Matrimonio, el gran diseño de Dios – Parte 11
Meditación bíblica por el Alfonso Abascal
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México
La semana pasada hablamos de la importancia de que dentro del matrimonio exista el ser amigos, pues una característica de la amistad que encontramos en el amor fileo es el: compañerismo, interacción y la comunicación. Tres aspectos fundamentales para un buen matrimonio, en donde la comunicación juega un papel muy importante, pues a través de la comunicación que logramos entender las diferentes formas de ser, sentir, pesar y expresarse de cada uno. Y, es también por medio de la comunicación que reconocemos uno al otro nuestros talentos, capacidades y limitaciones, de tal manera de que sin criticarse cuando surge un conflicto se ataca el problema y no, uno al otro.
Así, hoy retomaremos el primer significado de la palabra Amor. Hablaremos de Epitumia que como ya lo mencionamos es un fuerte deseo sexual; recordemos que el matrimonio en su sentido más plano significa unidad en cuerpo, alma y espíritu.
En Efesios 5:31 – 32, el apóstol Pablo dice: “Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer y los dos serán una sola carne, grande es este misterio; más yo digo esto de Cristo y su Iglesia.”
Aquí el Apóstol Pablo hace un paralelismo con respecto al matrimonio y la Iglesia como la esposa de Cristo, siendo un misterio más profundo la unión que se da entre Cristo y su Iglesia por medio del Espíritu Santo.
El diseño de Dios desde Génesis fue establecer en el matrimonio una relación tan profunda, íntima, tierna y pura que se compara con la relación de Cristo y su Iglesia. Así, entonces es muy importante entender el matrimonio y la relación sexual desde un punto de vista bíblico.
1ª de Corintios 7: 3-5 (versión Dios habla hoy) “y tanto el esposo como la esposa deben cumplir con los deberes propios del matrimonio. Ni la esposa es dueña de su propio cuerpo, puesto que pertenece a su esposo, ni el esposo es dueño de su propio cuerpo, puesto que pertenece a su esposa. Por lo tanto, no se niegue uno al otro …”
A pesar de que hasta el día de hoy todavía hay personas que ven el sexo como algo sucio y pecaminoso, en este texto queda claro la importancia de practicar el acto sexual entre marido y mujer. Algo que ya mencionamos anteriormente y si recuerdan desde Génesis, Dios dijo que todo lo que había creado era bueno en gran manera.
Otro versículo que habla en el mismo sentido, lo encontramos en Hebreos 13:4 “Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla”. Aquí la palabra traducida del lecho es coitus, palabra que tiene que ver desde luego con el acto sexual.
Algo más que vale la pena mencionar es acerca del hecho de conocer el cuerpo (anatomía) de nuestro conyugue para así lograr la satisfacción sexual. Se recomienda el libro “el acto matrimonial” del Dr. Tim Lahaye.
Darse la oportunidad de dar placer sexual a su pareja, puede ayudar a edificar el amor genuino mutuamente. Y también como ya lo mencionamos antes, la importancia de pasar tiempo juntos, Deuteronomio 24:5 dice “Cuando alguno fuere recién casado, no saldrá a la guerra ni en ninguna cosa se le ocupará; libre estará en su casa por un año para alegrar a la mujer que tomó.”
Esto era algo común que se daba en el pueblo de Israel en el antiguo testamento. Hoy difícilmente las parejas podrían tomarse un año, pero Dios en su Ley da mucha importancia a la necesidad de que la pareja recién casada se conozcan uno al otro y se den el tiempo para hacerlo.
Todo lo anterior mencionado son algunos de los aspectos positivos, ahora mencionaremos los negativos, es decir, situaciones que al darse dentro del matrimonio generan rechazo, resentimiento o rencor y una de ellas es la infidelidad. 1ª de Corintios 6:16 y 17 dice “¿o no sabéis que el que se une con una ramera, es un cuerpo con ella? Porque dice: los dos serán una sola carne. Pero el que se une al Señor un espíritu es con Él”
Definitivamente es fundamental mantenerse fiel dentro del matrimonio, y, como dice el apóstol Pablo, por el espíritu renovados y transformados permanecer firmes en los votos matrimoniales.
“El verdadero hombre no es aquel que tiene muchas, sino el que es capaz de mantenerse fiel a una sola”
Otro aspecto negativo es el egoísmo 1ª de Corintios 13:5 en una parte dice “el amor…. no busca lo suyo” ¡cuidado!, en el matrimonio el egoísmo es fatal, cuando solo se busca la satisfacción de uno mismo, se provoca desilusión, frustración y resentimiento.
Problemas no resueltos: es común que se den celos o resentimientos en ambos por relaciones pasadas. Para que se logre un mutuo respeto en el matrimonio, si hay situaciones del pasado que perdonar debemos hacerlo mutuamente, incluidas las relaciones sexuales, si las hubo.
Efesios 4:32 dice: “Antes sed benignos unos con otros, misericordiosas, perdonándonos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.”
Otros problemas psicológicos y fisiológicos que se pueden dar es la frigidez o impotencia.
La frigidez es la falta de deseo o de placer sexual, las causas pueden ser: problemas físicos, experiencias desagradables o traumáticas y una información incorrecta o equivocada acerca del sexo.
Impotencia; da como resultado la incapacidad de realizar el coito y la causa puede ser psicológica o fisiológica. Problemas en el trabajo y conflictos familiares pueden generar tal tensión derivando en impotencia. Cuando esto sucede es común que se piense que ya no son atractivos el uno al otro. Lo primero que se debe hacer es hablarlo, buscar ayuda y solucionarlo.
Mortificar o criticar: cuando ella se queja por no ser cariñoso y que se le trata con indiferencia, pero ella no se da cuenta de que antes le ofendió con su boca, por lo que se muestre indiferente, en este aspecto es importante resolverse pronto, antes de caer en un círculo vicioso.
Uno más es la falta de limpieza, esto quizá puede parecer exagerado y sin importancia, pero la higiene personal como el bañarse, cepillarse los dientes, usar ropa limpia, etc. Sí puede afectar la vida íntima (tómese en cuenta).
Otro aspecto importante a considerar es caer en los extremos, es decir, un exceso de o una falta de, así, como el uso de alcohol, drogas o pornografía todo esto desvirtúa el acto sexual de la forma en la que Dios lo creo. Estos últimos conceptos causan mucho daño en la relación de pareja, nada más lejos de la realidad y algo que hay que evitar al máximo.
Recuerda: Dios nos ha llamado a una vida santa, no a una vida de libertinaje y promiscuidad; si necesitas, búscala.