La obra concluida – Éxodo 39:32-43
Meditación sobre Éxodo 39:32-43 por el A.I. José Antonio Velázquez
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México
Iniciamos con la lectura:
Así fue acabada toda la obra del tabernáculo, del tabernáculo de reunión; e hicieron los hijos de Israel como Jehová lo había mandado a Moisés; así lo hicieron. Y trajeron el tabernáculo a Moisés, el tabernáculo y todos sus utensilios; sus corchetes, sus tablas, sus barras, sus columnas, sus basas; la cubierta de pieles de carnero teñidas de rojo, la cubierta de pieles de tejones, el velo del frente; el arca del testimonio y sus varas, el propiciatorio; la mesa, todos sus vasos, el pan de la proposición; el candelero puro, sus lamparillas, las lamparillas que debían mantenerse en orden, y todos sus utensilios, el aceite para el alumbrado; el altar de oro, el aceite de la unción, el incienso aromático, la cortina para la entrada del tabernáculo; el altar de bronce con su enrejado de bronce, sus varas y todos sus utensilios, la fuente y su base; las cortinas del atrio, sus columnas y sus basas, la cortina para la entrada del atrio, sus cuerdas y sus estacas, y todos los utensilios del servicio del tabernáculo, del tabernáculo de reunión; las vestiduras del servicio para ministrar en el santuario, las sagradas vestiduras para Aarón el sacerdote, y las vestiduras de sus hijos, para ministrar en el sacerdocio. En conformidad a todas las cosas que Jehová había mandado a Moisés, así hicieron los hijos de Israel toda la obra. Y vio Moisés toda la obra, y he aquí que la habían hecho como Jehová había mandado; y los bendijo.
Cada una de las partes del Tabernáculo, fue elaborada con tal precisión conforme a las instrucciones que dio Jehová, más sin embargo estas fueron revisadas una a una con el mayor cuidado posible por Moisés, todo a las indicaciones que dio e instruyó Jehová, pues todo debía ser de acuerdo a la voluntad de Dios. Así también las vestimentas de los Levitas, prenda por prenda. Vemos que el Señor proveyó en abundancia, a tal grado que tuvieron que suspender las aportaciones del pueblo de Israel.
El Señor ya tiene su morada en medio de su pueblo y Moisés sabe que Jehová no necesita una morada hecha por el hombre, sino que más bien el hombre en ese momento debía entender que Dios estaba en medio de ellos, ¿pues que tan difícil sería para el Creador de todo lo existente hacer una morada para Él? antes de un abrir y cerrar los ojos la tendría y aún más bella; pero Dios quiere resaltar su presencia en el pueblo escogido, para manifestar su gracia, su amor y misericordia así como enseñarnos que todo proviene de Él.
Y les da el privilegio de participar en la construcción de Tabernáculo, como hoy nos da el privilegio de ser parte su amada Iglesia, de conformar el cuerpo de Cristo, una Iglesia viva, dónde Jehová se vuelca en amor y misericordia, donde ya no hay muros ni utensilios de oro y plata ni vestiduras de lino fino, ni pelos de camello y tejón teñida de bellos colores, hoy ese tabernáculo de adoración está conformado por la Iglesia, el cuerpo Glorioso de Cristo, es decir por cada creyente, por usted por mí, por todos aquellos que fueron escogidos, como lo fue cada uno de nosotros, hoy nos vestimos conforme a nuestra investidura, que él Señor nos ha dado.
El día de hoy tenemos al sumo Sacerdote quien ha intercedido por nosotros, al Cordero sacrificado una sola vez y para siempre por nuestros pecados, el Tabernáculo se ha concluido pues es necesario para que el único Dios tres veces Santo pueda estar cerca de su pueblo, y ahora el Espíritu Santo habita en nosotros, vive en cada uno de sus hijos para darnos la enseñanza de la adoración, así como el saber y sentir su presencia en la vida diaria y conducirnos de acuerdo a sus instrucciones.