones de las necesidades más básicas y más importantes.
El que quiera ayudar a la gente tiene que distinguir entre lo urgente y lo importante, que no siempre son lo mismo. Lo urgente tiene que tratarse de inmediato, aunque no necesariamente sea lo más importante. Pero, si se trata solamente de lo urgente y no se preocupa de lo importante, lo urgente tiende a repetirse. Cuando llega una persona con una enfermedad aguda o una llaga infectada hay que tratar estas necesidades de inmediato, pero si no se les enseña acerca de la salud y la higiene, estas condiciones se repiten constantemente, y hay que seguir tratando los problemas de infecciones agudas y llagas infectadas.
El ejemplo más usual es el del hambre. Al hambriento hay que darle de comer, pero no se le puede dar de comer todos los días, hay que desarrollar un programa, quizá comunitario, de la producción o adquisición de comida. Como dice el antiguo (muy trillado) refrán, que se dice que es chino, “más que darle un pez, hay que enseñarle a pescar”.
Al niño que por su pobreza, o la de su familia, no puede ir a la escuela, no es mucha ayuda darle una mochila para sus libros, o unos cuadernos, un juego de crayones y media docena de buenos lápices, aunque necesite estos elementos para asistir. Es menester corregir la situación que le prohíbe asistir a la escuela. También tenemos que preocuparnos acerca de lo que pasa en la escuela y las condiciones de ella.
Cuando no se puede ayudar a todos ¿cómo se puede decidir a quienes ayudar?, ¿cómo se decide por este lugar u no por el otro?, ¿cómo se trata con las personas que participan en la repartición de los bienes?, ¿cómo se exige de ellos el correcto cumplimiento?, si no se solucionan estos problemas lo que se entiende como ayuda puede causar más problemas que proporcionar ayuda.
Ayudar a la gente no es algo que podemos hacer solos, necesitamos la ayuda de organizaciones, sean ellas de la iglesia o sean las que llamamos “para-eclesiásticas”. Estas organizaciones deben ser de compasión y de mucho amor, pero también deben ser competentes. Tenemos que ayudar a la gente, y lo tenemos que hacer en sociedad con otros.

Iglesia Nacional Presbiteriana Berith, boletín Buen Óleo domingo 23 de abril 2023.

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