El gran día llegó – Éxodo 40:1-38
Meditación sobre Éxodo 40:1-38 por el A.I. José Antonio Velázquez
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México
Iniciamos con la lectura:
Luego Jehová habló a Moisés, diciendo: En el primer día del mes primero harás levantar el tabernáculo, el tabernáculo de reunión; y pondrás en él el arca del testimonio, y la cubrirás con el velo. Meterás la mesa y la pondrás en orden; meterás también el candelero y encenderás sus lámparas, y pondrás el altar de oro para el incienso delante del arca del testimonio, y pondrás la cortina delante a la entrada del tabernáculo. Después pondrás el altar del holocausto delante de la entrada del tabernáculo, del tabernáculo de reunión. Luego pondrás la fuente entre el tabernáculo de reunión y el altar, y pondrás agua en ella. Finalmente pondrás el atrio alrededor, y la cortina a la entrada del atrio. Y tomarás el aceite de la unción y ungirás el tabernáculo, y todo lo que está en él; y lo santificarás con todos sus utensilios, y será santo. Ungirás también el altar del holocausto y todos sus utensilios; y santificarás el altar, y será un altar santísimo. Asimismo ungirás la fuente y su base, y la santificarás. Y llevarás a Aarón y a sus hijos a la puerta del tabernáculo de reunión, y los lavarás con agua. Y harás vestir a Aarón las vestiduras sagradas, y lo ungirás, y lo consagrarás, para que sea mi sacerdote. Después harás que se acerquen sus hijos, y les vestirás las túnicas; y los ungirás, como ungiste a su padre, y serán mis sacerdotes, y su unción les servirá por sacerdocio perpetuo, por sus generaciones. Y Moisés hizo conforme a todo lo que Jehová le mandó; así lo hizo. Así, en el día primero del primer mes, en el segundo año, el tabernáculo fue erigido. Moisés hizo levantar el tabernáculo, y asentó sus basas, y colocó sus tablas, y puso sus barras, e hizo alzar sus columnas. Levantó la tienda sobre el tabernáculo, y puso la sobrecubierta encima del mismo, como Jehová había mandado a Moisés. Y tomó el testimonio y lo puso dentro del arca, y colocó las varas en el arca, y encima el propiciatorio sobre el arca. Luego metió el arca en el tabernáculo, y puso el velo extendido, y ocultó el arca del testimonio, como Jehová había mandado a Moisés. Puso la mesa en el tabernáculo de reunión, al lado norte de la cortina, fuera del velo, y sobre ella puso por orden los panes delante de Jehová, como Jehová había mandado a Moisés. Puso el candelero en el tabernáculo de reunión, enfrente de la mesa, al lado sur de la cortina, y encendió las lámparas delante de Jehová, como Jehová había mandado a Moisés. Puso también el altar de oro en el tabernáculo de reunión, delante del velo, y quemó sobre él incienso aromático, como Jehová había mandado a Moisés. Puso asimismo la cortina a la entrada del tabernáculo. Y colocó el altar del holocausto a la entrada del tabernáculo, del tabernáculo de reunión, y sacrificó sobre él holocausto y ofrenda, como Jehová había mandado a Moisés. Y puso la fuente entre el tabernáculo de reunión y el altar, y puso en ella agua para lavar. Y Moisés y Aarón y sus hijos lavaban en ella sus manos y sus pies. Cuando entraban en el tabernáculo de reunión, y cuando se acercaban al altar, se lavaban, como Jehová había mandado a Moisés. Finalmente erigió el atrio alrededor del tabernáculo y del altar, y puso la cortina a la entrada del atrio. Así acabó Moisés la obra. Entonces una nube cubrió el tabernáculo de reunión, y la gloria de Jehová llenó el tabernáculo. Y no podía Moisés entrar en el tabernáculo de reunión, porque la nube estaba sobre él, y la gloria de Jehová lo llenaba. Y cuando la nube se alzaba del tabernáculo, los hijos de Israel se movían en todas sus jornadas; pero si la nube no se alzaba, no se movían hasta el día en que ella se alzaba. Porque la nube de Jehová estaba de día sobre el tabernáculo, y el fuego estaba de noche sobre él, a vista de toda la casa de Israel, en todas sus jornadas.
Por fin el día anhelado había llegado, la organización meticulosa y la inspección personal de Moisés darían el resultado de una obra perfecta, pues Dios mismo instruyó a Moisés de la forma y el cómo se debería hacer cada pieza, así como cada prenda, el ensamblaje es rápido y fluido, como si cada obrero participante ya lo hubiese hecho con anterioridad, esto ahorraría tiempo y esfuerzo. La obra estaba por consumarse, la morada de Jehová en medio de su pueblo. Esto es una manifestación más de que Dios siempre está con ellos.
Nada escapa a la supervisó de Moisés, así como la santificación de todos los elementos, fungiendo Moisés como el sumo sacerdote, pues Aarón no había sido instalado aún.
Después de instalar el Tabernáculo, Dios se hace presente mediante una nube y permanece sobre el tabernáculo, manifestando su presencia salvadora como lo hizo en el desierto en pleno día, cuando daba sombra al pueblo de Israel en el día y por la noche se manifestaba como una columna de fuego a la cual había que seguir o parar según fuere el caso.
Dios se manifiesta como un libertador; la servidumbre quedo atrás, hoy es un pueblo libre para adorarle y glorificarle y tiene el tabernáculo como una manifestación visible de la presencia de Jehová quien les dio libertad y formó como su nación, la morada de Dios en medio de ellos, para que su vida gire alrededor de Él.
Su pueblo en ese momento establece una relación directa con Dios. Todos tenían la oportunidad de confesar sus pecados y expiar mediante un sacrificio, sacrificio qué apuntaba hacia el que sería de una vez y para siempre por el cordero de Dios que quita los pecados, el pueblo va a aprender a ver a su Salvador a través de todos los ritos que el Señor ordenará se realicen en ese santo lugar, nosotros tenemos el privilegio de ver a quien se sacrificó una única vez y para siempre nuestro Señor Jesucristo y recibir así la dicha de ser su pueblo y nación santa.